Diferentes son las maneras de mostrar la obra de uno o varios artistas, pero siempre debe haber una serie de criterios a la hora de concebir el concepto, seleccionar, componer el montaje, ponerlo en escena y darlo a conocer.
En estos días se realiza PHOTOALICANTE y precisamente algunas de las exposiciones se destacan por sus acertados montajes como la exposición “Alegorías de lo cotidiano”, en el centro alicantino de arte contemporáneo Las Cigarreras; “Subir a por aire” de Masha Petrova en el Centro 14, o, «Sweetheart» de Mar Blanes, pero en el mismo evento hay cierto despropósito que vale la pena comentar.
Para quien aún no lo sabe, PHOTOALICANTE se propone como un evento que, desde una disciplina tan notoria y contemporánea como la fotografía, quiere ser el encuentro en el que colaboran las más destacadas instituciones (públicas y privadas) que participan de la vida cultural y artística de la ciudad de Alicante. Es también un proyecto colaborativo y participativo que apuesta por la innovación y el desarrollo de nuevos espacios creativos, buscando ofrecer nuevas experiencias a todos los sectores e individuos involucrados en el entorno cultural.
Partiendo de las exposiciones tradicionales, pasando por las intervenciones urbanas y llegando a los nuevos modelos de desarrollo fotográfico, en sus cinco años PHOTOALICANTE ha traído a la ciudad la obra de importantes fotógrafos, a ellos como talleristas y conferencistas; a críticos, maestros, investigadores, curadores y galeristas como visionadores de los portafolios fotográficos de artistas noveles y medianamente consolidados. También ha presentado exposiciones de jóvenes promesas y lenguajes poco frecuentes como la fotografía móvil y los trabajos expuestos en Instagram.
Este año además se realiza el BEPHOTO 2018, Congreso internacional de fotografía contemporánea. «Territorios Fotográficos: Entre el camino de la acción y el espacio de participación». que tendrá como Centro Cultural Las Cigarreras (Alicante). Del 15 al 18 de marzo de 2018, en las Cigarreras.
40 x 50
Entre la dicha para el espíritu que deja encontrarse tanto trabajo bueno en las distintas salas alicantinas, ver cierta exposición me ha dejado un sabor amargo, el corazón aplastado y el cerebro abarrotado de imágenes imposibles de apreciar e incluso inapreciables por su baja calidad. Me refiero a la exposición “A través del visor”, que se presenta en el Centro municipal de las artes, organizada por el Club fotográfico de Alicante.
Hablando con algunos de los presentes, la opinión generalizada era bastante elocuente y deprimente sobre el criterio de selección de la obra expuesta, aun cuando muy diverso frente a la fotografía exhibida. Esto puede analizarse desde dos ópticas diferentes.
Es cierto que es un club fotográfico se reúnen fotógrafos con trayectorias importantes y personas que recién se inician en este mundo creativo tan diverso en sus lenguajes, técnicas y resultados, pero también es verdad que el criterio expositivo era poco apropiado: “El Tamaño de los marcos serán de 40×50 y el color negro. De la fotografía no importa el tamaño mientras que esté dentro de las medidas de los marcos”.
Como respuesta se presentaron 103 fotografías de 45 autores para ser expuestos en un lugar que no permite tal cantidad de imágenes porque quedan totalmente abigarradas. Incluso 45 fotografías es un exceso para el tamaño de la sala del Centro Mmunicipal de las Artes. Error que ya se ha visto frecuentemente en exposiciones previas de esta y otras organizaciones, tanto en esta como en otras salas de la ciudad.
Cabe señalar que, si ha habido un curador, su criterio de “selección” es desconcertante para el espectador. Por supuesto hay obra bastante destacable como los trabajos de Isabel Rico, Salvador Galán o Luis Rivera Zamora que son muy contemporáneos; tradicionales que se renuevan con éxito como Vicente Bataller Alventosa y Manuel López Puerma, poco conocidos con trabajos interesantes como José Luis Paz Cañaveras y José Carlos Hernández Terrón, o, retratos clásicos como los de José Antonio Ramírez Yeboles. Una obra que parece romper con los cánones tradicionales ya establecidos como criterio de selección, ha sido la de Javier González Rey.
Por otra parte, hay obra de muy baja calidad; fotografías abigarradas, con despliegue de aprendizaje mal orientado del Photoshop, uso excesivo y sin ningún sentido de filtros y montajes poco acertados. Que es una exposición en la que también exhiben novatos, por supuesto que esto se sabe, pero sería interesante crear un criterio de la puesta en escena que diferencia los diferentes niveles de desarrollo al ver las obras.
