Casa Mediterráneo ha arrancado la Red de Mujeres Escritoras del Mediterráneo, una jornada enmarcada en el área de igualdad de género de la institución, para poner en valor y promocionar la figura y el talento femenino en el contexto literario actual. Un total de 15 escritoras procedentes de diferentes países del Mare Nostrum se han dado cita en la antigua estación de Benalúa para analizar, desde una perspectiva de género, esta problemática que acarrea ambas orillas.

La jornada ha arrancado esta mañana con la escritora Espido Freire, quien ha inaugurado las mesas redondas que permitirán crear sinergias entre las escritoras participantes en la Red, así como difundir el papel de la mujer como divulgadora y narradora en un marco en el que muchas autoras se encuentran en condición de riesgo en sus países por razones políticas, religiosas o sociales.

Esta Red de Mujeres Escritoras es un “acceso al conocimiento”, ha apuntado Freire, la cual permite poner en valor los problemas que aparecen en ambas orillas para “interpretar, analizar y formar procesos” que permitan crear soluciones para “ganar poder y mayor visibilidad”. De este modo, la Red accede a que “otras vean cómo hemos solventado los problemas y ayudar a analizar y resolver los suyos”, ha añadido.

“La voz que yo poseo no la tienen otras mujeres de la cuenca sur y oriental del Mediterráneo”, ha denunciado Freire; por ello las reuniones periódicas que celebrará la red permitirán poner en contacto a autoras, desconocidas entre ellas, y trabajar en conjunto a través de “lo que nos une y separa, como idiomas, fronteras, países y ser mujer”.

La visibilidad en ambas orillas del Mediterráneo

Freire ha compartido espacio con las tres moderadoras que se encargarán de llevar a cabo las mesas redondas de Red de Mujeres Escritoras del Mediterráneo, Lola Bañon, Inma Chacón y Cristina López Barrio; junto a la escritora participante Begoña Valero. Todas ellas han mostrado su satisfacción con esta iniciativa capaz de mostrar la “diversidad y diferencias” que, según Bañon, “componen la identidad del Mediterráneo”.

La puesta en marcha de esta Red supone, para Chacón, “una mirada muy interesante sobre cómo vemos la profesión” y ha destacado la “voluntad de aprender, comunicar y establecer sinergias entre todas”. Con ello, las participantes podrán indagar en “cómo se construye la identidad en cada país” a través de las similitudes y diferencias surgidas en ambos lados del Mare Nostrum, “en los aspectos de literatura y mujer”, ha explicado López Barrio; “nos va a enriquecer”.

“El Mediterráneo es un mar de conflictos y la literatura es una forma de exponer y buscarlo”, ha expuesto Bañon, quien ha remarcado el déficit existente en las redes de Mujeres. Gracias a sus componentes procedentes de los tres continentes bañados por el Mare Nostrum, “la red de escritoras nos ayuda a poner en común problemáticas, aprender de ellas y dar soluciones” a través de nuevos modelos que expongan las visiones de géneros y aborden alternativas diferentes.

Las etiquetas y la “literatura femenina”

Las etiquetas con las que muchas escritoras, y con ellas sus obras, han sido calificadas son motivos de “discriminación” para Chacón, entre ellas “la etiqueta de literatura femenina”. “Las mujeres no escriben para las mujeres. No creo que a Flaubert le preguntaran si escribía literatura femenina porque su protagonista fuera una mujer”, ha manifestado.

Según López Barrio, “la literatura femenina está asociada a la emoción y al corazón”, una premisa que hacer creer “que la mujer escribe solo sobre la emoción, lo cual me parece maravilloso porque esta mueve el mundo”. Sin embargo, ha destacado también las amplias vertientes temáticas y los campos de trabajo de las escritoras que publican sus obras.

“Más del 50% de los escritores son mujeres, las cuales son capaces de transmitir otra serie de sentimientos que enriquecen la literatura”, ha aportado Valero. De este modo, deja claro que el término “se debe cambiar con el apoyo de lectores y lectoras”.

Con todo, las escritoras han señalado las diferentes calificaciones, surgidas entre las críticas a sus obras, convertidas en etiquetas que marcan su trayectoria las cuales, según Freire, vienen puestas por la imagen que “tienen de nosotras o la que damos. Cuántas más etiquetas mejor, porque una sola es excluyente”.