Emperador de Asíria.- Estimado y querido Duque emPalmado… Ricardo… Eneko. Disculpe no recuerde su nombre… Me encanta, Don Iñaqui, su humor… Le admiro profundamente desde que le conocí en nuestra isla maravillosa, de nuestro querido Arquitecto. ¡MI ISLA!
Aún recuerdo cómo me hizo cagar y limpiarme el culo con la foto del señorito Valtonyc… Me tenía loco, ansioso por descifrar a quién del populacho escogería para tal y cual degradante acción. Por un momento saboreé que querría lo hiciese con la foto del niño tumbadito en la playa…
¿Se acuerda de mí? Ains, espero que siií…
Entre tantos admiradores suyos como somos y con lo apuesto y delgadísimo que es.
¡Con tanta necesidad sexual!
Imagino habrá recibido miles de felaciones hechizantes…
Ya sé que no soy nadie, que mi vida no es para tanto… que no debo hacerme de rogar… pero… me encantó lamer mi caca-coco, caca-coco, caca-coco…. ¡Caca-coco! Cuanto más lo repito, más me parece un nuevo refresco con radiaciones comercialmente galácticas. Y más aún cuando me hizo recordar mi violación por su eminencia cardenalicia.
La leche de coco fue diametralmente opuesta a la peor opción de refresco que jamás he probado, que jamás ha recorrido mis pezones.
Ciertamente, querido Urdangarín, la vida no ha vuelto a ser la misma desde que le encontré en aquella isla encantada.
Me ha dejado varias preguntas, sugeridas por la caracterización mental de su presencia. Motivo por el que le escribo. Imagino desde las alturas… Cuando llegue esta carta, con el servicio pésimo del correo jurídico, algo habrá pasado. Tal vez haya entrado en prisión. O no. Pero este no es el tema.
Mi pregunta es: ¿cómo ha logrado no ser juzgado por injurias a la Corona? ¿Es la Corona, una Corona cuadrada? ¿Sin diamantes, ni estalactitas? ¿Una Corona que le desmerece a Dios?… ¿Son ustedes más valiosos que ella?
Ciertamente como Emperador que soy… nunca me atreví a pisotear ningún símbolo familiarmente eterno. Es usted un genio de la mayor categoría, envidiado por Hitler, por Mussolini o por Franco.
¿Cómo lo ha hecho para conseguir pisotear, cagar, violar, mear, cagaaaaarrr una y otra vez sobre la corona? Robarla, dañarla, abollarla y masacraaarr la imagen mental incrustada en su pueblo empavorecido… ¡Injuriarla, sin ser detenido¡
Mi máxima admiración querido, soy su fan número 1. Mis sabias hermanas hermafroditas, esclavas y mudas andan muy profundas con el teorema. Han dejado de perfumarme con esencias de perfumes perfumados de Arabia… me desprecian desde que le conocen. Han dejado de respetarme, ¡a mí! Asesino de migrantes.
Debo cambiar el ordenamiento jurídico de esta puñetera isla que Dios cagó en mitad del Océano por equivocación… ¡MI ISLA!… Me siento insultado, minorizado, despotizado, machacado y acabado desde que pasó por aquí… necesito desemPalmarlo por doquier…
El Arquitecto tampoco me admira ahora, él cree en los hechos más que en palabras.
Por favor, no lo dude. Escríbame con emergencia de bomba nuclear al respecto. ¡¿Debo poner un parlamento entre yo y ééél para que parezca que no tengo poder y que todas las injurias las pronuncia ééél?!
Ay, Dios, ¡qué lío! Creo que voy a vomitar la leche hipergaláctica… Mis meditaciones, mi esquizofrenia, superadas por un jugador de fútbol mano.
¿Ha pisoteado alguna vez una corona de verdad? Quiero decir con el pie.
No me imagino cómo hacerlo tan bien como usted sin antes romper una. Y en la isla no hay.
¡Vuelva! ¡Tráigame una! Se lo suplico, ¡Se lo exijo!
Quiero ser usted y yo a la vez. ¿Lo hará? ¿Me la traerá?
Siempre suyo, su amado asesino de madres, perros y padres gays, se despide hasta la próxima soledad ansiada.
Monólogo de El dramaturgo de los indignados,
autor de “La guerra de las imágenes”. Obra considerada por los medios internacionales ´la tragicomedia de los indignados del mundo´¨ y representada por el 15M y otros movimientos afines a nivel global.
El Emperador de Asiria es un personaje de “El arquitecto y el emperador de Asiria” una obra pánico de Fernando Arrabal representada actualmente por Tshock Cultura Emocional.
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