Desde otra óptica
Mi reflexión parte de que todo tiene su tiempo, así algunos vayamos más rápido o lento que otros. Ser miembro y pagar la cuota de una organización (esto sucede en diferentes organizaciones de la ciudad) o muy amigo de quien hace la curaduría no puede ser el criterio para exponer, traigamos a la mente diferentes abarrotadas exposiciones vistas en la Lonja.
Creo que uno de los problemas radica en que se requiere contar con el apoyo de alguien que realmente sea curador y de un experto en montaje expositivos que por lo menos ayuden en la selección y den algunas orientaciones sobre cómo hacerlo.
Cuando la selección falla, no hay poder humano que salve la exposición
Hablaré aquí del rol del comisario y los criterios mínimos para el desarrollo de un concepto, un discurso y el montaje en una exposición. Obviamente se puede montar una exposición sin ninguna pretensión, pero el criterio no puede ser el tamaño, es más, este nunca debería primar. Es importante que haya un eje o discurso-narrativo sobre el concepto de esta: sujetos, cronológico, temático, nivel de desarrollo en el campo o bien un ítem substancial como libertad, solidaridad, discriminación. Este principio nos dice qué poner y dónde ubicarlo, porque los vecinos y el poco espacio entre ellos, siempre termina afectando la convivencia.
La cantidad de obra debe corresponder a un criterio espacial de montaje, pues siempre estará supeditada a las posibilidades del espacio físico y, desde luego, es lo primero para tener en cuenta. Y aun cuando el espacio es apropiado para exposiciones también es cierto que se debe “musealizar” el local, es decir, adecuarlo a las necesidades de la exposición y creando las condiciones para que se corresponda con el que se espera sea el recorrido para la visualización.
Por último y tal vez el más importante criterio está en el proceso de selección, que conlleva un proceso de eliminación, que para algunos es casi un “arte en sí mismo”. El deseo de quedar bien con todos es tal vez el más nocivo a la hora de seleccionar; el comisario tiene que tener perfectamente claro que siempre habrá alguien descontento con la selección pero que no hay remedio, no todo se puede mostrar. Menos, es más, si está justificado y responde al concepto.
Como aquí parece que también fallaron los argumentos, dejo a los lectores una recomendación del mexicano Óscar Colorado Nates, profesor, crítico, analista y promotor de la fotografía: “Es importante aprender a tener argumentos como “no es que tus fotos sean malas, es que aún no es tu momento”, “tu foto es fantástica, pero ya tenemos otros seis atardeceres y Juanita apenas si logró exponer una foto y es ¡un atardecer!”, “tus fotos me encantaron, pero tuve que limitarme a cinco por artista”, “no incluí esa, pero ¡no podía faltar tu anciano en el muelle!”, “es que los del … (puede ser tu institución-villana favorita) no quisieron”, etc.”.
Cabe señalar que se debe comentar con criterio. Recuerdo que, a mí con relación a la obra presentada para una exposición en la Lonja, el “curador” me dio respuestas como “una fotografía tiene solo dos dimensiones” a lo que yo respondí con la pregunta ¿si la fotografía se expone virtualmente como imagen sobre una pared de un edificio, el pedazo que entra por la ventana deja de serlo? Ese mismo personaje, ya en calidad de público, comentó con relación a una instalación fotográfica, expuesta en esa misma sala, en la que se incluía una boa de plumas color fucsia que colgaba de una de las fotografías que representaba la cabeza del personaje: “la sala de exposiciones no es un circo”; por supuesto yo tenía claro de antemano que yo sí “soy un buen payaso”.
Tendedero de ropa
He visto ciertas exposiciones en «El Claustro» cuyo montaje expositivo recuerda el típico “Tendedero de ropa», debo decir que aun cuando esto es bastante arriesgado, poner fotos iguales en tamaño y en marcos pesados nos aleja del concepto base, porque justo las prendas son todas de distinto tamaño. Al respecto recuerdo que el Centro Creativo “La Postiza”, en ALIBABA Photo festival, en La Cueva (Murcia), lo resolvieron imprimiendo las fotografías en prendas de uso interior femenino. En Alicante, en L´Spai, en una expo de PHOTOALICANTE (2015) colgaron las imágenes en pequeño formato y sujetas con pinzas de madera para ropa.
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