Mi amigo Tito Hidalgo Salazar, médico pediatra, vino desde su Guayaquil natal a estudiar su profesión y a trabajar en la sanidad pública española. Creo que nunca quiso escribir sino para los más íntimos, algunos amigos y su esposa, además de sus hijos. Le conocí en Mahón (Menorca) hace algo más de cuatro décadas, cuando ambos éramos aún jóvenes y él ya era considerado un profesional de prestigio en esa capital balear. Más tarde se trasladó a Mallorca, donde tras una vida dedicada a la salud infantil se jubiló. Pero lejos de disfrutar plenamente de ese merecido retiro, además de retribuir el tiempo restado a su familia debido a sus obligaciones laborales continuó fiel a su vocación y así fue como contactó con organizaciones misioneras que desempeñan una esforzada y meritoria labor en África y en otros continentes donde la necesidad de curar enfermos y salvar vidas es una necesidad urgente.
CURAR CON CORAZÓN
La ONG Llevant en Marxa a la que el Dr. Hidalgo ha prestado su colaboración en estos países fue fundada en 1996 en Manacor, Mallorca, por el Dr. Antonio Mesquida Ferrando. Junto a él muchas personas de diferentes profesiones trabajan en diversas actividades para mantenerla a flote impulsando sus programas de asistencia sanitaria. En Etiopía el encargado de gestionar la ONG es el ingeniero agrónomo y doctor en genética, Behailu Gutta. Con él , principalmente, el grupo de sanitarIos al que pertenece el Dr. Hidalgo ha trabajado en varios proyectos de este tipo. En 2021, concretamente estuvo en el altiplano de Perú para mejorar las condiciones de vida de comunidades indígenas. Más tarde, en la selva amazónica para desarrollar el llamado “Salud integral del pueblo Achuar”, además de otro con los Awajun (aguarunas) a los que se les facilitaron becas de formación y ayudas, mediante las cuales se han convertido en técnicos agrícolas, sanitarios, profesores y abogados. “En la selva peruana tuve la oportunidad de constatar la medicina natural que usan ellos y cómo resuelven sus problemas médicos a base de tratamientos con hierbas”, dice el Dr. Hidalgo en el epílogo de “Etiopía atrapada entre siglos. Sentimientos de un cooperante”, que acaba de publicar y que ha presentado a la comunidad médica y al público en la librería Agapea de Palma de Mallorca el pasado 27 de marzo.
El libro, que ya ha cosechado los más importantes puestos en las listas de mejor vendidos en Amazon, se inicia con una cita de Antoine de Saint Exupéry que dice: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”. No es casual que el Dr. Hidalgo haya escogido la frase para de alguna manera expresar sus “sentimientos de cooperante”. Los caminos a menudo impracticables de ese país africano donde ha ejercido su actividad benéfica o solidaria, lo mismo que las humildes aldeas donde tuvo que atender con medios precarios y guiado a veces solamente por su experiencia clínica, le recordaron a su Ecuador. Lejano en el espacio y también en el tiempo, pero presente en su corazón y tal vez en sus motivaciones para atender a las mayorías mudas (porque son silenciadas a veces invisibilizadas) y dolientes del mundo.
TRES ETIOPÍAS
La ONG Llevant en Marxa, a la cual dedica también este libro, sencillo en su estructura narrativa pero con el valor de la sinceridad y el amor (que son en esencia la verdad de una profesión asumida con pasión y honestidad) no se limita a ayudar a los países del mundo en desarrollo. También lo ha hecho en su propia isla, tras el confinamiento debido a la pandemia que provocó el empobrecimiento de parte de la población, y a los miles de refugiados que la guerra de Ucrania desplazó a las fronteras con Polonia, enviándoles toneladas de alimentos y material de todo tipo junto a personal voluntario.
“Cada vez que llego a Etiopía siento una emoción especial , porque veo tres Etiopias en siglos diferentes. La Etiopía de este siglo, representada por una ciudad tan moderna como Addis Abeba. La Etiopía rural del siglo pasado, y la Etiopía tribal, de otro siglo anterior . Mis emociones se prorrogan al tratar a niños tan enfermos y al ver el sacrificio y la ingratitud en la que viven sus madres”. Son las palabras finales de estas memorias de África de un médico que habla más desde el corazón que del sólido conocimiento de su profesión, cuando nos apela para que conozcamos la otra cara de nuestro planeta en un viaje ilustrativo y necesario. Y que nos dice que ha visitado con emoción el Museo Nacional de Etiopía donde se conservan los restos de Lucy, nuestro antepasado antropológico hallado allí y que nos recuerda que somos estirpe de simios pero también hemos evolucionado para ser cada vez mejores y más solidarios con nuestros semejantes. Al menos, eso piensa Tito.
Comentarios