El Espacio Séneca acoge la segunda edición de esta exposición colectiva, tras la pionera celebrada en el Castillo de Santa Bárbara en verano de 2021. Reúne a cuatro creativos digitales emergentes y dos artistas senior, en una selección al cuidado de Jorge Sebastián Lozano, profesor de Historia del Arte de la Universitat de València y Alberto Burgos, arquitecto de Alicante.
Las obras de Pedro Bella, uh513 (María Castellanos y Alberto Valverde), Noelia Medina Fernández, Natalia Stuyk, Quino Torregrosa y Alejandro Ybarra, muestran la gran diversidad de enfoques en el arte producido actualmente con herramientas o sobre soportes digitales.
El concejal de Cultura, Antonio Manresa, ha destacado que “el arte digital en sus diferentes facetas está tomando auge. Esta exposición es la continuación de una serie que se irá llevando más adelante y que se irá aumentando porque el arte digital es un arte más que debemos dar cabida y acercar las obras”.
La interactividad da protagonismo al espectador
Varias de las piezas consisten en vídeos realizados mediante el recurso a algoritmos de inteligencia artificial, que generan imágenes en movimiento a partir de datos con diversos orígenes, como pueden ser estímulos musicales, o síntesis de imagen analógica. En otros casos se trata de filtros de Realidad Aumentada, pensados para ser completados de forma interactiva desde el dispositivo digital del espectador. La traslación a técnicas y soportes digitales de la pintura o el dibujo analógicos protagoniza algunas otras obras.
Un segundo rasgo común en las obras reunidas es, en palabras del comisario de la exposición, “su renovada atención a la naturaleza, a las formas biológicas y del paisaje, mediadas sin embargo a través de un recurso intensivo a la tecnología”. Esta aparente paradoja muestra cómo temas y géneros tradicionales siguen sirviendo de inspiración a artistas de lenguajes radicalmente contemporáneos.
“La división centenaria entre artificialia y naturalia, objetos artificiales y seres naturales, es reelaborada en obras que construyen puentes entre esos dos ámbitos, aspirando a encontrar inspiración precisamente en la hibridación entre tecnologías digitales y formas de vida animales o vegetales”, explica Jorge Sebastián, en su faceta de historiador del arte. Son obras que, además, “invitan a repensar la noción de autoría, pues partes significativas de ellas no resultan directamente de la acción creativa o técnica del autor, sino que derivan de otros parámetros no regidos por su intención, como el empleo de algoritmos o la interactividad con los espectadores”, añade Sebastián.