Un estudio publicado en la revista Journal of Human Evolution revela por primera vez la dieta del babuino fósil Theropithecus oswaldi descubierto en Cueva Victoria, en Cartagena (Murcia), el único yacimiento de toda Europa con restos de este primate de cerca de 4 millones de años de antigüedad y surgido en África oriental.
El nuevo trabajo analiza la dieta de este primate a partir de sus únicos restos fósiles en Europa y gracias al análisis del patrón de microdesgaste bucal de los dientes por la ingesta de alimentos. Según las conclusiones, el patrón alimentario de este cercopiteco —el primate más abundante en el registro fósil del Pleistoceno en el continente africano— sería diferente de la del babuino Theropithecus gelada, que es la especie actual más próxima filogenéticamente a T. oswaldi. El babuno T. gelada, que habita en las montañas Simien, en el norte de Etiopía, suele
alimentarse de hierbas y tallos tiernos.
El trabajo, liderado por los profesores Laura Martínez y Alejandro Pérez-Pérez, de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (UB), cuenta con el experto del Departamento de Biotecnología de la Universidad de Alicante (UA) Alejandro Romero, así como con expertos de la Facultad de Ciencias de la Tierra y de la Facultad de Psicología de la UB, de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Museo Municipal de Prehistoria y Paleontología de Orce (Granada) y la Universidad George Washington (Estados Unidos).
Dieta del babuino fósil en el sur de la Península Ibérica
Según el investigador de la Universidad de Alicante, Alejandro Romero, “el análisis por microscopía electrónica del esmalte de los dientes de Theropithecus oswaldi que realizamos reveló un muy buen estado de conservación lo que permitió caracterizar el microdesgaste dental”. El patrón de microestrías que se observan en el esmalte, añade Romero, “es un reflejo del carácter abrasivo de los alimentos masticados. De este modo, cuando se comparan con modelos de primates de dieta conocida es posible inferir el tipo de ecología alimentaria en especies fósiles”.
En este sentido, el análisis de las estrías producidas en la cara vestibular de los dientes por la ingesta de estos alimentos abrasivos confirma que los especímenes de T. oswaldi de Cueva Victoria “debían de tener una dieta más abrasiva que los actuales T. gelada, y más similar a la dieta durófaga de otros primates, como los mangabeys (Cercocebus sp.) y los mandriles (Mandrillys sphinx), que ingieren frutos y semillas, algunos de ellos de cubiertas duras, en ecosistemas boscosos y semiabiertos”, añade Laura Martínez de la Facultad de Biología de la UB.
Sin embargo, otros estudios más recientes basados en la observación de los T. gelada de la región de Guassa, también en Etiopía, describen una dieta más diversa, con presencia de rizomas y tubérculos a lo largo de la estación más desfavorable. “La diferencia encontrada entre los individuos de T. oswaldi y T. gelada —continúan los autores del estudio— indica que la especialización observada en los actuales babuinos podría ser una especialización derivada que no existía en los fósiles de su linaje. Ello podría responder a una regresión en su nicho ecológico como adaptación a ecosistemas alterados antrópicamente o a consecuencia del cambio climático”.
Cueva Victoria: el largo viaje del babuino africano
El género Theropithecus se expandió más allá del desierto del Sahara, desde el este hacia el norte y el sur del continente africano. Su linaje evolutivo, presente también en algunas áreas geográficas de Europa y Asia, llegó al límite de la desaparición hace unos 500.000 años. Hoy día, solo estaría representado por la especie Theropithecus gelada, un babuino que se alimenta básicamente de hierbas y muestra un perfil ecológico más similar al de los herbívoros que al de los primates.
En 1990, la campaña de excavación dirigida por el paleontólogo Josep Gibert encontró en Cueva Victoria (Cartagena) el primer resto fósil, un diente, de Theropithecus oswald (Journal of Human Evolution, 1995). Esta cueva cárstica —una antigua mina de manganeso— ha aportado restos fósiles de cerca de un centenar de especies de vertebrados y es uno de los pocos yacimientos europeos del Pleistoceno inferior que contiene restos de la especie humana. Fuera del continente africano, el registro fósil del babuino fósil es muy escaso y solo se han encontrado otros restos en Ubeidiya (Israel) y en Minzapur (India).
Las nuevas evidencias fósiles de T. oswaldi —de entre 900.000 y 850.000 años de antigüedad— fueron recuperadas por un equipo de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB. La presencia de este cercopiteco africano en el sureste de la península ibérica refuerza la hipótesis de los modelos de dispersión de la fauna del continente africano en Europa durante el Pleistoceno a través del estrecho de Gibraltar.
El estudio publicado en Journal of Human Evolution se enmarca dentro del Paleobaboon Research Project, que analiza las adaptaciones dentales y craneales de los primates de la tribu papionini como modelo análogo a la evolución del linaje hominini, con los que compartieron un espacio geográfico común en dataciones similares.
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