DIARIO DE UN LIBERTARIO NO ARREPENTIDO
La obra póstuma del sociólogo y filósofo Antonio Escohotado (1941-2021) , aunque tal vez deberíamos etiquetarlo como “hombre renacentista” por la variedad y multiplicidad de sus intereses como investigador, va camino a ser uno de los más difundidos de 2023. Desde su publicación a finales del pasado año, todos los medios se han hecho eco de su aparición y muchos de sus seguidores han expresado en las opiniones favorables y también algunas desfavorables.
OPIÓFILO MODERADO
Se trata en realidad de un dietario heteróclito en el que a días y ratos perdidos Escohotado reflexiona o simplemente reseña la espuma de unos días marcados ya por la decadencia física y por su afición (él no se considera para nada un adicto) a explorar sus meandros psicológicos o espirituales mediante el auxilio de las drogas. Muchos de los compradores de este diario póstumo esperaban tener un relato detallado de la cocina química con la que el autor desayunaba, comía y cenaba a menudo. Escohotado es un detractor declarado de la gula y advierte sobre los peligros de ella y de la digestión, un proceso fisiológico que considera más laborioso y potencialmente dañino que la ingestión de otras sustancias. Las “prohibidas” , algo que constituyó su caballo de batalla para conseguir legalizarlas y que le llevó a concebir su obra capital, el famoso diccionario de las drogas, en prisión a consecuencia de una encerrona policial. Pero, por sobre todo, quitarles el sambenito que las demoniza y al mismo tiempo desenmascarar la hipocresía de un sistema que las penaliza al mismo tiempo que las hace circular bajo la manta protectora de narcoestados, que cuentan con la necesaria asistencia de cierta parte de los guardianes del orden.
Leemos en la página 169 de un libro de casi 200 páginas (que abarcan el período entre 1992 y 2020) lo siguiente :
“Los infelices son a fin de cuentas quienes se consienten indigestiones cotidianas, vedadas solo por el desabastecimiento”. Paradójicamente, el “opiófilo” impenitente que se permite coquetear con el abismo del consumo de narcóticos -tampoco desdeña las drogas convencionales como la nicotina que se administra por medio de tres paquetes al día- es un abogado de la moderación. ”Qué poco ama la vida quien no la bebe en sorbos cortos y espaciados. Y que cotidiano infierno resulta de permitirnos cualquier exceso por costumbre” .
LIBERAL MEDULAR
La adscripción ideológica de Escohotado ha sido también objeto de polémica. Los hay que se han apoderado de su liberalismo para situarlo en la extrema derecha. Pero dejemos que él mismo lo aclare, porque en estas confesiones postreras no faltan las alusiones al tema político. Queda claro que sus principios como simpatizante de izquierda están muy lejanos en el tiempo y en su pensamiento , como cuando en la página 71, cuando hace una crítica de la izquierda desde el lado de su visión de “liberal hasta la médula” y de una perspectiva idealista o “psicologista “ cuando afirma que “la izquierda debe hacer una retractación abierta porque “cantó una guerra de pobres contra ricos basada en la envidia”. Y apunta hacia sus “popes”, señalando a Haro Tecglen o a Vazquez Montalbán como a gente” burguesa en su vida privada” que solivianta a “pobres diablos con la promesa de que otro mundo es posible”. Tras estos anatemas, reconoce “aspectos positivos de la izquierda,” como estar “abierta a cambios o compadecerse del débil y del ignorante”. Los totalitarismos que se encuentran en las dictaduras asiáticas (habla de Indochina, “fábrica de súbditos y esclavos”) son producto de ese comunismo que detesta porque lo supone guiado por el odio.Según se avanza en la lectura del dietario uno va sintiendo como el autor se va aproximando a la idea de su propia desaparición. “He ido preparando la muerte con cultivo creciente del conocimiento”. No quedan muchos temas en el tintero, incluso los más íntimos, como el sexo: “cuando copula a gusto, la mujer se va al cielo”. Tampoco su resentimiento hacia el estamento médico oficial: “la jerga médica oficial sobre drogas es como la misa en latín para quienes no entienden la lengua romance”.
Las confesiones de este liberal “opiófilo” fueron escritas a conciencia como una despedida y en la presentación Juan Carlos Usó revela que Escohotado, que era un experto en marketing, pensaba que sería su mayor best seller con diferencia: “¡Qué se preparen los mustios eunucos!”, dijo en una ocasión. Sin embargo, Confesiones de un opiófilo está lejos de ser lo que algunos esperaban, un dietario farmacológico secreto. Más bien es el discutido y discutible testamento de un libertario “no arrepentido”, que renegó de casi todo excepto de su soberana libertad, le pesara a quien le pesara.
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