KLIMA es una convocatoria artística que tiene como objeto ayudar en la tarea de promover el debate sobre el cambio climático, sus causas y sus consecuencias. La convocatoria ha sido una excusa para hablar de clima en los espacios que nos han abierto las puertas y para trasladar un mensaje claro: el cambio climático es una realidad, tiene su origen en la acción del hombre, y es el problema más grave al que nos enfrentamos como sociedad. A la convocatoria se han presentado un total de 42 propuestas, de artistas provenientes de Europa, Asia y América, y de las que han sido seleccionadas 9.
La propuesta se podrá ver y sentir en La Peluquería, que como ya escribimos en nuestra revista en julio en la Expo Visible Discontinuo, no es un espacio de arte, ni siquiera un espacio, y menos aún una galería o un museo. Está al margen de todo el sistema, también del mercado del arte, ya que la única transferencia que tiene lugar es la de conocimiento. En La Peluquería el artista nos habla de su obra, de su proceso creativo y de todo lo que tiene que ver con eso. Es un laboratorio de experimentación.
Los trabajos que podemos ver en la muestra que se inaugura el 7 de septiembre a las 20 h. reflexionan sobre el cambio climático, analizando sus causas, sus más que probables consecuencias, y sus posibles soluciones. Lost and found, de Diego Brambilla, está formada por una serie de falsos fósiles del tiempo presente. El artista ha recopilado algunos objetos perdidos o abandonados en las calles de Londres, para después encapsularlos en bloques de resina, creando así piezas que podrían encontrarse en las salas de una especie de museo de historia post-natural futurista.
Pau Figueres presenta una serie de cianotipos de las prendas que le sirven para cubrir su cabeza sin pelo de los efectos del calentamiento global. Con ella, plantea afrontar los efectos del cambio climático desde el estado hiper del consumismo. Es, también, una mirada al consumismo íntimo, a la observación de la cantidad de objetos que consumimos y acumulamos, y también a la obsesión por la propia acumulación.
Por su parte, Israel Fuentes nos muestra una serie fotográfica en la que (re)crea una distopía en el corazón de la sociedad de consumo capitalista. Las fotografías que componen la serie After the event están tomadas en California, semanas después de que tuviera lugar el incendio más grande de su historia desde que se guardan registros. También Bernabé Gómez nos habla de paisajes distópicos en su serie Dilated horizons. Para Bernabé, la ferocidad del cambio climático aboca inexorablemente a la destrucción del ecosistema, lo que terminará generando nuevos paisajes y formas de entender el medio ambiente en relación con el ser humano.
Rebeca Gutierrez reflexiona sobre la cantidad de plástico que generamos y arrojamos al medio natural. Polyethylene alchemy explora la noción de Antropoceno y el modo en que el ser humano ha modificado el medio ambiente. El trabajo está compuesto por fotogramas que reconstruyen paisajes contaminados por el mismo plástico que se emplea para construir las piezas.
Juan F. Navarro indaga en los cambios morfológicos de los contornos que definen la geografía. Groenlandia está perdiendo una parte importante de su capa de hielo como consecuencia del aumento de la temperatura del planeta. Este proceso de deshielo se está produciendo de forma muy rápida: en pocas décadas, una parte de su superficie terrestre, que durante miles de años ha estado cubierta por el hielo, quedará al descubierto. El deshielo total de Groenlandia elevaría el nivel del mar de todo el planeta en 7,42 metros. La obra Contour | Grønland muestra el contorno de Groenlandia tal y como lo conocemos en 2018. En otra parte del mundo, en Accra, capital de Ghana, se encuentra el cementerio electrónico de Agbogbloshie, donde va a parar buena parte de la basura tecnológica que genera Europa. En su serie Reciclantes, Antonio Pérez nos muestra a los adolescentes y niños que, sin ningún tipo de protección y en una zona contaminada, seleccionan y reciclan estos desechos tecnológicos a base de golpes y de quemar materiales plásticos para extraer el cobre que compone las piezas. Las pequeñas porciones de cobre ya limpios son compradas por comerciantes locales que, cuando consiguen llenar un contenedor, introducen el cobre en el mercado internacional para que, de este modo, vuelva a Europa.
El trabajo de Yoshihito Suzuki, La vida quieta o la naturaleza muerta, se vertebra en torno a objetos a los que no prestamos atención, organismos como briofitas o líquenes, y objetos de consumo tirados a la basura. Según científicos del Instituto Max Planck de Química en Maguncia y la Universidad de Kaiserslauter, los líquenes, musgos y algas terrestres absorben enormes cantidades de nitrógeno y dióxido de carbono de la atmósfera y realizan su fijación en el suelo.
En su obra Transfiguraciones, Carla Vidal reflexiona acerca de la pugna entre lo urbanizado y lo natural, y de cómo la esencia depredadora del capitalismo es incompatible con la sostenibilidad del medio natural.
La muestra podrá visitarse en La Peluquería hasta el viernes 28 de septiembre de 2018. Si os apetece asistir a una sesión, debéis contactar con el equipo organizador para confirmar asistencia en su perfil de Instagram: www.instagram.com/lapeluqueria.art
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