Hay sábados en la vida cultural de Alicante que son, inesperadamente, esenciales. En el último concierto organizado por Casa Mediterráneo tuvimos la oportunidad de disfrutar con Gani Mirzo Band, grupo musical de Barcelona formado por Juan José Barreda a la guitarra, Neila Benbey, voz y percursión y Gani Mirzo con un laúd.

El concierto se centró en su cuarto álbum Kampo Domiz construido a partir de la digestión de los problemas del pueblo Sirio. Es un álbum también de versos cantados en su lengua como la del poeta Sirio de referencia que es Isaac Capany o la poeta curda Dilania Axadi de la que se cantó una pieza de un poema suyo en lengua curda y catalán simultáneamente.

Hubo también un poema en castellano de Luisa Hurtado, especialmente emotivo: “…y las noches de verano el calor de su cuerpo. No puedo mirar la luna llena sin recordar su rostro. No hay mayor dolor que la ausencia del amado”.

La banda tiene un lema que es “parar la guerra con la música”. Su trabajo comprometido con este objetivo ha permitido organizar una iniciativa con Músicos Sin Frontera de Vitoria en la que se han recogido más de 250 instrumentos musicales que se han llevado a Colegios y Asociaciones de Siria para darle fuerza a la música de este país tan maltratado.

El sábado coincidía que Casa Mediterráneo con la exposición “Geografía del Éxodo” del fotorreportero Gervasio Sánchez, una muestra compuesta de 16 fotografías que recoge la crisis de los refugiados en las costas y territorios de Libia y del sureste Europa.  Plasman el “desastre humanitario”, según califica su autor, un tiempo de producción en el que mantuvo contacto con personas procedentes de más de 30 países.

Fue un sábado de emoción y de dolor implícito.