Este jueves, 16 de enero a las 19 horas se presenta una nueva biografía revisada titulada Miguel Hernández. El poeta del pueblo. Biografía en 40 artículos, en la Librería Pynchon&Co de Alicante, por el hernandiano Ramón Fernández Palmeral, publicada en la Editorial ECU de Alicante, donde intervendrá el propio autor, así como María Consuelo Giner Tormo, presidente de Espejo de Alicante; Juan Antonio Urbano Cardona, escritor y poeta y José Antonio López Vizcaíno, gestor de la editorial ECU. En dicho actos se celebrará un recital en homenaje a Miguel Hernández por poetas alicantinos.
En estos tiempos actuales en que los políticos no cumplen con su palabra y lo que dijeron en las campañas electorales no vale cuando son investidos en sus cargos, surge la evocación de un poeta íntegro, uno de los más activos poetas de la poesía de la guerra civil como es Miguel Hernández (1910-1942), llamado el poeta el pueblo o “poeta de la revolución” por los que le condenaron a muerte.
Ramón Palmeral, sostiene que el sacerdote don Luis Almarcha (1887-1974), canónigo de la catedral de Orihuela desde 1914 y vicario desde 1924, amigo de la familia, pudo haberle salvado la vida de Miguel Hernández cuando estaba enfermo de tuberculosis y tifus en la enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante (actuales Juzgados de Benalúa) quien le había apoyado y estimulado durante aquellos primeros años de su formación poética, permitiéndole el acceso a su amplia biblioteca y llegando a prestarle ayudar para la financiación de Perito en lunas (1932), en Murcia.
El chantaje de don Luis Almarcha a Miguel Hernández, preso y enfermo, consistía, en que el poeta escribiera poesía o textos laudatorios al Movimiento Nacional, victorioso de la guerra, porque se trataba de una firma muy valorada en su tiempo y además que contrajera matrimonio por el rito católico con su mujer Josefina Manresa, en un matrimonio civil de 09-03-1937 en Orihuela que no reconocía el nuevo Régimen. De cumplir los deseos de don Luis lo podía trasladar al sanatorio de Porta-Coeli de Valencia para enfermos pulmonares y tuberculosos.
Don Luis Almarcha trato de convencerlo con una visita que le hizo en el Reformatorio a finales de febrero o primeros de marzo de 1942 (acompañado por Antonio Fantuchi, Alfonso Ortuño y Manuel Guerrero, director del Reformatorio) además le encargó al padre Vicente Dimas, cura de El Altet que lo visitara y éste delegó en el jesuita padre Joaquín Vendrell. Su mujer consiguió convencerle para que contrajera matrimonio católico al moribundo en la enfermería el 4-03-1942 por el capellana Salvador Pérez Lledó capellán de la concatedral de San Nicolás. Sin poderse levantar de la cama con un apósito en el costado que le supuraba y dos presos testigos que lo sostenían. Pero ninguno de los eclesiásticos consiguió Miguel una sola línea a favor de las autoridades del nuevo Régimen del Nacional catolicismo, cuya negativa le costó el no ser atendido debidamente, y por lo tanto, le costó la vid. Comentó sus compañeros de la enfermería que él era el autor de Viento del pueblo y no podía traicionar sus ideas y por las tantos republicanos dieron su vida por la libertad.
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