INFOTÓGRAFOS se celebró en Alicante, en la Sede de la Universidad de Alicante por novena vez, un esfuerzo continuo de los Escritores de luces de la UA, que ha traído este año a Juan Manuel Díaz Burgos. Este cartagenero (1951) de formación autodidacta en fotografía es uno de los grandes de la fotografía española. En 1979 se inicia como profesor las clases de esta especialidad en la Universidad Popular de Cartagena. Desde el 2001 coordinó la puesta en marcha del Centro Histórico Fotográfico de la Región de Murcia (CEHIFORM) hasta el verano de 2007. Actualmente y ya pensionado dedica buena parte de su trabajo a ordenar su enorme archivo fotográfico y aun proyecto con el que pretende fotografiar los cientos de ciudades que se llaman Cartagena o cuyos nombres son derivados de ésta.

Ha vivido y trabajado en República Dominicana, Perú, Jamaica, México, Costa Rica o Panamá, entre otros. Cuba y Santo Domingo (República Dominicana) han sido lugares clave en su relación con Latinoamérica.

Sus magistrales fotografías en B/N cuentan historias, siempre tienen un sentido en el que el encuadre no suele ser lo más ortodoxo pero el manejo de la luz te envuelve, te hace vibrar. Juan Manuel Díaz Burgos se vive inventando proyectos que dada su importante trayectoria generalmente puede realizar, proyectos que lo llevan por el mundo, pero en especial proyectos realizados en América Latina en los que fluye el amor hacia un territorio y sus gentes.

Ver sus fotografías, especialmente sus retratos es como encontrarse con un estudio sociocultural, sin embargo, me atrae que retratando la cultura termina fotografiando la pobreza. Es precisamente el tema por el que se inicia nuestra conversación.

En su presentación Usted hizo una afirmación “no quiero hacer un retrato sino mostrar una cultura”. Sin embargo, me llama la atención que le interesa mostrar la cultura de la pobreza como si tuviese un interés en remarcarla y no en enfocarse en la cultura de alguien que tiene cierto poder adquisitivo ¿por qué el oro que presentan los personajes en sus fotografías es falso?

Lo que yo hago tiene como base el conocimiento y la experiencia de haber estado junto a la gente por muchos años… Yo no creo ser el poseedor de la verdad, pero sí creo entender que para ellos el amarillo es un acercamiento a la riqueza. Para explicarlo viene a mi mente una idea, sucedió el día en que conocí a quien hoy es mi hermano. Yo, conociendo cómo es la gente pensé que lo que iba a pagarle por su trabajo iba a entregárselo delante de su mujer. Yo ya imaginaba en que se iba a gastar él su dinero. Le propuse ir a comprar primero el mercado.  Él me ha respondido “yo quiero tener para mí un poquito para comprarme lo que quiera”. Estando ubicados frente a la vidriera de una tienda vimos un reloj dorado, una imitación del oro. Observé que él se desvivía por comprarlo… Pero esto no solo le sucede a él, es una cosa cultural… Son sociedades con racismo enorme; no es una clase media como la de aquí, sino que es una clase media que no sabe si va a poder comer mañana. Lo interesante es la atracción por el dorado que es tanto de los ricos como de los pobres, el de la clase alta lo adquiere de una manera diferente y lo manifiestan llevando productos de marca; el pobre usa un reloj de plástico que está bañado en dorado… Yo algunas veces los miro y pienso que, si lo que lleva fuera realmente de oro, quien lo porta iría doblado. Incluso sé que hay gente que para volver a su país de visita a la familia alquila joyas y ropa, para aparentar un poder adquisitivo que no tiene. Culturalmente todos quieren mostrar una apariencia y a mí me atrae más fotografiar la apariencia que se vive desde la pobreza.

¿Cuándo se dio cuenta que lo que quería en la vida era ser fotógrafo?

Sobre el enamoramiento con la fotografía el primer recuerdo que yo tengo es de cuando era niño, una cosa fugaz, una imagen que se me quedó viendo una película… Con mi abuela en el cine, esa imagen era una imagen bucólica de un parque neoyorquino… Es más, ni siquiera recuerdo bien si era eso, pero es la imagen que yo guardo de aquel momento y la imagen me dejó absolutamente absorto. No era la película era la imagen fija lo que a mí me maravillo de una escena en concreto y fue a partir de ahí donde ya empecé a tener mis devaneos.

¿Cuándo tuvo su primera cámara?

