Cuando se presenta un libro de poesía en nuestra ciudad es un refresco para el corazón y la mirada. Cuando, además, en el mismo momento la presentación es doble, entonces es un festival de la palabra y la intensidad. Y eso fue lo que ocurrió este jueves en la librería 80 Mundos de Alicante en el que salieron a la luz los poemarios de Esther Abellán y Mariano Sánchez, 4º sin ascensor (nº 5) y Lágrimas de sombra (nº 6), respectivamente y se recitaron también en un bonito directo de la mano del músico residente David Álvarez, tan genial como siempre.

Ella, sobre todo y así lo vivo, es una mujer cercana y con una ternura natural que te inunda cuando estás a menos de 30 centímetros de ella. Esa capacidad yo la admiro de las personas creadoras porque aportan valor más valor a tu vida, por lo que lees y por lo que te hace sentir.

Él es, sobre todo ingenioso, un hombre como se suele decir con humor con el que compartirías varias cervezas o vinos en una conversación compartida. Una persona que te deja expectante cuando va abriendo el libro de sus secretos fortuitos. Además, y lo ha demostrado con su último libro, es el primer poeta valiente que conozco personalmente, porque se enfrenta y asume el dolor, algo que admiro y de lo que yo no me siente muy capaz.

Esther ha venido a hablar de su libro, que es el primer regalo del año que se ha hecho, entiendo que merecido, por toda su trayectoria que conozco solo bastante.

Pregunta: Tus poemas son fruto de un cambio. De un cambio de un modelo de ciudad, de un modelo de amor pero sin perder tu pasado aunque sea difícil o duro.

R: Una transformación personal donde en ese momento te paras a pensar y, sin hacerte planes de futuro, te aprovechas de cada instante. Este poemario es casi como un diario de dónde vengo y que bien me encuentro. Y, además, vamos a seguir luchando y caminando hacia adelante de forma muy vitalista

P: Cuando se habla se improvisa, cuando se escribe se reflexiona. Tu poemario, por tanto ¿es una reflexión ante las nuevas fases de tu vida?

R: Realmente estos poemas salen de la improvisación, de manera visceral de lo que me estaba pasando. Cuando te pasa algo y estás tan removida necesitas expresar.

P: La poesía me parece ya un bien común. No creo que sea tan minoritaria, lo que pasa es que es muy íntima y de eso a veces no se habla en los bares tomando cervezas.

R: Cuando pienso que es minoritaria es que cuando te acercas a la poesía, que es algo que vives, tienes que hacerlo de una manera importante, con dedicación. Y esto, si que puede ser minoritario

P:  En tu poemario parece que no tiemblas sino que has venido a cosechar para ti.

R: Cuando uno, por lo que sea, no lo ha pasado muy bien tienes que luchar y ese hecho en sí me ha permitido que estos poemas sean tan directos, sin necesidad de mucho análisis. Y sí, ha sido un regalo a mí misma.

Esther Abellán, Javier Cebrián y Mariano Sánchez. Foto: Juanjo Cervetto

Esther Abellán, Javier Cebrián y Mariano Sánchez. Foto: Juanjo Cervetto

Mariano se ha sentado conmigo a hablar de lo que le ha pasado con su libro-cicatriz que no duele, pero en cualquier momento puede volver a empezar sangrar.

Pregunta: ¿qué es lo que ha cambiado del poeta de 1978 o que es lo queda de aquel poeta en 2019?

R: Lo que ha cambiado ha sido la técnica y el conocimiento, la práctica. Mucha escritura. En cuanta al fondo o temas no he cambiado nada profundamente. Las experiencias te llevan a tocar temas, pero la búsqueda de respuestas a grandes preguntas sigue estando presente.

P: Tu nuevo poemario ¿es el capítulo 2 de tu anterior Desprendimiento? Como ambos se fraguan en el dolor.

R: El dolor tiene que ser cierto y, claro, yo me he encontrado con el dolor siendo lo que soy, escritor. En el poemario actual cada poema es algo consolidado ya dentro, que se ha convertido en parte de tu carne como resultado de esa reflexión. Se encuentra construido en tres pilares que son consecuencia: los primeros son poemas de la  muerte, los siguientes abordan mi situación de duelo y los últimos son los poemas en mi fase de salida del duelo, aunque te siga doliendo porque el dolor es como una cicatriz. Creo, por tanto, que es un tema literariamente cerrado pero, como escribo en el último poema, “no descarto regresar al infierno”.

P: Se puede hacer literatura con mayúsculas entre tanto dolor.

R: Yo soy escritor. Por tanto, este mi lenguaje. Eres testigo de ti mismo tu propio notario. En cualquier caso, soy como Becquer: “cuando siento no escribo”.

P: Lo que más me ha gustado de estos días previos fue tu afirmación de “la poesía si sirve para algo es para decir la verdad”.

R: Yo hago lo que puedo y necesito ser sincero y coherente. Siendo testigo de mi vida.

P: Para finalizar, ¿tus nuevos proyectos?

R: Mi próximo poemario previsto para este 2019 será muy urbano, de mucho rock and roll. Lo voy a titular “Para los que brillan con el beso eléctrico”.

Esta nueva aventura poética viene de mano de la Editorial Frutos del Tiempo de Elche, un proyecto muy vivo que se inició en 1990 en Elche que dirige y preside Javier Cebrián. Los libros forman parte de la Colección Lunara Plaquette que inició su recorrido el pasado año y ya ha llegado a los 6 números. Larga vida a las pequeñas editoriales en ellas encontrarás lo inesperado.