“Desplazamientos” es el nombre de la nueva muestra de la obra de Tomás Sivera Vallés en el Palacio Provincial. Esta propuesta expositiva de la Diputación de Alicante estará abierta hasta el próximo 14 de abril. La última colección del artista, natural de Xàbia, está basada en la técnica ‘fumage’ en la que se pintan las figuras humanas con el humo de una vela.
El diputado de Cultura César Augusto Asencio, destacó en la inauguración de la exposición, la calidad técnica y discursiva de su obra del artista alicantino. “Sivera tiene un concepto del arte que no se había visto con anterioridad en la Sala de Exposiciones de la Diputación y utiliza con destreza la técnica fumage. Como Gobierno Provincial mantenemos una línea de trabajo en la que destaca la colaboración y el respaldo a los artistas locales para poner en valor y difundir nuestro patrimonio cultural”.
El fumage la técnica usada por Sivera Vallés para reproducir estos desplazamientos
El ser humano se convierte en el elemento central de la obra de Sivera, a través de sombras aisladas en fondos de carácter abstracto o incluso de un plano que las dota de un fuerte carácter simbólico. Además, trabaja sobre el papel con una técnica mixta, donde predominan los ocres y los rojos, relegando el negro para la silueta humana.
Pero, cómo se muestra esa figura. Se muestra en movimiento, en acción, unas veces en grupo otras en solitario, explica Fuensanta Niñirola. «El movimiento como desplazamiento, o como medio para conseguir algo: una meta deportiva, un reto a batir, una huida o un viaje. En algunas obras solo se muestran las cabezas, con expresiones que denotan el esfuerzo o un movimiento violento, incluso la ira. Este juego de color plano y figura negra, de color estable y figura inestable, fluyente, representa la tensión entre el movimiento y la quietud, en suma, la vida y la muerte. El desplazamiento lo constituye el recorrido entre un extremo y otro, una trayectoria plena de esfuerzo, logros o fracasos, pero siempre con esperanzas de futuro».
El fumage una técnica en la que el humo sustituye al pincel o al lápiz
Sivera Vallés se atrevió con la práctica del fumage, con la que comenzó hace dos años, para dotar a sus fondos de una simplificación artística, convirtiéndolos en brillantes planos donde el color se reduce radicalmente y se usa con un protagonismo similar al que dota a las figuras humanas de sus lienzos.
Para buscar el contexto en el que se utiliza el humo como elemento para la creación de arte tenemos que ir a la prehistoria. Como señala Fuensanta Niñirola, «el humo impregnó a los primeros habitantes de las cavernas donde surgieron los bisontes de Altamira, así como otras primeras marcas de carácter pictórico que se han ido descubriendo. Puede muy bien interpretarse el humo como algo cálido, proveniente de un imprescindible fuego previo: sinuoso, evanescente, como la materia de que están hechos los sueños. Un elemento continuamente móvil, cambiante; que, fluyendo en el tiempo, permite un constante desplazamiento».
La técnica, denominada fumage a raíz de su uso por los surrealistas, fue usada por primera vez en Europa en 1938 por el artista austriaco Wolfgang Paalen, en dibujos sobre papel. Salvador Dalí la denominaba sfumato.
Nos cuenta Fuensanta Niñirola, otro ejemplo destacado más cercano en el tiempo son los cuadros experimentales con vela (finales de los años 90) de Jiri Georg Dokoupil. En ellos este artista frota, araña, vierte líquidos, deja aterrizar sobre ellos pompas de jabón antes y después de la fijación. Normalmente las marcas de humo se suelen combinar con otros elementos pictóricos, con lo que la técnica resulta siempre mixta.
Los artistas surrealistas eligieron esta técnica por el carácter de automatismo y azar que proporciona a las obras. En el caso de Sivera Vallés en esta muestra se presentan un conjunto de obras en las que el humo, material que sustituye al pincel o al lápiz, es el principal eje y herramienta.
Tomás Sivera Vallés nos muestra en “Desplazamientos” la sencillez del color puro
Nacido en Xàbia, Sivera es un artista autodidacta de larga y dilatada trayectoria. Su profunda reflexión estética viene marcada por un fuerte sentimiento y admiración hacia grandes artistas como Van Gogh, por su rotundidad y búsqueda de lo auténtico en la simplicidad. Su obra produce un gran impacto al espectador, parecido a la emoción que suscita el descubrimiento de las primeras representaciones que nuestros ancestros dejaron como testimonio en las paredes y cuevas.
A partir de 2010 se produce un cambio importante en actividad pictórica, predominando la sencillez, desarrollando iniciativa más personales y mirando el arte de un modo aún más contemporáneo.
«En estos años simplifica los fondos, cambia de materiales aunque sigue con las figuras de humo, pero aumentando los tamaños y los formatos del lienzo, introduciendo el color puro sobre el fondo plano y blanco: rojos, amarillos, azules, que recuerdan las bandas de color de Barnett-Newman, mientras que las figuras y las composiciones sugieren ecos de Francis Bacon, en el sentido de que sobre fondos más planos las figuras se distorsionan difuminándose o concretándose según el efecto del humo. A veces se solapan bajo las bandas de color plano. Otras se transparentan bajo el color. La figura humana cobra un protagonismo superior y gana en detalles y nitidez.». Así nos relata Fuensanta Niñirola a propósito de los últimos años del trabajo de Tomás Sivera Vallés .
Es precisamente esta obra, que refleja la sencillez del color puro, la que se muestra en la exposición “Desplazamientos” en la que se reúnen un total de 25 piezas hasta el 14 de abril en el Palacio Provincial de la Diputación de Alicante.
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