Nota : Este texto fue encontrado en mi ordenador. El bicho se las ha ingeniado para teclear, no sé cómo. Son muy listas. No me responsabilizo de lo que el condenado insecto dice, solo lo envío para que los lectores juzguen.

Hola, humanos. Seguimos vivos, el Viejo y yo. Me recuerda una novela de Hemingway, donde un pescador veterano va tras un pez esquivo. O la de Melville, donde el viejo capitán ballenero va en busca de un gran cetáceo blanco. Los humanos, siempre a la búsqueda de lo imposible o de lo incomestible, como decía Oscar Wilde de las cacerías de zorros en su país.

No hay grandes novedades esta semana, excepto por el famoso cambio climático que activa los temporales de lluvia y viento. Ahora le ha tocado a la bella isla de Menorca, donde llegaron mis antepasados de Alemania, pues soy una cucaracha  rubia y alemana. Mi tatarabuela, Baterella Kakerlake, desembarcó en el puerto de Maó en los años 80 y allí aprendió a comer sobrasada y ensaimadas, hasta que murió con un crespell envenenado. Ella decía, como los nativos insulares,  “qui dia passa, any empeny”, que viene a ser como “ocúpate del quehacer diario, porque luego se acumula”. Y así le fue, por hacendosa.

Menorca, en aquel tiempo, leo en el diario de la tatarabuela, era por aquellos años el refugio de poetas pobres, artistas fracasados, vagabundos del Dharma como este viejo donde vivo, o sea hippies aficionados a los porros, al vino y a danzar en las hogueras con las bacantes ligeras de ropa. Ahora es el santuario de ricachos europeos que han comprado las casas de campo para transformarlas en palacios de las mil y una noches con la ayuda de galerías de arte de lujo y estudios de interiorismo que se han establecido en la isla.

Lo sé también porque el Viejo, que guarda fotos en viejos álbumes y recortes de periódico (fue periodista en su años mozos en Menorca) que relatan la vida sencilla de esa época, entreverada eso sí de algunos sucesos y de movimientos políticos y sociales, entre ellos el rechazo a la OTAN que quería sentar sus bases en el estratégico puerto de la isla. Pobres ilusos. Los psoecialistas se la metieron doblada.

Decía en el artículo anterior, que el Viejo ha tenido la desfachatez de publicar, (aunque reservándome el derecho de autor, supongo), que tenemos mala fama. De “guarras”, porque andamos por muchos sitios cochinos. Pues bien, peores son ellos, los humanos, sino miren lo que hace la inglesa,  influencer de Onlyfans, que cuelga sus braguitas nada menos que en las estanterías de bollería del supermercado (Aaagh).

Creo que de entre los homo sapiens más aseados están los japoneses, que se escandalizan cuando ven sudar a los occidentales (ellos nunca sudan). En España, ni hablemos: en un programa de la tele, la entrevistadora Thais Villas , que preguntaba a un niño por sus hábitos higiénicos recibía la desconcertante, asombrosa respuesta del tierno infante : “ lunes, miércoles y viernes…culo, martes y sábado, baño”. Cierto es que el agua está muy cara, y que Aguas de Alicante intenta lavarse la cara con el alcalde,  instalando bebederos gratuitos. Me da que estos abrevaderos públicos tienen gato encerrado, aunque dicen que a los felinos les repele el HO2.

Tener un gato de mascota, por cierto,  puede ser más ventajoso que un perro. No hay que pasearlos ni bañarlos o llevarlos a la peluquería. En Estados Unidos hay 163 millones de canes y gatos que consumen el 19% de los alimentos y el 33% de las proteínas animales del país. Vivimos en la era del “mascotismo”, que llega hasta los animales llamados salvajes: leones, serpientes y hasta arácnidos. Y digo yo, ¿por qué no nos adoptan a nosotras?…El Viejo terminará haciéndolo, ya verán. Y en vez de sus absurdos intentos por envenenarnos nos dará comida. ¡Adopte una cucaracha, hombre!…