El sábado 1 de abril, víspera del Domingo de Ramos, “Premis Altea de Literatura i Investigació” celebraba su gran cena-gala de entrega de premios que culminan la séptima edición, en la que han participado un total de 133 originales y de los cuales “Solsmarina” de Xavier Mínguez López, “L’últim Ngaranna” de David Boteller Más y “Llotges, porxos i riuraus” de Miguel del Rey Aynat, se han erigido como las obras ganadoras. Asimismo, el escritor y periodista Toni Mestre recibía, de forma póstuma, el reconocimiento Estela d’Honor por su trayectoria profesional.
La gala en la que se dieron a conocer los galardonados, de entre los tres finalistas en cada modalidad, era conducida por la alteana y periodista de RNE Mamen Asencio y amenizada por la Orquestra Blava. Ésta contó con una amplia representación del mundo de las letras valencianas y la sociedad alteana que no quisieron perderse una noche en la que “Altea se convierte por unas horas en la capital valenciana de las letras”; como así la califica el ideólogo y uno de los artífices de estos premios, Joan Borja, quien daba inicio a la Gala con su intervención contando la relación que en su día tuvieron el Premi Estela d’Honor 2023 y Carmelina Sánchez-Cutillas, protagonista también de estos premios. Carmelina conoció en una gala literaria, el 4 de junio del año 2004, en la que la asociación de escritores rendía un homenaje a una persona excepcional de las letras contemporáneas que era la propia Carmelina y el discurso laudatorio fue a cargo de otro alteano, escritor y periodista alteano, Antoni Beneyto Mestre, Toni Mestre.
Joan Borja recordaba la relación de amistad entre ambos escritores y “en una noche como hoy, me parece realmente bonito el que nos podamos reunir aquí en Palau Altea, Centre d’Arts para celebrar que es ahora Altea quien rivaliza de la manera más digna, noble y civilizada el afecto, el honor y la memoria a todos ellos. A Toni Mestre, a Francesc Martínez y Martínez y a Carmelina Sánchez-Cutillas”. Argumentaba Borja.
Tras la intervención de Joan Borja, era la edil de Cultura, Aurora Serrat, quien agradecía a los presentes su asistencia, que calificaba como “uno de los motivos del éxito y consolidación de Premis Altea de Literatura i Investigació” por su soporte al evento cada víspera del Domingo de Ramos.
En palabras de Serrat, “apoyar proyectos como el de Premis Altea nos hacen querer seguir siendo pueblo, querer seguir poniendo en valor nuestra cultura y seguir dando respaldo a los creadores y creadoras que nos regalan historias, fantasías, búsquedas y viajes de otros mundos que tanta falta nos hacen”.
La responsable municipal de Cultura era la encargada de otorgar el Premi Estela d’Honor al periodista i escritor alteano Toni Mestre. Un premio concebido para reconocer la memoria de los creadores y creadoras que han destacado vitalmente en el ámbito de la literatura, del arte o de la investigación. Como explicaba Aurora Serrat, “consiste en una reproducción a escala de la Estela Funeraria Ibérica de Altea la Vella, en la que converge un triple simbolismo relativo a la historia y el patrimonio cultural alteanos, a la facultad dignificadora de la memoria humana y al valor y el reconocimiento del honor póstumo”.
Además, Aurora Serrat hacía un recorrido por la vida y trayectoria profesional de Toni Mestre, al que, además de una brillante carrera profesional, el Premi Estela d’Honor le reconoce un gran compromiso con el pueblo valenciano.
“Con una larga trayectoria profesional al servicio de la lengua y cultura valencianas, fue un personaje fundamental de la Transición y el movimiento cultural, iniciados los años 1970”; comentada Serrat, quien apuntaba que “Ahora es su pueblo, Altea, quien le rinde el homenaje que le debía con el Premi Estela d’Honor 2023”; un premio que era recogido por su hermano José Manuel Beneyto.
Tras la entrega del reconocimiento Estela d’Honor continuaba la velada con la cena, a la que siguió la entrega de los tres galardones de “Premis Altea”, el “Premi Carmelina Sánchez-Cutillas de Novel.la i Prosa Creativa”, que recayó en la obra de Xavier Mínguez López, “Solsmarina”, valorado en 5.000€ i financiado por la Fundación Caixaltea, y el trofeo “La mà del sol” del artista Pepe Azorín. Este premio era entregado por el presidente de la Fundación Caixaltea, Sergio Olivares.
