Este es un libro maravilloso lleno de magia, encanto y ensoñaciones. Tan solo hace falta traspasar las fronteras de esa ventana, que sin duda alguna, y en ocasiones se asoman los niños. Pero todo depende del lado de la ventana al que decidan asomarse, hacia dentro o hacia afuera. Los niños son muy sabios, y algunas veces se asoman a las ventanas de nuestras vidas adultas.

”La ventana de Kenny” tiene un hondo aroma filosófico, su amplio texto palpita lleno de poesía y transita por el territorio de los sueños. El relato es un prodigio de imaginación. En él hay de todo: un jardín mágico donde a la vez es de día y de noche, un hermoso y lozano caballo retozando en el tejado de una casa, dos soldaditos de plomo contrariados, un sabio gallo preguntón de cuatro patas, un osito de peluche entristecido, una cabra, un poema, una pizarra y mucha vida.

Este es un libro de soledades, afectos y temores; de dudas existenciales y mucha esperanza. En él está contenido todo el imaginario infantil, el componente mágico y fantástico de sus personajes. Ese mundo maravilloso que el niño Kenny crea con sus juguetes y su mascota, con el horizonte infinito de su mirada a través del marco ilimitado de esa ventana que es su fantasía e imaginación.

Destacan en esta obra de Sendak la ternura de sus frecuentes diálogos, el suave trazo de sus dibujos, los colores suaves y su manera diferente de ilustrar al resto de su obra. La lectura de esta obra requiere un cierto esfuerzo por la complejidad y el tono que imponen las ideas que expone, pero el lector irá descubriendo lectura a lectura las maravillas que atesora este libro.
Una vez más la edición de la editorial Kalandraka es impecable, y es muy placentero el tocar y el sentir el mágico tacto de las hojas de este libro, porque todo él es además un objeto muy digno de sentir, tocar y contemplar, y hasta de oír el leve murmullo de sus páginas deslizándose entre nuestros dedos, los postigos de nuestras ventanas, los ojos.