PUTA, DICCIONARIO ILUSTRADO”, SELECCIONADO EN LA XV EDICIÓN DE MULIER MULIERIS.

Dentro de la exposición de la Convocatoria Mulier Mulieris XV (MUA, Museo de la Universidad de Alicante), sorprende especialmente por todas sus connotaciones una de las piezas seleccionadas, se trata de “Puta. Diccionario ilustrado” de la artista Alexandra García, un volumen de más de 300 páginas con entradas que definen a la mujer de un modo tristemente perverso. El libro está realizado evocando el tipo de edición propio de los años cincuenta o sesenta, con tapas enteladas en rojo, un tipo de letra acorde e ilustraciones realizadas por la propia artista. Un ejemplar que, sin dejar de mostrar sentido del humor –o más bien ironía-, retrata dolorosamente la realidad con la que son vistas aún en la actualidad las mujeres. Tuvimos el privilegio de conocer en persona a esta artista de Barcelona y poder profundizar más sobre esta pieza y sus otros proyectos artísticos.

Pregunta: ¿Por qué te pareció interesante presentarte a Mulier Mulieris? ¿Es la primera vez que visitas  Alicante?

Respuesta: Bueno, cuando leí las bases me pareció que el diccionario encajaba perfectamente con el tema de la convocatoria.

Sí, es la primera vez que estuve en Alicante y espero que no sea la última porque la verdad es que me lo pasé estupendamente y conocí gente maravillosa.

P: Cómo se te ocurrió crear  “Puta, diccionario ilustrado”

R: El diccionario lo creé para una exposición que hicimos en La Trastera (espacio de arte independiente que gestiono), al principio surgió como un fanzine y una pizarra, no fue hasta que me seleccionaron para la convocatoria de Can Felipa Arts Visuals que  se convirtió en un libro. Empezó inspirado o a raíz de Me gusta ser una zorra, original de Las Vulpess, un grupo punk de los 80. Esta canción se emitió en tv en horario infantil y fue muy polémica. Una vez supe de lo que quería hablar, la forma llegó sola. En este caso, quería profundizar en el lenguaje y en como éste se establece como imagen y es capaz de implantarse en nuestros imaginarios. Creo que la forma de diccionario era la única que me permitía darles la misma importancia a todas las palabras, definiciones e ilustraciones. Lo bueno que tienen los diccionarios es que se difuminan las jerarquías, aparentemente recopilan información de forma objetiva y eso me permitía, por un lado, no tener que preocuparme de la estructura y, por el otro, establecer las relaciones entre las diferentes entradas por otras cuestiones y a la vez dar importancia a todas las voces por igual.

P: ¿Cuántas entradas encontraste para el mismo?

R: Encontré 101 palabras entre palabras que se pueden encontrar en diccionarios y palabras de uso cotidiano.

P: ¿Cómo se te ocurrió crearlo a partir de las definiciones que encontrabas en internet?

R: Cuando supe que quería hacer un diccionario, lo más importante era conseguir juntar muchas definiciones, y con eso quiero decir voces, no me interesaban únicamente las definiciones académicas, quería mostrar las opiniones y formas de pensar de toda la gente que pudiera. Sobretodo mostrar  un abanico lo más amplio posible de voces, académicas o no. Para esto,  la única forma que se me ocurrió tanto de leer como de recopilar muchas voces y variadas fue a través de internet. Internet me pareció la mejor herramienta ya que ofrece una mezcla de información contrastada y oficial e información de opinión e incluso inventada. Poner al mismo nivel la academia y la calle me pareció muy atrayente puesto que al final el lenguaje se utiliza en la calle y es allí desde donde brotan los significados. Al mismo tiempo los significados los construimos entre todos/as incluso inventándolos, así que no encontré ningún impedimento en mezclar lo todo.

P: ¿Qué sensaciones tuviste a medida que recogías todas estas ideas sobre la mujer ¿te sorprendió, era lo que esperabas? Has encontrado cosas positivas hacia la mujer en estas definiciones o son todas negativas…

R: Sí, me sorprendió bastante, la verdad no esperaba encontrar tantas barbaridades, pero a la vez me vino muy bien hallarlas porque en cierta manera confirmó mis sospechas. Cuando empiezo a hacer un proyecto, tengo una intuición de lo que creo que voy a conseguir pero no siempre se confirma y a veces el proyecto debe tomar rumbos diferentes. Sí que hubo cosas que gracias a estar en Can Felipa, que es una convocatoria de arte emergente de Barcelona en la que te acompañan en la creación, varié del fanzine inicial y acabé de darle forma a lo que ha sido el diccionario.

Sí por supuesto que hay cosas positivas. Se está tomando mucha conciencia del lenguaje en general y de la capacidad de éste para visibilizar o invisibilizar colectivos, personas, situaciones, etc… Hay mucha gente muy consciente de ello y muchas estrategias diferentes para en cierta manera cambiar la forma en que usamos el lenguaje y conseguir resignificar las palabras. Lo maravilloso del lenguaje es que es cambiante y lo modificamos o resignificamos entre todos/as, eso nos da un poder del que a veces no somos conscientes.

