Ya sabes hasta donde brilla tu alma,
Si enciendes la vela interconectada del amor,
y él entra en la calma.
Si proyectas en alguien la diana,
servir de fuente a su espíritu,
ya sabes que eso que emanas,
no le pertenece al viento,
si no a tu centro de donde, emerge el encuentro «certo».
Ahí donde derivas,
ahí donde se desprende,
ahí donde sin pedir permiso,
tu amor se hace grande,
ahí en tu mente,
donde están tus ganas,
justo en esa sensación,
justo en esa energía,
ya está hoy tu verdadero yo,
el que cien mil veces cien,
elegirías.
No le pertenece a nadie,
¿Es esa vibración o canal o túnel?
¿Te permite ver o mirar?
¿Te inyecta la ceguera?
¿Huyes?
Ya sabes que escucharse es eso,
ya sabes dónde van los pesos cuando luego pierdes,
ya sabes que depender no es gracia,
y que hay cosas que no dependen de cómo se mire el cielo,
que no nos queremos presos.
El tiempo son los compases,
los tiempos no son tarea fácil,
los seres son de la Tierra,
los caminos son besos,
que de algún modo,
le damos
al cielo,
eterno.
Tú no eres nadie,
ni yo,
y morimos para siempre,
cuando creemos serlo.
Siéndonos nadie aquí,
me comporto,
me porto,
me creo.
Vivir por los que nos acompañan a morir,
es vivir felices y plenos,
morir por la vida no es eso,
que el alma desea en el fondo.
Vivir por vivir es legítimo,
amar por la vida es camino,
sentirse de un solo destino,
es aceptar el túnel,
ser denso y no expansivo.
Si en lo recóndido quieres hallarte,
vamos sanando siempre,
nadie nace sanado,
nadie vive sanado,
somos aquí sanando,
siempre vamos sanando,
vamos curando el homos.
Dependientes fuimos,
nos hirvió la sangre,
la dejamos fría,
nos remueve el hambre,
como a todo ser,
nunca uña y carne,
siempre templos vivos,
nunca idealizarnos,
sólo molestarnos,
en la verdad certera,
de reconocernos.
Como a todo ser,
no ocultarle a la verdad,
nuestros propios miedos,
y abrir grande el pecho,
para oxigenarlo en la libertad.
Comentarios