Las colecciones crucero 2020 están dejando de suscitar interés en el calendario anual de desfiles, pues a pesar de que se siguen creando prendas como adelanto de la próxima primavera, se ha reducido notablemente el número de firmas que optan por llevarlas a las pasarelas. Las firmas internacionales que han desfilado han sido Prada, Giorgio Armani, Dior, Chanel o Louis Vuitton, entre otras.

Sin embargo, en España se ha celebrado recientemente la Tercera edición de la Mercedes-Benz Fashion Week 2019 en Ibiza, en la que diseñadores españoles como Andrés Sardá, Juanjo Oliva, Roberto Diz o el invitado internacional David Laport han presentado sus colecciones crucero.

“Destinación Chanel” es la primera colección bajo la dirección creativa de Virginie Viard tras la era Karl Lagerfeld. El desfile ha tenido como escenario un andén en el Gran Palais de París con destino a Saint-Tropez, Edimburgo o Venecia en el que hemos podido ver el legado continuista de la firma con ligeros toques de modernidad que se traducen en hombros asimétricos, toques camiseros, el multicollar y una nueva forma de entender la estética andrógina.

Las bailarinas con puntera negra siguen siendo el sello distintivo que acompaña a vestidos con detalles camiseros de mangas transparentes. El leggin, las prendas de cuero y tweed, y los escotes asimétricos adornados con encaje adquieren protagonismo en esta colección. Los colores en pastel como el lila y el rosa se combinan con diferentes tonos de gris en chaquetas amplias y parkas propias de la esencia viajera. Los estampados geométricos y elaborados bordados florales adornan los vestidos de noche y en general muchas prendas aparecen con detalles de lazos y la mítica camelia en tirantes y escotes.

En definitiva, la esencia del vestir sin esfuerzo propia de las colecciones crucero se confunde con lo que parece ser un nuevo aire para Chanel, lo que tendrá su confirmación o no, en la próxima alta costura de invierno o en la primavera 2020.

Louis Vuitton decidió desfilar en el Centro de Vuelo TWA del Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York. Una colección que conecta París y Nueva York en una inspiración de encanto clásico parisino y el dinamismo enérgico de la ciudad que nunca duerme. Las siluetas y relieves de la arquitectura parisina se adaptan de forma sofisticada en la parte superior de las chaquetas. Los exquisitos bordados y brocados propios de la opulencia refinada se fusionan con colores ácidos en un equilibrio de tradición e innovación. Los toques de neón sobre prendas de negro riguroso como las brillantes luces de Manhattan y los conjuntos de dos piezas de falda y chaqueta bomber con manga por debajo del codo tiñen de estética ochentera los looks de fascinación americana por espíritu couture.

Jonathan Simkhai eligió como destino el atardecer de la playa Bondi de Sydney. Son precisamente los colores del atardecer los que han inspirado una serie de prendas como monos en rosa y ocre, y un tipo de escote unido mediante una hebilla redondeada en triquinis y tops. En cuanto a los vestidos aparecen con tirante fino y falda asimétrica, además de cruzados con estampados de cadena. La inspiración lencera y ligera de los vestidos es su mejor apuesta tanto en naranja y rosa como en blanco nuclear con mangas abullonadas y transparentes. Los básicos de la colección han sido una serie de conjuntos completamente en negro, como son los minivestidos tipo chaqueta y conjuntos de dos piezas. El desfile se ha cerrado con una serie de vestidos de seda de color tornasol y rosa degradado en faldas con mucho movimiento y caída.

Monse ha presentado en Nueva York una colección urbana de faldas vaporosas con aberturas laterales, conjuntos de dos piezas con tops de escotes deconstruidos y blusas con estampados de rayas. Incluye además una serie de trajes unisex y pantalones fluidos de color naranja. Los vestidos de seda dibujan la silueta con ligereza que es adornada con detalles en el cuello y flecos en el escote. Sobre los tops asoman camisetas de encaje transparente con dibujos que crean un efecto tatuaje sobre los hombros y los brazos. Las costuras de los vestidos camiseros en esta colección reciben un tratamiento especial y delicado con bordados de cuerdas.

La influencia de las distintas ciudades del mundo confluyen en unas colecciones donde lo urbano se mezcla con lo estival. Los atuendos de elegancia refinada que enseñan partes estratégicas del cuerpo parecen ser el chic que abre la próxima década. La sencillez de los cortes combinada con contrastes mediante los colores o las asimetrías en mangas y escotes configuran una revisión del minimalismo de unas prendas que adquieren gran protagonismo en las cortas noches de verano.