P: ¿Normalmente trabajas el arte desde este punto de vista feminista o se trata de un trabajo puntual?

R: Yo suelo trabajar con las imágenes, y con los imaginarios que éstas crean, cuál es nuestro papel como consumidores/as y las relaciones de poder que se establecen en la sociedad y que de alguna forma éstas median, producen o representan. El lenguaje desde mi punto de vista es una imagen más, y los diccionarios, un medio de comunicación. No diría que trabajo siempre desde un punto de vista feminista pero sí desde el cuestionamiento del poder establecido, y de la crítica a las imágenes, y en ese aspecto evidentemente hay un cuestionamiento a todas las relaciones de poder, incluida la patriarcal. Me parece fundamental en mi trabajo, pero también en mi vida, cuestionar todas las relaciones de poder porque, como decía Federica Montseny “Todo poder, lo tome quien quiera será forzosamente opresor”. Y eso pasa también por cuestionar el poder patriarcal.

P: Creo que tú tienes la visión de un arte muy activa e incluso combativa, pero lo que más me gusta es tu capacidad de sacar en tus proyectos un lado lúdico y divertido que los hace muy atractivos. Como la Galería de Arte Efímero que tenéis, o el Grupo Las Mamba Pinka… Cuéntanos un poco más de ellos.

R: Cuando acabamos Bellas Artes nos surgió la necesidad de tener un sitio donde poder exponer nuestros proyectos, al mismo tiempo necesitábamos también la excusa para producirlos, ya que suele ser difícil –sobretodo cuando sales-, compaginar el trabajo, el que te paga las facturas, con tu vida y con el arte.  A menudo si no tienes un plazo de entrega o una expo a la vista cuesta ponerte a ello. Así que de estas necesidades nació La Trastera. Empezamos en un garaje y luego el Ayuntamiento de Segur de Calafell nos ofreció un espacio en el puerto (un contenedor). Y así seguimos tres años después, haciendo expos que duran un día o unas horas. La verdad es que intentamos ponernos a disposición del o la artista invitada. Hace poco una artista nos pidió hacer una performance de 48 horas y buscamos la manera de poder hacerla, así que en este caso la expo duró algo más que unas horas.

Las Mamba Pinka somos un grupo performático que a través de la música le damos espacio a propuestas expositivas de diferentes artistas. Las Mamba Pinka nacen con la idea de emular grupos punk de los 80 donde lo que importaba no era la forma sino el contenido. Dado nuestros nulos conocimientos musicales la formación como grupo musical es una ficción, ni somos ni pretendemos ser músicos. Somos artistas que abrimos un espacio a otros/as artistas en un contexto musical para que hagan o prueben un nuevo registro. Cada canción es diferente porque responde a las inquietudes del o la artista invitada y al concepto que se nos plantea.

P: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

R: Bueno, la próxima exposición que tengo a la vista será El premio de pintura internacional Guasch Coranty, en el Centro de Arte Tecla Sala de Hospitalet, del 12 de julio al 19 de agosto de 2018. Y allí podréis ver mi obra Revoluciones por minuto, que me hace bastante ilusión porque es un experimento,  no estoy segura de que la obra vaya a funcionar y eso, por un lado me da respeto pero por otro, me atrae muchísimo. Revoluciones por minuto consiste en la grabación en audio, (en vinilos) de actos de resistencia individual o domésticos. Planteo un contexto mediático en el que resistir es ver y la revolución se dará en términos de visibilidad. Solo viendo pondremos en marcha la revolución. Esto es importante dado que los vinilos una vez grabados van pintados con una capa de pintura, que a la vez que oculta la parte visible oculta también el audio. La pintura no deja oír el audio grabado, pero a medida que el espectador apoya la aguja sobre el vinilo, se va levantando la pintura hasta que deja al descubierto el audio. Se muestra entonces al espectador como resistente, capaz de gestionar aquello que ve. Cada vuelta del disco será un acto de resistencia del disco frente a la pintura, uno luchará por descubrirse, la otra por seguir cubriendo. Únicamente se puede destapar el audio a través de la acción humana, un pequeño acto individual que necesitará de lo colectivo, de toda la gente que quiera destapar, para descubrir todo el disco. Un acto de toma de consciencia individual que se torna en colectivo.

Nos quedaríamos hablando mucho más con Alexandra. Su compromiso por conseguir llegar al público, realizar un arte que todos puedan comprender, lo realiza con paciencia y sentido del humor, sabiendo que no siempre es posible llegar a todos, pero sin desfallecer y continuando adelante en este empeño, revitalizando y refrescando con el entusiasmo de sus proyectos el panorama artístico y a los que trabajamos dentro del mundo del arte contemporáneo. Estaremos atentos a su trayectoria, deseándole mucha suerte tanto en su vida, como en el trabajo.