Allende ganó las elecciones en 1970 tras haberse presentado tres veces (1952,1958,1964), y cuando consiguió llegar a la presidencia de Chile tuvo que pactar con la Democracia Cristiana de Frei, que a cambio de su apoyo en el parlamento exigió garantías de que su “vía al socialismo” se ajustaría al marco legal y constitucional del país. Nixon, presidente de los Estados Unidos, había urdido un plan maquiavélico para impedir la investidura de Allende, que consistía en que el candidato de la derecha, Alessandri, a pocos puntos del ganador, renunciara a la presidencia y de esta manera garantizara a Frei el sillón presidencial en unas nuevas elecciones. El Plan B sería el golpe de estado del 73.
Salvador Allende ya no era joven en aquel entonces, pero había participado en la vida política desde 1929 como líder estudiantil y fundador del Partido Socialista chileno, en 1933. Antes de ser secretario general, fue diputado y ministro, consiguiendo importantes mejoras en la salud de los ciudadanos, distribuyendo medicamentos contra el tifus y las enfermedades venéreas, implantando la atención dental en las escuelas, creando hospitales y otros proyectos sociales en el gobierno del Frente Popular de Pedro Aguirre Cerda. Ejerció hasta 1966 como presidente del senado y al retirarse la prensa conservadora le rindió un homenaje.
¿Era Allende un rabioso marxista, o un socialdemócrata? Es probable que antes que a Marx y Engeles estudiara y admirara a Bakunin, puesto que su primer maestro en cuestiones políticas fue un anarquista italiano refugiado en Chile, el zapatero Giovanni Demarchi. Cuando asumió el poder, el Partido Socialista estaba en la órbita cubana, buscaba la revolución de manera inmediata, a diferencia del Partido Comunista, que adoptó una postura conservadora al respecto. El PS chileno tenía un ala extremista liderada por Carlos Altamirano, al que los adversarios apodaban “El Termocéfalo”, por razones que se pueden imaginar. Más cerca del MIR, organización de extrema izquierda periférica, luchaba por la radicalización del proceso.
Una vez divisé a Allende en un coche descapotable saludando a las masas. Era muy distinto a la imagen de los retratos. Su figura parecía tallada a hachazos sobre un tronco de roble. Vestía con la descuidada elegancia de un lord inglés y tenía una oratoria de oro de ley.
Era un majestuoso león que murió defendiendo sus ideales y rugió hasta el final acosado en su palacio. Dejó el listón muy alto a sus seguidores porque una cima como él, tan alta como los Andes, no admite imitaciones mediocres.
SOCIALISTA HUMANISTA
El español Joan Garcés (Lliria, Valencia, 1944), Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de París Sorbonne (Premio Nobel Alternativo, en 1999), asesor de Mitterand (1974) y cofundador de la Federación de Partidos Socialistas de España y del Partit Socialista del País Valenciá y en 1979 de la corriente Izquierda Socialista en el PSOE, fue asesor político del Presidente Allende. En el prólogo al recopilatorio de discursos del presidente socialista chileno publicado por Público (2010, selección de Marcos Roitman) escribe lo siguiente : “La palabra y obra de Salvador Allende son testimonio de cinco décadas de vida colectiva. Sus raíces y su proyección trascienden los límites temporales del ciclo vital de su persona”. Haciendo un esbozo cronológico y biográfico de su figura, el profesor español señala que los planeamientos esenciales que se hallan en sus discursos como presidente están enunciados por el que fuera un joven Ministro y parlamentario en el año 1939. Allende era un formidable orador pero también un político que hacía de su verbo una labor de docencia permanente. En aquel momento impulsaba la creación de un Frente Popular, que no es lo mismo que un partido con un programa socialista sino una coalición social de partidos, sindicatos y movimientos cívicos independientes, como una barricada ideológica defensiva frente a la amenaza del fascismo, que ya tenía adeptos en Chile que marchaban uniformados como las hordas hitlerianas de Alemania. Como dique contra ellos, Allende entendía que había que construir una alternativa liderada por los socialistas y que agrupara a “obreros, campesinos, empleados y pequeños burgueses”, contra el fascismo, la oligarquía y el imperialismo estadounidense.
El partido en el que militaba Allende nació bajo el postulado de “independencia de los partidos de filiación internacional, contra la beligerancia suicida de las fracciones obreras, el agresivo desprecio por las clases medias o pequeños burgueses y la práctica de teorías universales que no contemplen la realidad indoamericana” (Discurso en la Cámara de Diputados, 7 de junio de 1939).
En 1972 George Bush, futuro Director de la CIA en 1976, en su condición de embajador de la Administración Nixon ante la ONU, se reunió con el Presidente Allende. El mandatario chileno había viajado a Nueva York a exponer ante la Asamblea General las conspiraciones de algunas multinacionales (particularmente la minera expropiada por el gobierno socialista) contra el Estado de Chile. El encuentro duró el tiempo del diálogo que recoge Garcés :
Allende: “Quiero reiterar a su gobierno que el pueblo de Chile desea tener las mejores relaciones dentro del mutuo respeto. No identifico al pueblo de Estados Unidos con las acciones de la CIA en los asuntos internos de mi país “.
Bush : “Señor Presidente, la CIA es también el pueblo de los Estados Unidos”.
Allende, levantándose del sillón: “Señor Embajador, le ruego que se retire”.
Bush, sonrojado y confuso balbucea: “Sr. Presidente, ¡he dicho algo improcedente?”.
Allende: “La entrevista ha terminado. Adiós”.
Para el presidente socialista de Chile la independencia económica era vista como la recuperación de nuestras fuentes de materias primas para el Estado. Y agregaba: “Solo así se podrá conquistas nuestra segunda independencia, la independencia económica”.
Cuando toma posesión de la Presidencia de la República el 4 de noviembre de 1970 expresa un rechazo explícito a la “dictadura del proletariado”. Es, ante todo un humanista sensible ante el sufrimiento, la desigualdad, la explotación individual o colectiva, en su patria o en otro país, explica su antiguo asesor. “Allende entiende el socialismo como el desarrollo de las libertades políticas hacia las económicas y sociales”.
Yo era un joven aprendiz de periodista por aquella fecha. Y pude presenciar la feroz crispación que una derecha herida por la derrota y que consideraba el poder del Estado como su patrimonio y heredad de clase, desencadenó hasta lograr sus objetivos mediante la violencia y una represión sangrienta instrumentalizando a las fuerzas armadas de la nación.
Ese día nefasto, el de la rebelión militar contra el pueblo indefenso, escuché el último discurso del Presidente en el palacio presidencial asediado y en llamas:
“En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor”.
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