Xavier Mínguez, agradecía el premio y apuntaba que “Solsmarina surgió de la fascinación que me provocó mi visita a Pentidattilo, un burgo medieval cerca de la costa calabresa. La montaña con forma de mano que da nombre al pueblo es, sin duda, muy sugerente y a mí me sugirió escribir en torno a la parte antigua que una asociación estaba tratando de reconstruir a pesar de la presión de la mafia local, la ‘Ndraguetta”.
“El proceso de escritura ha sido realmente largo. Desde que escribí el primer capítulo hasta que lo terminé pasaron algunos años. Es más, reescribí algunas partes y modifiqué muchas otras. La idea era reflexionar sobre la soledad, pero al final la novela reflexiona también sobre la identidad, ligando ambas ideas. Marina, la protagonista, para combatir la soledad que paradójicamente ha buscado, se desdobla en múltiples identidades, y acaba contemplando en qué medida cada una de ellas forma parte de su esencia, haciendo la persona que es”. Esplicaba Mínguez, quien añadía que “la novela está ambientada en Italia, país en el que viví de joven y en el que vuelvo siempre que me es posible”.
“Solsmarina tiene muchos componentes diversos: realismo mágico, redes sociales, trayectorias personales singulares, etc. Francamente, disfruté mucho escribiéndola, aunque combinar tantos elementos también suponía un reto. Lo resolví con el peculiar humor de la protagonista, que sabe quitarle hierro a sus reflexiones más trascendentes”, concluye Xavier Mínguez.
El “Premi Altea de Literatura Infantil y Juvenil” era para David Boteller Mas, con su obra “L’últim Ngaranna”, al que le era entregado el Trofeo Aila, del área de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de Altea por Verònica Cantó, presidenta de la “Acadèmia Valenciana de la Llengua” y Amparo Navarro, rectora de la “Universitat d’Alacant”. Este premio, financiado por el Ayuntamiento de Altea, está valorado en 4.000€.
Desde su infancia, David Boteller tuvo un especial interés en la escritura y en las novelas fantásticas y de aventuras. Ha trabajado en diversas instituciones vinculadas al ámbito social y la cooperación internacional que le han permitido conocer de primera mano la realidad de los países con escasos recursos.
Marina, una niña de 8 años con muy poca confianza en sí misma, se siente frustrada por las dificultades que tiene en la escuela. Esta situación cambia cuando, de forma fortuita, cae en sus manos un libro muy raro. En el libro se cuenta la historia de Wangari, una niña africana que es elegida por los antepasados de su tribu para encontrar un árbol misterioso llamado Ngaranna. El árbol es el último recurso de la gente de la Terra dels Turons para evitar que la sequía les expulse de casa. Acompañada por su amigo Dinganii, un murciélago de pelo dorado, Wangari vive una larga aventura a través de la cual aprende a superar obstáculos ya ganar confianza en sí misma. Además, Wangari debe convivir con una dificultad añadida: es ciega de nacimiento.
“Estoy profundamente emocionado por haber sido galardonado con el Premi Altea de Literatura Infantil i Juvenil. Formar parte de la historia de este certamen es un auténtico honor y una experiencia inolvidable. Me gusta partir de hechos cotidianos para construir historias fantásticas y despertar la imaginación de lectores y lectoras”, declaraba Boteller, tras la recogida de su premio.
Y el “Premi Francesc Martínez i Martínez, d’assaig i investigación” valorado con 3.000€ y financiado por el Ayuntamiento de Altea, al que se le entrega también el Trofeo Penell, de Serafín Cortés, ha recaído en la obra “Llotges, porxos i riuraus. Gènesi i desenvolupament de les arquitectures porticades valencianes” del alteano y arquitecto Miguel del Rey Aynat. En este caso, el trofeo era entregado por Pilar Tebar, directora cultural del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert.
“Llotges, porxos i riuraus. Gènesi i desenvolupament de les arquitectures porticades valencianes” es una monografía sobre uno de los tipos de construcciones que, junto a los corrales, las casas en sus diversas composiciones, las arquitecturas primitivas, las torres, barracas, lavaderos, etc. pretenden crear un corpus que denomina “Arquitecturas en tierra fértil” y resumen el estado de los conocimientos del autor sobre la arquitectura rural valenciana a día de hoy.
