¿Sobre qué escribir?, ¿sobre una película?, ¿un género? o ¿un director?, me pareció buena idea trazar un recorrido sobre «EL CINE«, eso que nació como una atracción de feria y tras más de cien años está volviendo a serlo.
Allá por el mil ochocientos y muchos, una locomotora entraba de lleno en una carpa de circo, la leyenda cuenta que la gente salió corriendo del lugar, la verdad es que allí comenzó una fascinación que dura hasta el día de hoy. A alguien se le ocurrió que, poniendo una fotografía detrás de otra podría crear la sensación de movimiento y, con ese sistema se podían contar historias, pequeñas y fantásticas y así George Mellie y Segundo de Chomon nos mostraron, a su manera, las fantasmagorías de los Lumiere.
Serguéi Eisenstein le daba una vuelta de tuerca más y así nacía el montaje cinematográfico.
Tras la primera guerra mundial, el cine eclosionó en Alemania y Murnau, Lang y Wiene nos trajeron el «Expresionismo», sus sombras alargadas y cada vez más siniestras trataron de combatir una bestia siniestra que se estaba alzando. Los primeros vestigios de géneros masivos como el terror o la ciencia ficción ya daban sus primeros pasos. Mientras, Chaplin, Keaton, Lloyd, Laurel y Hardy hacían reír a todo el mundo. John Ford dirigía el género por anotnomasia del séptimo arte, El Western. En Suecia Dreyer dirigía sus primeras obras.
Y llegó la gran depresión. El año 31 es el inicio de una de las etapas más prolíficas y donde se establece el cine de terror como género. La gente sólo quiere evadirse. La Momia, Drácula, Frankenstein toman por asalto la pantalla de la mano de los Estudios Universal. Surgen en esa década de los 30 los nombres de Bela Lugosi, Boris Karloff, Lon Chaney, Karl Freund, Jacques Tourneur o James Whale.
Fritz Lang abandona Alemania y, tras un breve paso por Francia, se establece en Estados Unidos. Se reputación le precede. La guerra civil española servía como prólogo a lo que estaba por venir.
El año 39 es un año oscuro para el mundo. Estalla la segunda guerra mundial y en el cine se nota esa decepción.
Alfred Hitchcock llegaba al país del norte de la mano de David O. Selznick
La pantalla se llena de personajes de oscuras intenciones, detectives alcohólicos, mujeres traidoras de labios muy pintados y vestidos sensuales. Nacía el cine negro. Ese genero que traería nombres como Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Ingrid Bergman, John Huston, Michael Curtiz o Raoul Walsh.
Los hongos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, dejaron al mundo atónito.
El miedo ahora era de color ROJO.
Entraban los 50. La guerra fría daba sus primeros pasos y la guerra de Corea nos traía montones de películas de cine bélico que recordaban la aventuras de los soldados en la segunda guerra mundial. La Nouvelle Vague llegaba desde Francia, François Truffaut, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Éric Rohmer o Claude Chabrol, traían una nueva forma de contar historias. La ciencia ficción se establecía como género pasatista y propagandista que llenaba los Drive-In (Auto-cines) en sesión doble.
El fenómeno de los auto-cines llevó a una demanda de películas inaudita. Las productoras de serie B llenaban la pantalla con marcianos, robots y seres deformes que tomaban el relevo de los monstruos de las décadas pasadas. El miedo atómico nos traía a desde Japón a Godzilla o tarántulas y hormigas gigantes desde los desiertos que rodeaban a Los Ángeles. Entre nombres como Jack Arnold, Don Siegel o Robert Wise se encontraba el de Roger Corman.
Roger Corman merece un apartado en esta historia, su estilo de producción produjo una gran cantidad de obras de todo género, desde el western al terror pasando por la CF. Pero eso no es lo que lo hace particular. De la escuela del señor Corman salen nombres que cambiarían la década del 70. Pero antes un alto.
Los 60. Guerra de Vietnam. Kennedy asesinado. El hombre pisaba la luna. «Buena Suerte Señor Gorsky» fueron las palabras de Buzz Aldrín. Stanley Kubrik dirigía «2001: Una Odisea del Espacio». George A. Romero su opera prima: «La Noche de los Muertos Vivientes», Sergio Leone presentaba el fin del western con «Hasta que Llegó su hora». El colorido pop se colaba con «El Guateque» y las producciones de Dino DeLaurentis. Pero Hitchcock cambiaba las reglas de la narrativa con «Psicosis». La decepción de la década del 60 se materializo en la siguiente.
De esa escuela Corman de la que hablaba, se desprendieron un grupo de cineastas que cambiarían para siempre las formas del cine. Brian DePalma, Martin Scorcesse, Francis Ford Coppola, John Milius, George Lucas, Steven Spielberg. Johnathan Demme y alguno más que se me escapa. Gracias a ellos también llegó a occidente un director que casi nadie conocía por estos lados del planeta, Akira Kurosawa. El cine negro y el policial volvía a estar en la pantalla. Sidney Lumet volvía a la carga con «Serpico» y «Tarde de Perros». William Friedkin y John Frankenheimer lo hacían con «French Connection» 1 y 2. «El Exorcista» y «La Matanza de Texas» volvían a cambiar la cara del cine de terror.
Entonces llegó la revolución, «STAR WARS».
A partir de aquí el cine se transformo al completo. Las producciones comenzaron a hacerse por tendencia y respuesta. «Star Wars» o «La Guerra de las Galaxias» fue una respuesta a la rígida CF de 2001, pero Alien Ridley Scott fue la respuesta a Star Wars y así hasta llegar a nuestros días. Donde las películas se hacen pensando en el merchandising que venderán. Por eso decía que el cine surgió como atracción de feria y esta volviendo a ello.
Muchos nombres y tendencias se me quedan fuera, así como las décadas del ochenta a la actualidad, pero bueno… de a poco vamos a seguir.
Todo comenzó con un Kinetoscopio y llegó hasta los Cines Imax.
De 18 fotogramas a 24 y más allá.
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