La sede Universitaria presenta una exposición del artista Massimo Pisani que se realiza de forma conjunta con el Museo de la Universidad de Alicante (MUA). Ambas exposiciones conforman un diálogo complementario, siendo en la sede un proyecto site specific.
La obra de Massimo Pisani (Mantova, Italia, 1958) nos introduce en una sensibilidad particular, la del arte conceptual que observa el contexto, pero no relata la anécdota, sino que abre la mirada hacia otro tipo de conocimiento.
Pisani se mueve en un estado de inestabilidad entre lo cierto e incierto, un cierto movimiento anárquico donde no hay límites entre la apología y la negación. Entiende Pisani su obra como una transformación de la idea, como un pensamiento que se presenta plásticamente como un «portador de energía», término acuñado por Joseph Beuys, y que debe desafiar o provocar al espectador a pensar. Pisani aborda un amplio conjunto de ideas mediante la reflexión sobre la experiencia sobre lo sensorial mediante el análisis de entidades simbólicas que conducen a la idea de utopía y fundamentalmente del pensar como vehículo hacia el pensamiento crítico, libre y autónomo.
Su visión estética radica en sus raíces, en su fase formativa principalmente, como son el minimal, el conceptual, el arte povera o el fluxus. A Pisani, desde su edad formativa, le interesa romper los límites expresivos y se enfrenta a su vez a la idea del artista político como posicionamiento ante el hecho artístico. En su obra emergen conceptos como la inutilidad, entendiendo el arte sin una función práctica sino mental, política, social, antropológica. El artista apunta con mirada crítica hacia una conciencia estética y una práctica artística al servicio de la vida.
Lo textual, la palabra, el mensaje escrito, está muy presente en sus obras, o bien de forma crítica, encriptado, por el signo o el número como símbolo, como intervención y, por tanto, como agente activador de la obra y del espacio. Pisani es capaz de activar el espacio en resonancias insospechadas, la inserción de un espacio dentro de otro espacio, casi una escenografía donde los objetos son resonancias de otros lugares, otros tiempos que sin embargo son el presente. El objeto es residuo de la acción, y la acción es subsidiaria de algo que se quiere manifestar, pero no se enuncia con claridad. En sus instalaciones se nutre de objetos cotidianos, reciclados, pero mantiene el concepto de artista hacedor pues en su obra persiste lo artesanal, aquello encontrado como arqueología del presente, objetos en desuso que se activan poniéndolos en un contexto distinto. Pisani construye de forma impecable sus instalaciones, la precisión en su hacer, la relación con la arquitectura o la ingeniería, máquinas que respiran, objetos de factura industrial y sin embargo poéticas, y aunque el propio artista quiere desproveer de sentimiento y emoción, sin embargo, no lo consigue.
Es manifiesto el desasosiego en sus obras, se advierte un cierto sentimiento de nostalgia o melancolía, pero también de resistencia que parece resolverse en algún momento. Pero es en su trabajo más reciente donde este sentimiento cobra más fuerza. La idea de huella, disolución, la muerte, el vacío están muy presentes en muchas obras a lo largo su trayectoria.
Entre sus objetos, sus espacios, sus tiempos, en el borde de la luz y sus límites, en el lugar que nada vuelve, como el vacío, indeciso entre la tradición y lo nuevo, entre el objeto y su disolución, entre la luz y la oscuridad, entre lo interior y exterior, lo humano y lo místico, lo político y lo social, la resistencia y el fracaso, la utopía y la realidad…Pisani transita.
Comisaria
Begoña M. Deltell
Calendario exposición
Del 14 de octubre al 19 de diciembre de 2022
Sala Juana Francés.
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