Nota : Este texto fue encontrado en mi ordenador. El bicho se las ha ingeniado para teclear, no sé cómo. Son muy listas. No me responsabilizo de lo que el condenado insecto dice, solo lo envío para que los lectores juzguen.

Hola, humanos. Cada noche vengo a visitar la anciano éste, que me persigue sin éxito. No se da cuenta de que los insectos somos -como dice Santiago Alba Rico- “el alma de la naturaleza”. Ya lo sabían los egipcios, que tenían deidades animales.

Parece que los humanos están muy preocupados por el calor, o por lo que ellos han dado en llamar “cambio climático”. A nosotras nos da igual, sobreviviremos a eso y a cualquier cataclismo, incluso al nuclear que  esta estúpida especie está a punto de provocar.  Mientras tanto, en sus televisores contemplan arrobados las piruetas simiescas de unos llamados “atletas” que participan en unos juegos muy antiguos que , todo hay que decirlo, en sus orígenes eran otra cosa muy diferente. Hoy son un negocio en una sociedad capitalista que ha comercializado todo, el ocio y hasta lo más sagrado. No se confundan, no somos comunistas, solo antisistema. Totalitarias podrán ser las hormigas o las abejas, más bien fascistas, diría yo. Nosotras trabajamos como individuos y nos alimentamos de los desechos de esta sociedad humana de consumo que todo lo desperdicia. De eso nos aprovechamos, de los restos de comida caseros y de los contenedores, de la inmensa suciedad viaria. No picamos a nadie, no somos venenosas, solo  vehículos de su porquería.

Eso en lo que concierne a sus absurdos entretenimientos. Luego están los asuntos que ellos llaman “políticos”, que al fin y al cabo no son más que la guerra por otros medios. Es decir, su etapa previa como enseñaba von Clausewitz , que decía que al principio se empezaba por negociar. Pero ni eso, al menos aquí, donde estamos en tiempos de paz pero al enemigo no se da ni agua. Hay un tipo pintoresco que ha aparecido y desaparecido por arte de magia. Nosotras también tenemos ese arte de escapìstas: ahora me ves…luego no me ves. Pura supervivencia.

Y luego está el problema de la vivienda, algo que nosotras no tenemos porque inventamos la ocupación desde la noche de los tiempos y no hay nada que nos haga abandonar nuestros nidos a menos que contraten a un ejército de desokupadores armados hasta los dientes como los Cazafantasmas. Ellos , la maldita raza que destruye la tierra que habitan, no tienen donde posar la cabeza a menos que hereden un techo o ganen lo suficiente para no vivir hacinados en pisos caros. Bueno, éste anfitrión mío ha conseguido uno de alquiler moderado, de antes de la escalada, pero tiene sus inconvenientes, como por ejemplo que ha de compartirlo con nosotras y soportar a la vecina de arriba que taconea a las tres de la mañana y echa con cajas destempladas a sus amantes de turno por las escaleras.

Dicen que Alicante ya llega a los dos millones de habitantes. Nada. Comparado con los miles de millones nuestros por metro cuadrado. Dominamos el planeta, como bien saben los entomólogos. El futuro, si es que hay alguno, porque a este paso lo dudo, es nuestro. El planeta de los simios será el planeta de los bichos.

Cierro, de momento, porque oigo pasos. El viejo va al baño o a tomar agua. Toca mutis por el foro y hasta otro momento, humanos.