El libro centra la atención en la arquitectura del porche o del riurau que lo encontramos en diversos lugares, pero particularmente importantes en la comarca de la Marina. Sus formas, materialidad, ámbitos de existencia, los vincularemos a la cultura de la pasa, pero también a la cultura arquitectónica de los porches y lonjas tradicionales valencianos, siendo de algún modo sus variaciones locales una riqueza morfológica en la arquitectura.
La importancia de estos porches no acaba tan sólo en el apoyo a la actividad agraria en las diversas facetas, sino que apoya una manera de vivir, “viure al riurau” en las zonas meridionales, dando forma a estos espacios de transición entre el interior y el exterior de la casa en la granja agraria, que son tan propios de nuestra manera de habitar.
Para Miguel del Rey, “este estudio aporta una mirada más allá de las estrictas relaciones del porticado o del riurau como secadero de uva pasa, para entenderlo como un tipo constructivo vinculado a la cultura del país, propio de la cultura mediterránea que tiene en el territorio valenciano un largo recorrido”.
“Me gusta y valoro la arquitectura rural que hemos conocido y vivido las personas de mi generación”, comentaba Del Rey, quien agradecía el reconocimiento a su obra.
Y la gala era clausurada por el Alcalde, Jaume Llinares, quien agradecía a los presentes su asistencia, y a las instituciones que respaldan los galardones, su apoyo; tales como la “Direcció General de Política Lingüística i Gestió del Multilingüisme”, la “Acadèmia Valenciana de la Llengua”, la Fundación Caixaltea, el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, Aila ediciones y la cátedra Enric Valor de la Universitat d’Alacant, encabezada por su director e impulsor de “Premis Altea”, Joan Borja. “Gracias a todos por vuestra presencia y por acompañarnos en esta séptima gala de Premis Altea. Enhorabuena a los premiados, que no cabe duda de que sois los que más estáis disfrutado esta noche, pero sin los presentes no habría gala, por lo que el agradecimiento más grandes es a todos vosotros”, apuntaba Jaume Llinares; quien en su breve intervención alababa el trabajo de la concejalía de Cultura y hacía alusión a su último año como Alcalde.
“Si Altea ha de sobresalir de este mundo globalizado que nos uniformiza ha de ser por su clara defensa de la cultura, el arte y el patrimonio. Los objetivos que nos llevaron a ser Capital Cultural Valenciana los hemos de tener siempre presente y renovar. Con ese espíritu iniciamos hace 7 años la aventura de Premis Altea y nos han pasado varias cosas, entre ellas una grave pandemia que nos cambió la vida a todos, pero aquí estamos. Más fuertes y con más ilusiones que nunca. Años en los que la concejalía de Cultura se ha volcado para que estos premios contaran con un reconocimiento y muestra de ello es la magnífica acogida entre escritores y escritoras que este año han presentado 133 originales a concurso. Los participantes han superado nuestras expectativas. Hay que agradecer al jurado su trabajo porque es duro haber de seleccionar entre tantos originales. Gracia por vuestra labor”.
El Alcalde dedicaba también algunas palabras al reconocido Toni Mestre y contaba su recuerdo de cuando el periodista enseñaba en su programa de radio expresiones correctas en valenciano.
Jaume Llinares acababa dando la enhorabuena a los tres premiado e indicaba, “os habéis unido a la larga lista de galardonados de Premis Altea y gracias a vosotros el nombre de Altea sigue ligado con determinación a la literatura, la investigación y la creatividad”.
“Gracias por la impagable compañía de la Orquestra Blava y seguro que alguna vez le habéis oído a Joan Borja hablar del sentimiento que las personas tienen de pertenecer a una tribu. Para mí hay dos cuestiones que definen el concepto de tribu. Una es la territorialidad; nada es lo que somos si hubiésemos nacido a 5.000 km de distancia y la otra es la lengua. Acabaré como quería empezar, buenas noches tribu. Larga vida a Premis Altea y gracias por todo lo que me habéis ofrecido y hasta siempre”. Con estas palabras Jaume Llinares cerraba la gala Premis Altea 2023 y su participación como Alcalde en la misma.
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