Este año 2020 será recordado como el año de la pandemia, del confinamiento, de la desescalada y de la nueva normalidad y para los que hemos podido disfrutar del Festival Celsius 232, en Avilés, centrado en la ciencia-ficción, la fantasía y el terror, el primero 100% presencial desde que se inicio la pandemia, era estar dentro de una distopía a las que tan acostumbrados estamos los lectores de género. La organización, centrada en el cumplimiento de las normas higiénicas creó un circuito, pues el festival se celebra en la calle, en una sola dirección para acceder a los eventos marcando las distancias de seguridad, con lavados continuos de manos; limitando los aforos del auditorio, carpa de actividades y salón de conferencias, donde se celebraban conferencias, charlas y presentaciones; así como un código QR para controlar la trazabilidad; toallitas para poder limpiar uno mismo los brazos de las butacas; y por supuesto el uso obligatorio y masivo de la mascarilla, todo ello controlado por los voluntarios que realizaron un trabajo excepcional.

El Celsius es toda una experiencia: estás con los autores, charlas con ellos, asistes a las presentaciones y charlas, conoces editoriales de género como el Transbordador, Libros Apache, Insólita, Cazador de Ratas, La maquina que hace Ping y otras que ahora mismo no recuerdo, y después te vas a comer  disfrutando la magnífica gastronomía asturiana.

Tengo una suerte inmensa de que me gusten tantos autores y géneros y, a pesar de que algunos a los que esperaba con cierta ansia conocer no vinieron  no por eso ha sido peor que el anterior, sino todo lo contrario porque hubo muchos autores a pesar de la pandemia: Bruno Puelles, Silvia Barreito, Lola Robles, Ian McDonald, Richard Morgan, Susana Vallejo, Begoña Pérez Ruiz, Lavie Tidhar, Salvador Bayarri, Elía Barcelo, Javier Sierra, Espido Freire, Sofía Rhei, Fernando Marías, Mado Martinez, Ana García Herraéz, Nieves Abarca, Marta Edda Laíz, Carlos Fidalgo, Carlos Sisi, Victor Conde, Michelle Roche Rodriguez, César Mallorquín, Ana Campoy, Laura Fernández, Covadonga González-Pola, Angel Vallecillo, Luis Artigue y un largo etcétera.

Pudimos contar con “Los Hijos de Mary Shelley”, encabezados por Fernando Marías, y en sus diferentes actos disfrutamos de monólogos de Fernando Marías y Espido Freire, de la presentación del proyecto creativo «Diodati se mueve» por parte de Rosa Masip y Fernando Marías y de una charla sobre el Apocalipsis, en la que intervinieron Fernando Marías, Espido Freire y Carlos Fidalgo. Además son participantes en el Espacio Cultural 17 Musas, de reciente creación en plena pandemia.

Quiero destacar la presencia de Elia Barceló, ganadora del premio Kelvin 505, otorgado por el festival, por la mejor novela juvenil en castellano “El efecto Frankenstein”, natural de Elda, que como siempre brilló por su cercanía y simpatía, y que pronto presentará su nueva novela.

Además coincidí con Mado Martínez, autora de “El tren de las almas”, nacida en Alicante, escritora y periodista. En 2014 obtuvo el premio de novela Ateneo Joven de Sevilla con su novela “La Santa”. Es coordinadora de la Editorial Odeón (miembro del equipo de La Rosa de los Vientos (Onda Cero), y colabora habitualmente en las revistas Muy Interesante, Clío, Historia de España y el Mundo y Año Cero, entre otras.

Por otra parte indicar que la autora de “Voraces”, Nieves Abarca, que estuvo en San Vicente del Raspeig a principio de año en el ciclo Negroni y Criminal, me habló de su poemario gótico, cuya lectura ha sido toda una experiencia, “Anoche soñé con Glenn Gould”.

En fin, ir al Celsius 232, y más después de esta forzosa inactividad, es un soplo de aire fresco para cualquier amante de la lectura, y especialmente a los que nos gusta el género.