Durante el confinamiento se ha producido un incremento del interés de los alicantinos por la cocina tradicional, la mejora de sus hábitos gastronómicos y una valoración más positiva de la alimentación sostenible y de proximidad según revela el estudio realizado por la Cátedra Carmencita de Estudios del Sabor de la Universidad de Alicante y el Centro de Gastronomía del Mediterráneo UA- Dénia sobre los hábitos alimenticios durante la crisis provocada por la COVID-19.
Los alicantinos han dedicado más tiempo a cocinar debido a una mayor disponibilidad y flexibilidad de horarios. Cocinar con la familia aparece como la tercera de las motivaciones, un 29,6% de los entrevistados así lo afirman, y la preparación de postres ha sido el aspecto que más se ha incrementado en este período.
Más del 60% de los encuestados afirma haberse atrevido a cocinar durante el confinamiento platos que no habían preparado con anterioridad. Más de un tercio se ha atrevido con platos tradicionales valencianos, como la olleta, lentejas, arroces y también postres, donde destacan recetas como la mona de pascua o las torrijas. Una cuarta parte de la muestra se decanta por los guisos o por la preparación de pan y masas saladas, como cocas. El estudio también revela que cerca de un 10 por ciento de los encuestados se han atrevido con recetas de pasta tradicional, como la fideuà o los gazpachos.
Las recetas internacionales también han estado presentes en las mesas alicantinas este tiempo de confinamiento, hasta un tercio de los entrevistados afirma haber cocinado recetas de origen italiano, en particular pizzas, aunque también destacan numerosas incursiones en la cocina asiática y el fast food mexicano.
Tan sólo el 17% de los entrevistados ha manifestado haber preparado alguna receta tradicional de otras zonas del estado. La fabada asturiana con 30,3% fue las más cocinada y, en general, la cocina de esa comunidad autónoma, que ha superado a la vasca o a la manchega como referencia en este confinamiento.
Más del 35% considera que durante el confinamiento ha ampliado “bastante” o “mucho” sus conocimientos culinarios, y lo han hecho, sobre todo, a través de libros, recetarios, blogs, TV, redes sociales, etc.
El trabajo de investigación realizado por la Cátedra Carmencita y Gasterra también señala que el confinamiento no ha cambiado las preferencias de los alicantinos por los platos tradicionales frente a otras alternativas como la de los platos precocinados, a lo que recurren menos del 10% de los encuestados.
En cuanto a cambio de hábitos: durante el confinamiento se compartió más la mesa a la hora de comer, disminuyó el porcentaje de los que comían solos o lo hacían haciendo otras cosas a la vez. La comida y la cena fueron los momentos gastronómicos más compartidos, disminuyendo los almuerzos, al realizarse desayunos más tardíos y copiosos.
En cuanto a los hábitos y las prácticas de compra de alimentos más del 50 por ciento de los que han participado en la encuesta aplican el criterio de la calidad gastronómica y nutricional en el momento de la compra, mientras que el 30 por ciento han priorizado el precio.
Durante el confinamiento se ha producido un cambio de percepción y una mejor valoración del trabajo de los productores (58%) y la compra en mercados y comercios de proximidad (50,2%), así como la importancia de una alimentación equilibrada (48%) o la necesidad de cuidar el medio ambiente y consumir productos ecológicos (37,7%).
La Cátedra Carmencita de Estudios del Sabor de la Universidad de Alicante y el Centro de Gastronomía UA Dénia, han contado para el desarrollo de la encuesta con la colaboración de Lluís Català Oltra, sociólogo y profesor del Departamento de Sociología II de la UA y María Tormo, doctora en Ciencias de la Salud y profesora del Departamento de Enfermería Comunitaria, Medicina Preventiva, Salud Pública e Historia de la Ciencia de la UA.
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