Termino de leer el ya famoso libelo tránsfobo. ¿Y para esto tanta protesta y manifestación? …una argumentación y exposición más simples que el mecanismo de un botijo, oiga. No hay que ser catedrático (y encima aquí son dos) para pergeñar un texto tan plagado de lugares comunes, datos de Wikipedia y torpes y extrañas comparativas que comete incluso el «error» repetido tanto por los autores como por la prologuista de confundir a lo largo del texto varias veces sexo con género (señalando de paso con el dedo y más adelante sin ningún reparo ni vergüenza a otros por hacerlo) y que emplea sus primeras 50 páginas para «demostrar» a quienes aún no lo teníamos claro que sólo existen dos sexos y que la finalidad del sexo es la procreación… Después, lo largo de sus casi 300 páginas te «descubren» que las personas trans somos posmodernidad, negocio, la encarnación del narcisismo, individualismo neoliberal, nuevo gnosticismo, un peligro para el sujeto del feminismo y, adornando tan contundente y novedoso argumentario, la Valcárcel nos tacha de «delirio colectivo»… Vamos, de traca.
Además de jugar con artimañas dialécticas por doquier, se incurre en la flagrante contradicción de intentar derribar la(s) teoría(s) queer a la vez que se coloca como premisa del ensayo la idea de que la identidad trans se construye a partir de influencias exteriores, no desde el propio interior de la persona. ¿Entonces en qué quedamos, chiquitos? ¿Os habéis leído el texto después de terminarlo u os cundía la prisa por entregarlo a imprenta?
Por otro lado es muy fácil arremeter contra la Butler y su frustrante cripticismo, aunque a la hora de entrarle a Paul Preciado no encuentren otra cosa que tachar de «gilipollez» tomando como serio lo que no es sino provocación artística y acto seguido acusarlo de «elitista» y de disfrutar «su privilegio blanco», aunque intenten arreglarlo diciendo que esto último tiene una parte de «ironía» (ya sabes, rasca que algo queda).
Como siempre al final sucede en estos casos os tenemos que recordar una vez más y también a vosotros que las personas trans somos personas, no «teorías», y además nos importa un cuerno el hecho de que nuestra existencia sea «progresista» o no (un «argumento» de ultraizquierda casposa que aparece por ahí cuando ya no les quedan otros que sacar). Menuda «ciencia»… y menuda jeta para promocionar y publicitar descaradamente y en un trabajo tan erudito como burdo al sector tránsfobo del «feminismo» del PSOE.