“…Ahora camino al borde del abismo / con los ojos cerrados, / sin miedo a que mi alma me guíe / con el sonido de mis sueños”.
Begoña Abellán Rodes (Alicante, 1976). Poeta y actriz. Durante toda su vida ha necesitado encontrarse, siendo la escritura, y mayormente la poesía, su forma natural de expresión. Sus inquietudes artísticas empiezan de bien pequeña, pero es en 2012 cuando decide comenzar su formación profesional en artes escénicas. Ha formado parte de varias asociaciones culturales tales como Mistium o Gramática Parda; es fundadora de “El Mundo de Calíope”, asociación dedicada al teatro, recitales de poesía, performances y talleres para público infantil y adulto. Colaboradora de diversos programas de radio dedicados a la poesía y revistas culturales, en 2014 publica la plaquette Morir para vivir como parte de la antología El Mundo en un verso y, en 2017, La ventana que dibujo. En su faceta plástica, actualmente está inmersa en el proyecto Metamorfosis, una suma de dibujos y poemas que plasman, en un acto de introspección, el proceso de evolución interior de la mujer.
Antes de empezar, confieso que cruzar el puente de la mano de alguien tan cercano me resulta complicado. Mi hermana Begoña es la parte que cierra el círculo, mi compañera, mi amiga, el otro lado del espejo donde me miro. Escribe desde siempre, casi por necesidad, a través de un diario que le ayudaba a contar todo aquello que no decía.
El primer libro de poemas que poseyó fue de Gloria Fuertes y se lo regaló nuestro padre. Jamás tuvo conciencia de lo importante que iba a ser ese poemario en su vida, pero lo cierto es que tras su lectura comenzó a ver con otros ojos el mundo. Empezó a leer poesía, a escribir y a vivir a través de los versos.
Desde los inicios, su poética se caracteriza por su carga surrealista, llena de símbolos y una gran cantidad de metáforas que nos muestran una visión del mundo muy particular. Las incertidumbres y zozobras personales, el análisis y la reflexión sobre todo lo que le rodea, se alían con la esperanza y los sueños para seguir respirando.
“…La vida se comprime en un espacio / entre el blanco y negro, donde tus ojos / se agrietan cuando eres cobarde / provocando el ego un descontrol total / ante tu propio cuerpo, / convirtiéndolo en oscuridad.”
“La ventana que dibujo” es su primer libro publicado en solitario, el más abierto en cuanto al lenguaje, sin perder el estilo que marca su obra. Nace por la necesidad de comunicarse con los demás, de la fusión de dos poemarios inéditos, “Naturaleza irreal” y “Ciudad escondida”. La parte de la ciudad que no le gusta (gris, solitaria, deshumanizada…), se une a un mundo fantástico, lleno de naturaleza y arraigo a la tierra, para dar un mensaje que unifica y destila la necesidad de soñar.
“…Sol entre nubes negras desprendiendo los recuerdos, / empapando los tejados peludos / que siembran el terror por lo desconocido, / ante la duda de permanecer en esta ciudad silenciosa”.
Enlaza con la filosofía socrática en cuanto a retratar el alma como algo con la virtud de calificarnos de sabios o de locos, de buenos o de malos, y se acompaña de cierto intelectualismo moral que abre una ventana a la sensibilidad de la poeta.
“Secuestrada en el vacío, mi alma, / perdiendo la razón de todas las palabras / que intentan abrazarme. Detrás del agujero, oculta, / la absoluta oscuridad. / Mi cabeza intenta navegar entre verdades…”
Como ella explica, a través de la escritura “da la vuelta a la tortilla” y convierte sus momentos de angustia en palabras que transmiten ánimo e ilusión para seguir avanzando. Se aferra al presente que no podemos atrapar, que se diluye en las manos. Aboga siempre por la idea de Carpe Diem, por vivir cada instante de manera intensa, porque “lo que se va, no vuelve”.
“Ahora que, entre el silencio despierto, veo a mi alrededor / cada pequeño detalle convertido en milagro / y cada pequeña palabra convertida en abrazo…”.
Otra particularidad del libro es que va ilustrado por la propia autora. Los dibujos que acompañan los poemas están llenos de elementos que refuerzan el mensaje a través de esa simbología que empuja hacia la libertad. En sus propias palabras, “la sociedad puede encarcelarte, pero la libertad siempre la tenemos dentro. Tú puedes sentirte libre dentro de una cárcel, maniatado, si la cabeza la tienes libre”.
“…Pero no, no permitiremos que el mundo se transforme / en un arma y aniquile nuestras almas. / ¿Dónde estáis? / No os escondáis por más tiempo. / Sé que me escucháis cuando os digo ¡Os quiero! / Sé que cada minúscula raíz que ahora se esconde, / puede llegar a florecer…”.
La dualidad está muy latente en sus poemas. La observación la lleva a un sentimiento de claustrofobia, de tristeza por cómo funciona el mundo, del que se libera a través de la escritura. Traspasar el espejo es una alegoría de la libertad intrínseca del individuo que busca su propio camino. Silencio y soledad acompañan a Begoña Abellán en ese intento de saberse elemento de un mundo global.
“… ¿Dónde vivo y dónde muero? / ¿Dónde acaba la realidad y comienza la ficción? / Mi extensión inevitable con la pureza natural, / me atrae a este bosque repleto de misterios profundos / y oscuridades perpetuas.”
La poesía es mágica, nace en el interior y se vehicula a través del lenguaje, pero también a través del movimiento. La experiencia de “La ventana que dibujo” no acaba en el papel, sino que va unida a un espectáculo con el mismo nombre, diseñado por la autora. A través de la voz, la biodanza y la imagen de tres mujeres de diferentes generaciones, Begoña da vida a sus poemas y expone sus grandes preocupaciones.
Begoña Abellán Rodes cree en la fusión de diferentes disciplinas artísticas, en la colaboración entre artistas que ni siquiera se conocen, para fluir sin ataduras. Una mujer que es emoción pura, hipersensibilidad en forma de versos, luz escénica que abre ventanas, que dibuja sobre el papel esos sueños que dan forma al viaje y reconectan el alma con los elementos de la naturaleza. Arte y vibración que se dan la mano para escribir, leer, volar hacia los sueños personales, “para descubrir realmente / la imagen escondida de la única verdad; / el sentimiento”.
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