“Dormitar es un cabecear imposible, / un despeñarse de las manos las letras de la mente / para desclavar al intelecto, más aturdido si cabe. / La torpeza alienta el cansancio, ruidosamente doloroso, / germina de la esencia y atenaza los tendones. / Arropa un cuerpo abandonado a la holganza. / Desespera conocer que aún queda estío en el horizonte del calendario”.

Francisco Mas-Magro Magro (Alicante, 1946) es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada en 1974. Ha ejercido la Geriatría Clínica durante cuarenta años. En Granada participó en grupos literarios como Tragaluz y Poesía 70. Fue fundador del Grupo Lasser de Poesía (Alicante, 1969) que al tiempo se transformaría en Grupo Lasser de Cultura. Actualmente, colabora en diversas asociaciones tanto científicas como literarias, siendo vicepresidente de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo, miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, de la Asociación Espejos de Alicante y del Ateneo Blasco Ibáñez de(Valencia.

Bajo el seudónimo de “Noël Éfese” ha escrito en diversas revistas: Aixará, Lasser (Revista oral de la poesía emitida desde Radio Popular de Alicante), Álamo (Salamanca), Tragaluz (Granada) y Poesía 70 (Granada). Ha publicado los libros: Historia y Presencia de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Gracia de Alicante (2001), Francisco Mas y Magro (1879-1958). Padre de la Hematología Española (2008), Notas para una historia del Real Convento e Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de la Orden del Seráfico Padre San Francisco de Regular Observancia de Alicante (2016) y Luis Casteig Torregrosa. Memoria de un pintor olvidado (2017).

En Glosa de lo cotidiano. Antología poética (1969-2018) el autor reúne poemas que recorren el largo de su vida, marcada por la amistad, la soledad, el amor y la muerte.

Leer a Francisco Mas-Magro es encontrarse con su mirada, con la profundidad de unos ojos que transitan el mundo y convierten en objeto poético la propia vida. Su personalidad camina y avanza a través de los poemas para construir una estructura homogénea sobre la que sustentarse, sobre la que esbozar su yo más íntimo y dar fe de sus recuerdos, sus heridas, sus pasiones… De esta manera, el velo de la rebeldía y el inconformismo se muestran como telón de fondo, como base de una mente inquieta que necesita volcarse en el papel.

“Así que, aislado, y no con la nada, / ermitaño en un escenario inútil, no me cabe ni levantar la cabeza; / contemplo a quienes deambulan, / igualmente, / por ese teatro infecundo, / como uno mismo. / Debo quemarlo todo. / Triturar los documentos que envuelven mis ensueños. / Desvestirme del pasado, irracionalmente efímero”.

La música, referencia y pulso, nos enmarca en el intimismo y la vibración del poeta. Dibuja la banda sonora de su vida y sirve de espejo, de narrador omnisciente que palpita al ritmo de la existencia. El jazz, las voces que a veces rompen el alma, y otras veces la reconstruyen, juegan en los versos para hacer más intenso el sentir.

“El Blues, / dulce, / amargo, / social, / desaparece donde el pecho, / donde esa mancha sangrienta agazapada entre coronarias. / Las corcheas revientan en excusas, / como enclaustradas, / disimuladas, / en la humedad de la noche de verano. / Hay compases que se disculpan / y un piano demacrado sobre el escenario / parece cantar tu azul. // (Sonroja mi rostro / así que tu sonrisa). / Es mi cielo, tu libertad, también la mía”.

En un estado de soledad acompañada, el lenguaje se adhiere a lo humano, se abre a cuestiones existenciales. Todo lo subjetivo se muestra a través del diálogo interno, de la meditación y la reflexión continua. Los colores de la naturaleza, sus sonidos, sus matices, abren el pensamiento y concluyen en la incertidumbre, en los grandes temas de la humanidad. El desierto despierta al poeta, lo llena y lo vacía.

“El desierto es una atractiva alfombra amarilla. / Desde el cielo, sobre la orilla de la ría, el desierto es oro. / Deslumbra y da miedo. / El lucero de la tarde sobre el horizonte de la Sarga, es la ausencia. / Tu desamparo. / Amanece y te busco en la roca, mas no eres tú. / Ni el soplo húmedo del crepúsculo. / (Lanzo las manos sin conseguir tenerte). // Tu sonrisa no navega sobre el camello / en este Sahara eterno. / Y vuelas por el deseo que me ata al espacio violáceo / que es, / entre la estrella y el viento, / tu mar infinito”.

El amor es fuente, inspiración, vida y muerte. La figura del padre, la familia, la mujer que ama, el canto a la ciudad, a sus ideales…, confluyen a lo largo de los poemas para ofrecer una panorámica llena de sentimientos que se enfrentan a la realidad. La guerra, la represión, las injusticias son parte de una amalgama de emociones que conviven con Mas-Magro, que alzan su voz y conmueven al que se acerca a sus letras.

“Deseo expatriar de mi memoria / esa roja tristeza que mantengo. / Desfilo resignado a la cloaca, / vertedero del pasado. / Letrina de lo incierto. / Almacén de recuerdos triturados. / Confundo los colores. / No recuerdo si fue rojo aquel poema, / aquel gazal herido de emociones. / Incluso el amor, / incluso el odio. / Conformo las parodias y se adueñan / de incómodas certezas; molestos cadáveres / se sumergen olvidados en el rojo de la historia”.

En Glosa de lo cotidiano encontraremos un camino, un pasaje por el que viajar con la conciencia del tiempo, de la fragilidad y del tránsito. La finitud y la eternidad se dan la mano en un instante, perpetuado por la poesía, asíntota que siempre busca lo perfecto y nunca lo alcanza. La abstracción se hermana con el espíritu descriptivo y las experiencias del poeta, con sus referentes, con su búsqueda y su inquietud. Francisco Mas-Magro (Noël Éfese) acaba esta antología con un Epílogo Lírico lleno de la ternura y la nostalgia que desprende su obra, con esa añoranza encendida y esos sueños que lo habitan: “Y Nöel se pierde entre el siroco. Se transforma en Francisco sin dejar de hablar alto, muriéndose de sed, de pena, de nostalgia, de libertad y justicia. Sin perder la memoria de un tiempo y un espacio a los que se ataba con fuerza para no olvidar que, sobre todo, seguía siendo un hombre. Un hombre libre”. Ejerzamos nuestra libertad. Leamos.