En la I Edición de la Alicante Fashion Week asistí a una conferencia que daba el diseñador Hannibal Laguna y tuve la oportunidad de preguntarle sobre la aparición en su casting nupcial de la modelo de ascendencia congoleña Godeliv y si creía que existía racismo en el mundo de la moda. El diseñador me respondió que no le importaba ni el color de su piel ni su edad, que simplemente le encantaba ella. A pesar de estar de acuerdo, la respuesta me pareció insuficiente, porque si dejamos que la libertad de elección actúe como un absoluto puede precisamente provocar el efecto contrario. Las casas de moda y sus directores creativos eligen los instrumentos de belleza (modelos y musas) para comunicar su visión del vestir pero, no existe libertad sin responsabilidad.

YSL o Alaïa fueron pioneros en el empoderamiento de la belleza negra. Casi treinta años después, otros como Prabal Gurung siguen contribuyendo con la visión de multiculturalidad reflejada en mensajes como: “Kind heart, fierce mind, brave spirit, that’s me” (“Corazón amable, mente feroz, espíritu valiente, así soy yo”). El también neoyorquino Cristiano Siriano se ha convertido en un firme defensor de vestir a mujeres más allá de la talla 36, quien ha contado con la presencia en su último desfile de Cynthia Nixon, candidata a gobernadora del estado de Nueva York. La controvertida Victoria’s Secret acusada en innumerables ocasiones de no reflejar adecuadamente a la mujer americana ha elegido para desfilar a Winnie Harlow, la modelo con vitíligo. Adwoa Aboah,  fundadora de Gurls Talk, desafiando medidas y convencionalismos ha logrado copar portadas, campañas y desfiles. En el último número de septiembre de Vogue USA la diva Beyoncé ha utilizado su influencia para que Tyler Mitchell se haya convertido, no sólo en el primer fotógrafo afroamericano en realizar la portada más importante de la revista más vendida del mundo, sino también el más joven.

Mientras tanto en Europa, Lauren Hutton, Catherine Deneuve o Betty Catroux, entre otras, han aparecido en desfiles y campañas sin que la edad sea un obstáculo contrario al ideal de belleza, que en muchas ocasiones se asocia únicamente con la juventud y la delgadez. La Maison Margiela ha lanzado recientemente una fragancia bautizada con el nombre “Mi Motín” bajo el lema: “I was born intersex. You can be whatever the fuck you want”, (“Nací intersexual. Puedes ser lo que te de la puta gana”) que puede traducirse en visibilidad para personas intersexuales y transgénero y además en una deconstrucción de los roles de género, y por tanto, en el verdadero significado de igualdad. También en oriente Mariam Bin Mahfouz confundadora de Haal Inc esta rediseñando con audacia indumentaria tradicional musulmana (abaya).

Sin embargo, a pesar de todos estos ejemplos significativos, existen otras firmas que únicamente cambian sus diseños cada temporada pero no el soporte de belleza que sigue siendo joven, delgado, y blanco caucásico, ni tampoco su discurso, y aunque sus cifras de venta sean fructíferas y sus publicaciones arrasen en Instagram, su espíritu decadente no me suscita ningún interés, ni a mí, ni a las editoras de moda que prescinden de sus prendas en las editoriales.

El año pasado la mítica Imán de quien Yves dijo que era “su mujer soñada” y la legendaria Naomi Campbell pusieron de manifiesto la falta de diversidad en los castings de Calvin Klein, Donna Karan, Gucci, Armani, Saint Laurent, Chanel, Alexander McQueen o Victoria Beckham, en los que sólo contaban con una modelo de color o ninguna. Imán declaró que había más modelos negras en su época, mientras que Naomi, siguiendo el consejo que le dio Nelson Mandela de: “usa tu voz para ayudar a otros”, explicó que su intención no era acusar a nadie sino, simplemente advertir que el acto de no incluir modelos de color constituye racismo. Esto provocó que por ejemplo Calvin Klein incluyera en su siguiente desfile a seis modelos negras. Victoria Beckham ha celebrado el décimo aniversario de su firma con la insignia “Celebrating Women”, para ello ha contado como first face con la top andrógina Stella Tennant y en el cierre con Liya Kebede, activista, embajadora de buena voluntad de la ONU y referente étnico de las tops de la era 2000, además de tres new faces de color.

La moda como forma de expresión creativa tiene la misión de contribuir al cambio además de reflejar un mundo que gracias a la tecnología y redes sociales parece, y espero, no tenga fronteras. El trabajo sigue inconcluso, todavía queda pendiente dar mayor visibilidad a las minorías étnicas, personas con discapacidad, bellezas atípicas y asiáticas, además de seguir deconstruyendo los roles de género y belleza, pues no podremos hablar de verdadera inclusión hasta el día en el que las etiquetas sean únicamente para la ropa.