Durante el mes de junio se está desarrollando en Elche el ciclo “Creadoras. Mujeres a cielo descubierto”, una propuesta diseñada por Esther Abellán que viene a ser un encuentro multidisciplinar que pretende difundir y visibilizar la obra de mujeres cuyo impulso creativo se desarrolla en diferentes ramas de la creación.

A cielo descubierto es en el patio del Espacio Hernandiano, al aire libre, presentando desde la naturalidad a sus participantes quiénes son ellas, como artista y persona, compartiendo sus vivencias, ideas, motivaciones y todos los aspectos que la llevan a desarrollarse en el mundo del arte. Un ciclo que está paseando por la literatura, la música, el teatro, la performance y las artes plásticas y visuales.

La sesión de este viernes contó con la participación de Vera Lebrón, actriz, dramaturga y directora, en una sesión de palabras y performance.

Las palabras. En la creación casi siempre tiene que ver con lo que le pasa por dentro. Es todo muy emocional. A raíz de una sensación empieza a ver imágenes y parece que todo se confabula. Encuentra referencias relacionadas en cualquier parte, todo está asociado a la idea que le ronda en la cabeza.  

Trabaja mucho la expresión. Es un trabajo de acción y de movimiento. A priori no lo considera un trabajo de danza, sino que tiene que ver más con cómo me muevo, qué me mueve, y a raíz de ahí genera acciones que le llevan a estados. Para ella no hay personajes a nivel clásico, sino que hay estados emocionales.

En un espectáculo hay muchas miradas y ella lo que intenta es captar algunas. En sus propuestas, el público es parte activa, pensante. Propone una construcción pero no la cierra; la deja con ciertas grietas para que se acabe de contar en un intercambio.

No habla de cosas concretas sino de metáforas y en VIIKA las hay cuando se simboliza los espacios vacíos en la obra.

La performance. Fue VIIKA que genera un alter ego que le permite acercarse mucho a su interior y transmutar sus experiencias muy lejos de ella. Es un viaje de ida y vuelta. Puede que sea un trayecto circular, no hay ni principio ni fin. En la obra, la música adquiere muchísimo protagonismo y se convierte en el pretexto para escribir. De todas maneras, es contradictorio: palabra-música, música-palabra, ella no sabe qué es lo primero. VIIKA le permite expulsar los demonios, expresar para sanar. Esta obra se encuentra en la fase 1, digamos de prueba y experimentación y que si todo va bien es posible que sea una propuesta que se cierre totalmente este año.

Próxima actuación:

Grupo invitado día 25 de junio, 20 h: Matuska Projec