Proteger, dar valor e incrementar su difusión son los objetivos que se ha trazado la concejalía de Cultura y patrimonio con el inicio del expediente, que mañana será aprobado por el pleno de la Corporación municipal, para la declaración del baile de “Les Carasses” como Bien Inmaterial de Relevancia Local, una figura jurídica que ha de ser aprobada por la Consellería de Cultura, Educación y Deportes.

El edil del área, Fernando Portillo, ha explicado que se trata de iniciar el expediente y de, además, “valorar y reconocer el trabajo de personas y asociaciones que han mantenido viva esta tradición desde que se recuperó tras los años en la que estuvo prohibida durante la dictadura”, ha indicado.

De hecho, el próximo día 30 el director del Museo Dámaso Navaro, Fernando Tendero, acompañado por la concejala de Fiestas, Ana Tortosa, y de dos vecinas y “carasseras” como son Reme Vera y Concha Navarro, participarán en las III Jornades de Patrimoni Ocult, que se celebran en la Universitat Politècnica de València, en las que darán a conocer al público académico la historia y las características de esta fiesta, haciendo una demostración en directo de cómo se transforma una persona en carassa.

El director del Museo ha señalado que, desde hace unos años, las fiestas, costumbres y tradiciones se están revalorizando como elementos que forman parte del patrimonio cultural de un municipio, junto con los monumentos, yacimientos arqueológicos y los bienes muebles que forman un patrimonio integral que hay que conocer, proteger y divulgar.

En este contexto se enmarca la incoación del expediente para declarar estas fiestas como Bien Inmaterial de Relevancia Local, al amparo de lo que establece la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano.

Desde el Ayuntamiento de Petrer se considera que un elemento singular de nuestra tradición con valor cultural e histórico son les carasses, y ese es el motivo por el que se va a solicitar a la consellería esta declaración. Tendero ha indicado que los estudios de Vicent Navarro i Tomás apuntan a que esta fiesta podría remontarse al siglo XVII, con la repoblación por la expulsión de los moriscos, y la primera referencia documentada data del siglo XIX.