Fue a los 12 añitos. Mi madre me compró una Kodak, modelo Retinette y de ahí ya empecé a hacer fotos, pero fotos familiares… no hacía muchas fotos porque era costoso y no había mucho dispendio.

¿Cuándo toma conciencia de que quiere hacer fotografía profesional?

Cuando ya pude ser autónomo. Trabajo, ya tengo algo de dinero, me caso… Es a partir de los 22 años cuando empiezo a hacer fotos por iniciativa personal y fotografiando el mundo que me rodea, y ya empiezo a estudiar.

Juan Manuel Díaz Burgos by MVelandiaM

Cuando usted está hablando siempre dice América parece que no distinguiera entre Sudamérica y Centroamérica o los Estados Unidos de Norte América…

No fui consciente, pero la mayoría de las veces digo Sudamérica… Cuando los latinos vienen a Europa y dicen América siempre se refieren a la parte de arriba. A mí nada se me ha perdido allí, en esa cultura. En Sur y Centroamérica yo me encuentro con mis raíces y estoy muy a gusto. Son muchas las satisfacciones que estar allí me han proporcionado. Yo me encuentro a gusto, me relaciono bien y me entero muy bien.

Se le oye hablar y se le escucha un acento muy caribeño… ¿Por qué le atrae tanto esta cultura?

Porque son muchas las experiencias que he adquirido estando allí, incluso me afecté en los pies de tanto caminar y caminar… Porque mi trabajo termina cuando ya mi ojo ya no ve más nada, cuando las imágenes se repiten y ya no queda por recoger.

¿Qué es lo que considera que debe recoger?

Aquello dónde hay una brizna de vida y poderla recoger de una manera diferente… De mi propia manera que para mí es el mejor premio que me puedo llevar. Mientras pueda seguir recogiendo lo seguiré haciendo.

Viendo sus fotografías es precisamente esa es la sensación que queda, que no hay imágenes en las que no haya algo de vida…

Eso es lo que yo pretendo inculcarle vida, que se sienta la magia. Si a ti te gusta la fotografía la vida que pone magia en el ojo, te pone de todo, pero ese es el reto del fotógrafo, saber recogerlo.

Al detenerme en sus fotografías siento una nostalgia infantil en su mirada… Es como esa manera que tienen los niños de ver el mundo les hace visualizarlo de abajo hacia arriba y entonces el mundo parece más grande ¿esa mirada es un propósito o es algo que le fluye natural?

A mí me fluye natural… También tiene que ver con que robo las imágenes y es que yo pongo la cámara abajo y la llevo en vertical… Pero me parece muy interesante lo que me dice sobre esa mirada infantil, nunca lo había pensado.

Juan Manuel Díaz Burgos

Que mejor que dejar que el fotógrafo describa cómo trabaja que hacerlo con sus propias palabras. Una historia que sucede en La Habana…

Mi intención era entregar unas fotos realizadas el viaje anterior. Subo su estrecha escalera y golpeo la casa en donde creo haber realizado las fotos que portaba para su entrega. Nadie responde, por lo que golpeo con más insistencia. De repente la puerta veo que se abre un poquito y una voz de mujer me chilla; ¡quien es!, explico a viva voz mi intención, y como veo que no obtengo éxito alguno, me atrevo a empujar aquella puerta. De repente, quedo estupefacto al ver la escena de esta pareja dándose cariño en el suelo. Mis manos portaban las fotos a regalar, por lo que nervioso, le solicito a un amigo que iba conmigo me diera mi cámara que él portaba. Era su primer viaje, y aquella escena lo tiró para atrás, por lo que tuve que rápidamente rescatar una cámara y meterme en aquella escena en la que sinceramente nadie me había invitado. En esos segundos de “impasse” ella se levanta y me dice si lo que quiero es fotografiarla “desnua” por lo que sin tregua se levanta el vestido. Yo, le digo que deje de quitarse el vestido, que lo que deseo es que vuelva a su posición anterior y que siga asistiendo a su compañero y colmándole de las caricias que anteriormente le regalaba. Mientras él seguía en el suelo, y ante mi mirada, me responde con otra en la que se denota una medio sonrisa en estado evidente de ebriedad. Aquella mujer ante aquel cuadro surrealista me dice; “Lo que tú quieres es que siga dándole cariñito a mi hijo”. Así es mi amor, le dije mientras se baja el vestido y volvía reencontrase con su “hijo”. A partir de ahí, cariño y pasión, lo que aprovecho para tirar 20 disparos ante la total ausencia de mi persona para ellos, hasta el punto de que me fui en silencio, intentando no molestar ante lo que se avecinaba.