La exposición “Donde habita el silencio” pretende exhibir obras inéditas del artista Jesús Tarruella (Villena, 1962). Con sobrada maestría, a lo largo de más de 30 años, el profesor ha fotografiado gran parte de los edificios que componen el patrimonio industrial y el legado arquitectónico que ha dejado la industrialización en España. En esta ocasión, se busca mostrar su trabajo más personal, exponiendo, no únicamente fotografías de grandes edificios industriales, sino también de lugares más “banales”, conectados con el abandono, que nos transportan a un paradero de deterioro, de destrucción.
Su trabajo, que puede visitarse en la Casa Bardín hasta el próximo día 24 de marzo, hace reflexionar sobre lo que supone la pérdida existencial de los “valores de uso” y las consecuencias de una España vacía y despoblada. Habla de identidad; busca sensibilizar sobre la importancia de salvar esos territorios y esas “arquitecturas perdidas’’, que forman parte de nuestro pasado.
Se trata de revivir la memoria histórica más reciente mostrando al mismo tiempo la facilidad con la que el artista transciende los cánones del “documentalismo fotográfico”, así como una visión conceptual y un lenguaje cercano al del conocido como “nuevo paisaje”. A partir de tomas en clave minimalista y pictórica muestra el artista las “heridas” que el paso del tiempo deja en las piedras.
Para el artista de Villena, escuchar los sonidos de la arboleda, así como oír los compases de las estaciones o descubrir la naturaleza, evoca lo que sintieron también otros muchos creadores que bien supieron reflejarlo en sus obras, véase Asher B. Durand, Caspar David Friedrich, Gustave, Turner, Courbet o Georgia O’Keeffe etc. Todos lo disfrutaron como algo inherente a ellos mismos, acercarse a la naturaleza significa reconectar con la esencia humana. Para Tarruella pasear por el campo con su bicicleta y su cámara a la espalda es una de las experiencias más placenteras de la vida por el sentimiento de comunión con la naturaleza y por la libertad que se respira en contacto con la misma. El interés por la ruina de antiguas edificaciones y la naturaleza lo lleva a emparentar, si cabe, con las obras artísticas de los más melancólicos creadores de la Historia del Arte, enlazando con el simbolismo y el romanticismo. Movimientos artísticos donde la representación de la naturaleza alcanza la expresión suprema, donde el individuo cumple el insignificante papel de espectador frente a la magnitud y hermosura del paisaje.
Objetivos de la Exposición:
1.- Revivir la memoria histórica más reciente. Reflexionar sobre lo que supone la pérdida existencial de los “valores de uso” y las consecuencias de una España vacía y despoblada. Hablar de identidad; sensibilizar sobre la importancia de salvar esos territorios y esas “arquitecturas perdidas’’, que forman parte de nuestro pasado.
2.- Mostrar la facilidad con la que Tarruella transciende los cánones del “documentalismo fotográfico”, así como una visión conceptual y un lenguaje cercano al de la conocida “nueva objetividad”, compuesta a partir de tomas en clave minimalista y pictóricas.
3.- Homenajear a quien ha sido “maestro de maestros”. Tarruella ha formado a toda una saga de fotógrafos relevantes, entre los que cabe destacar a Sergio y Raúl Belinchón, Eduardo Nave, Albert Corbí, Carlos Luján, Ana Raquel Leiva, teniendo siempre por bandera (durante 34 años) transmitir sus asentados y maduros conocimientos a tantos discípulos que han pasado por sus aulas, en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Alcoy, compartiendo vivencias artísticas con figuras del ámbito alicantino como Albert Adsuara y Antonio Alcaraz, entre otros muchos.
4.- Por último, buscamos apoyar una de las disciplinas artísticas más solventes y que mayor auge está teniendo dentro del arte en las últimas décadas: la fotografía.
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