Lluís Alpera (Valencia, 1938) acaba de publicar su obra completa: Ulisses i la Mar dels Sargassos” (1963-2017- Onada Edicions). A punto de cumplir 80 años, Alpera ha dedicado más de 50 años a la poesía; una actividad que ha compaginado con su labor docente en el departamento de Filología Catalana de la Universidad de Alicante. Ha sido fundador y director de dicho departamento y, aunque jubilado, sigue vinculado a la Universidad.

Pregunta: ¿Por qué ahora una edición de sus obras completas?
Respuesta: Creo que el poeta, el creador literario, tiene conciencia de lo efímera y transitoria que es la vida y de que se le escapa y de vez en cuando quiere reunir su obra y hacer una antología o poesía completa. Ésta es la tercera y llega ahora que voy a cumplir 80 años.

P: ¿El Ulises del título de su antología es usted?
R: Sí… Ulises es el viajero incansable que va a buscar la identidad y la consistencia de la propia tierra y de la propia cultura y de la propia libertad y la “mar dels sargassos”  son las dificultades que tiene el pueblo de habla catalana. Es decir, podemos perder esa identidad, ese pueblo y esa cultura que estamos construyendo. Eso produce una inquietud en el poeta y de ahí que quiera el poeta, como representante de una colectividad, cuestionar el presente y ese futuro.

P: ¿Qué diferencia hay entre la poesía de sus inicios y la de ahora?
R: Empecé por una poesía más de tipo lírico que épico pero, como eran los años de la dictadura franquista, enseguida me interesó el realismo social y cultural del momento y la poesía social. Se puede ser lírico, sentimental y amoroso, y al mismo tiempo preocuparte por el contexto social e histórico en el que te encuentras y hacer una poesía civil o social.

Lluis Alpera

Lluis Alpera, en su estudio. Foto: Almudena Agulló.

P: Parece que la poesía se considera un género menor…
R: La poesía son imágenes y metáforas, y la gente es perezosa para leer poesía porque no le han enseñado ni sensibilizado en la escuela. En el colegio no se estimula la afición a la música, la filosofía ni a la poesía. A los profesores de literatura les cuesta mucho, prefieren la narrativa; cuesta mucho la interpretación de las metáforas y las imágenes. Si no hay profesores que enseñen, difícilmente los alumnos van a tener la sensibilidad por la poesía. Siempre ha habido un sentido por parte de los medios de comunicación de presentar la poesía como una cosa difícil, por ejemplo, transmitiendo mensajes del tipo: “tu cara es poema” (risas).

“El poeta tiene conciencia de lo efímera y transitoria que es la vida”

P: ¿La poesía social llega más a los lectores, a los ciudadanos, es más fácil?
R: Sí, porque tiene un lenguaje más coloquial, realista y alude a referencias concretas con las que un lector puede identificarse más que cuando hablamos de otro tipo de poesía. De hecho, se dicen las cosas clarísimas, por ejemplo contra un dictador, en este caso concreto estoy pensando en poemas de Pablo Neruda. La más difícil es la poesía filosófica, metafísica, la lírica, la existencialista…

P: En tiempos difíciles, convulsos… ¿es más necesaria la poesía social?
R: Creo que debemos partir siempre de la libertad del autor para abordar el tema que él quiera, siempre siendo consecuentes. Un poeta civil no escribe sobre algo porque está de moda, sino por un compromiso con una colectividad; eso tiene que ser así. Por lo tanto, la poesía social tiene que mostrar autenticidad en sentimientos y en convicciones.

Portada de las obras completas de Lluis Alpera.

Portada de las obras completas de Lluis Alpera. “Ulisses i la Mar dels Sargassos” (1963-2017- Onada Edicions)

P: ¿La poesía nos pone a los lectores frente a las grandes cuestiones filosóficas de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?
R: Eso es lógico y natural, porque hay un grado de rebeldía personal siempre ante la gran imposición de la vida, nacer y morir, y ante lo que eso supone, es decir, a dónde iremos, hay Dios no hay Dios…

P: Es decir, que es la poesía es una vía para canalizar esas cuestiones y afrontar la vida…
R: Sí, sí… es una forma de entender la vida y de luchar contra las imposiciones de la propia existencia. Casi el cien por cien de los poetas se plantean a lo largo de la vida estas cuestiones y las plasman en el papel. Por mucho que veamos un poeta que es vitalista y amoroso se está cuestionando, por ejemplo, si ese amor lo perderá o no lo perderá y por tanto se cuestionan el paso del tiempo y por tanto se cuestiona la vida en sí.

 

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