No hace falta que diga nada más porque tú ya lo sabes todo. Ahora, solo quiero desearte un muy buen viaje. Adiós, vieja amiga. Amor eterno. Te veo por el camino.>> L. Cohen.

 

La carta vuelve a estar escrita. Es un viaje a «lo desconocido, los sueños y las aspiraciones» contigo. A estar contigo. Si la lees todo te resultará conocido. Me encanta volver a repetirme, volver a decirte todas esas cosas que a solas nos contamos, que en compañía nos guiñamos, que a unos cincuenta kilómetros nos insinuamos.  La carta, en cualquier caso, es un encuentro en nuestra “ciudad particular». Creo que volveré a no enviarla porque sé que ya la lees solo estando escrita.

-¿Es una película, una fotografía o un libro?

-Más sencillo, es mi vida contigo.

-Entonces es todo a la vez: una fotografía, una película y un libro.

Desde el 2013 hasta prácticamente todo el 2019 disfrute de un gran número de viajes por todo el país, de playas en verano y paisajes mucho más rurales en abril. Eran viajes que tu organizabas para tu familia: tus hijos y tu marido.

Durante esos días, le dedicabas una parte importante del tiempo a contarme tu aventura: en qué playa estabas, qué habías comido al mediodía, cómo estaban disfrutando tus hijos e incluso qué tal habías pasado la noche de primavera o de verano.

Te convertías en mi guía. Me hacías tener la sensación de que viajaba contigo a todos esos lugares que tú habías previsto. Ahora, haciéndome un café, recuerdo aquella tienda de Mallorca que se llamabas la Caperucita Azul, del que me trajiste un marcapáginas.
Es curioso, en estos años, he ido a muchos sitios de vacaciones, de forma virtual. Hemos decidido, al menos, que las buenas cosas que pasan, son por alguna razón. Tú decidías contármelo como si estuvieras cerca, sin más.
Estas cosas cuando yo las hacía era solamente porque estaba enamorado de la receptora o de una forma u otra la amaba y esa era la sensación que me producías; pensé durante todos esos años que me amabas pese a que tuvieras otra vida.

Esta mañana en la Cala Llevadó a 3 km de Tossa de Mar en Girona, su arena es una grava fina. Curiosamente este verano has vuelto a la zona, lo sé porque lo has contado y fotografiado en el grupo de whatsapp que compartimos. En esta ocasión, ya no necesitaste contármelo a mí, como otras veces.

Una vez, me dijiste, que fuiste al mercado sola, sin mí y además sin ti. No había estúpido hilo musical, ni caras amistosas, ni conversaciones divertidas o banales, ni nada, ni yo. ¿has vivido en blanco y negro o peor todavía como si se desdibujasen los perfiles de las cosas? Te costaba hasta respirar y pensaste que no podías volver así al apartamento, despertar a tus hijos y prepararles el desayuno de Benedetti y galletas. Aquí vuestra madre fantasma, ida hasta de sí misma, contabas…

Cuentas que no es la primera vez que vives esto en unas vacaciones, que te cuesta recuperarte de mí, te cuesta lo indecible, y las circunstancias colaboran a este alto coste. “No me puedo tomar vacaciones de todo para pensarte, sentirte, estar, ser como yo quisiera”, llegaste a escribir. Tener unas vacaciones de todo/todos sin excepción te resulta imposible y no ayuda que todos los días me dediques una sesión de mail y otras de llamadas por el móvil para seguir contando tus vacaciones que también eran nuestras.

Te duelo. En vacaciones esta patología te duele, pero quieres seguir sintiéndola, amor-dolor, cuánto tiempo lejos de mí, cuándo volverás a estar cerca, cerca para abrázame y quedarte dentro para siempre. Pero, si ya estás dentro para siempre, insinúas, solo que has crecido de pronto, hombre-semilla que he llevado en mi corazón durante años, agazapado, ahí, sin hacer mucho ruido, silencioso, prudente, dulce, amable, compañero… tú mi queridísimo Juanjo. Una cosa lleva a la otra irremediablemente.

Me dices que estás escribiendo un cuento y que cuando lo acabes me lo mandarás. Está inspirado en mis hijos, sobre todo en mi hijo mayor. Para quien escribe como tú, el verano permite levantar más este vuelo.

Aquellas fueron nuestras últimas vacaciones, después de varios años. Las vacaciones de 2020 ya no son nuestras y no son contigo, ha llegado el momento, lo decidiste así, de vivir solo las vacaciones de verdad, con tu marido, claro, con tus hijos, normal. Nuestras vacaciones fueron una ficción pero que podíamos tocar e incluso sentir. Fue otra forma muy bonita de vivir, como dice el anuncio de este año de una cerveza muy popular.

 

Este relato se ha presentado en el Certamen #Historias de viajes promovido por la editorial alicantina ZENDA y la firma IBERDROLA.  #historiasdeviajes