El dinosaurio saurópodo Spinophorosaurus nigerensis, depositado temporalmente en el Museo Paleontológico de Elche, y resultado del Proyecto PALDES liderado por el MUPE, ha sido objeto de una nueva investigación en la que la recreación virtual de esqueletos de jirafas ofrece información inédita sobre su movilidad. Los resultados han sido publicados en la revista ‘PLOS One’ gracias a un equipo de investigación internacional encabezado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), junto al Instituto Dom Luiz de la Universidad de Lisboa, y a la Universidad Autónoma de Madrid.

Aunque no es posible conocer directamente cómo funcionaban los cuellos de los Spinophorosaurus, la semejanza anatómica con las jirafas y el uso de modelos virtuales permiten establecer que tenían capacidades funcionales semejantes. Así, se comprueba que estos dinosaurios habrían tenido la capacidad de alimentarse de vegetación con un rango de tamaño desde 40 cm hasta unos 7 m de altura, que podrían volver su cuello para mirar hacia atrás o que su cabeza podría alcanzar su lomo para rascarse o reposar al dormir, como sucede en las jirafas actuales. Los cuellos de ambos desarrollaron algunas semejanzas mediante un proceso conocido como convergencia evolutiva.

A partir de la digitalización de los cuellos de ejemplares adultos y juveniles de jirafas y del dinosaurio saurópodo Spinophorosaurus nigerensis se modelaron las capacidades de movimiento en un entorno virtual en tres dimensiones. Al comparar, se puso de manifiesto que los Spinophorosaurus podían situar su cuello perpendicular al suelo, plegarlo contra su cuerpo y que, como las jirafas, la flexión de cuello no era suficiente para que la cabeza alcanzase el suelo. Como hacen las jirafas, los Spinophorosaurus deberían hacer una flexión extrema de los brazos para poder beber agua. Además, la movilidad del cuello de los Spinophorosaurus aumentaba a medida que crecía, como en las jirafas reales y virtuales.

Estos hallazgos son relevantes por la popularidad de los saurópodos, que se caracterizan por su enorme tamaño y por el desarrollo de larguísimos cuellos y colas que los hacen inconfundibles. Las discusiones sobre su biología son temas recurrentes en la literatura científica sobre dinosaurios, al no existir buenos ejemplos actuales para compararlos con la anatomía de estos gigantes mesozoicos.

Estas semejanzas hacen que el cuello de las jirafas sea un excelente modelo para intentar entender cómo funcionaba el cuello de los mayores organismos que han pisado la Tierra. La posibilidad de que su parecido sea meramente superficial o, por el contrario, de que sea capaz de indicar algunas de las funciones del cuello de los saurópodos, hace que su conocimiento sea de gran interés para un paleontólogo de dinosaurios.