Antonio Márquez viene a Villena este sábado como una de las figuras más sólidas del clásico español. Comenzó sus estudios de danza a los 12 años en Ibiza, aunque no sé si parla mallorquí,  y en 1981, de vuelta a Madrid, ingresó en la escuela del Ballet Nacional de España, donde comenzó a bailar como profesional un año después. Primero, y bajo la dirección de María de Ávila, como bailarín solista, después, con José Antonio de director, como primer bailarín.

En 1995, tras un largo recorrido como intérprete, funda la Compañía de Antonio Márquez, que se estrenó en el Teatro de la Maestranza de Sevilla con la obra Movimiento perpetuoReencuentros (1996) con coreografía de José Granero, Movimiento flamenco (1997), con colaboración coreográfica de Javier Latorre, El sombrero de tres picos (1998), Bolero, Boda Flamenca (2001) y Noche flamenca, algunas de las obras que vinieron después al frente de su compañía.

Antonio Márquez, artista de gran reconocimiento internacional, ha recibido premios como el Premio Nureyev (1997) otorgado por la crítica italiana; el Premio al Artista más Valorado (2001), recibido también en Italia; el Primer Premio del Festival Internacional de Danza de Jerez (2003); el Premio Actúa de la Fundación AISGE (2018).

Hay ha venido a hablar con nosotros de lo más importante que es la danza, de lo más íntimo que es él además de darnos alguna pista de la representación en el Teatro Chapi de este sábado.

La danza y Antonio Márquez

Pregunta: Si estuvieras en una mesa redonda y te preguntaran que valor tiene o aporta la danza a la persona-espectador, ¿qué contestarías?

R: Las personas que se suben al teatro y representan la danza española significan muchas emociones. Y ese es el principal valor que yo considero. La danza española es muy grande con obras emblemáticas y muy rico.

P: La danza se parece quizá mucho a la poesía porque no solo hay que apreciar la estética o su belleza plástica sino que además tiene que emocionar o sorporender.

R: Todos los que escriben comunican con el público. Y la danza es igual. El bailarín aprende los pasos y cuando te subes al escenario, se tiene uno que olvidar de eso porque los pasos tienen que emocionar más allá de la técnica, es necesario transmitir la historia a través de la danza con oficio incluyendo sus silencios que también son esenciales.

P: Como coreógrafo tienes además una carrera internacional que te ha llevado por muchos países del mundo: Italia, Francia, Hungría, Grecia, Japón… ¿Tu asumes, por tanto, el papel de ser un coreógrafo/bailarín del mundo aunque seas Sevillano?

R:  El hecho de nacer en un sitio es importante. Podría haber nacido en Australia. Lo importante es saber que quieres transmitir. Somos embajadores de nuestra cultura transmitiendo todo lo que nos han enseñado y he entrado en los senderos que alguien ya me ha abierto.  Y actualizarlo desde el momento que estamos viviendo hoy de alguna manera. Antes no había color pero ahora con los nuevos creadores tampoco en una danza, la nuestra, con una carga folclórica, clásica, de bolera o flamenco.

P: Entre los subgéneros, cómo conviven en la escena de nuestro país las distintas disciplinas como son la danza contemporánea, el flamenco, la danza clásica….

R: La convivencia ha sido muy respetuosa. Yo he tenido oportunidad de hacer muchas galas de estrellas donde hemos compartido y hemos tenido mucha admiración mutua. cuando estás con lo mejor de todo.

En Madrid tenemos muchos musicales, pero no podemos ver a compañías. Contemporáneo hay en todas partes del mundo que son sobre todo pequeñas compañías pero en cambio las compañía de danza española deben ser más grandes. Pero no hay un plan comprometido de apoyo entre los distintos equipamientos para poderlo hacer viable entre todos.

P: No sé si eres hiperrealista o un poco pesimista cuando leí unas declaraciones tuyas en las que señalabas que la danza española está en peligro de extinción o que los bailarines actuales no tienen referentes

R: Lo que sé es que soy muy profesional. Cuando hemos aprendido unos bailes lo hemos conseguido gracias a mis referentes, de maestro a alumnos, de padres a hijos. Ha habido una generación de jóvenes, la de ahora, que no ha podido tener la orientación. Salen del conservatorio pero deben de aprender el oficio en distintas compañías. A mi me gustaría ser siempre alumno. Yo tengo un compromiso con los jóvenes que tienen que aprender de la sensibilidad y nuestro interior.

P: Viviste una época, por como eres, de las botas limpias para toda la compañía. Eso habla de tu humildad e incluso de tu compromiso

R:  Tuve unos maestros que me marcaron esta necesidad de los detalles. Yo a la hora del bocadillo en una compañía me dedicaba a sacarle brillo a mi calzado y luego le pedía a mis compañeros si me dejaban limpiar las suyas y eso me relajaba. Es un detalle.

Teatro Chapí

P: Habéis planteado en el Teatro Chapi este sábado un programa doble. El sombrero de tres picos de Falla y el Bolero de Ravel.

R:  Este es un baile muy nuestro y esa propuesta es más global o genérica de danza española y actualizado porque hoy se baila de otra manera. Esta propuesta lleva ocho funciones. En breve esperamos simultanearla con la obra Nerea con música de Manolo Sanlúcar en la que bailará Elena Martín

P: 100 años de historia autoriza a seguir representando El sombrero de tres picos con la máxima actualidad de hoy.

R:  Ha evolucionado con el tiempo aunque se mantenga lo esencial. En la obra tratamos de seguir conservando a nuestros clásicos y el público lo va a notar.

P: El Bolero es muy conocida pero el espectador ¿se encontrará con un espectáculo nuevo?

R:  Una compañía muy compacta que con el Bolero hace contener la respiración. Venir a Villena me importa porque posee una dirección en manos de Paco Flor que es un profesional de referencia en Alicante por su alto conocimiento y sensibilidad por todo lo nuevo que está pasando en España en nuestro arte y eso le convierte en ocasiones en referente para el sector profesional en la provincia de Alicante. Estaré encado de poderle ver este sábado.