Visitar Alcoy tiene muchos ingredientes y uno de ellos es visitar y disfrutar del Cementerio Municipal de Cantagallet o de Sant Antoni Abat en el Camino al Parque Natural de la Font Roja donde fruto de la proximidad al núcleo urbano del Cementerio Viejo y a la fuerte epidemia de cólera, se procedió a habilitar el recinto actual.
El cementerio se convirtió en un auténtico espacio de representación social, fiel reflejo de la sociedad industrial alcoyana que ha permitido que, desde 2012, forme parte de la Ruta Europea de Cementerios considerada Itinerario Cultural por el Consejo de Europa.
La zona de mayor riqueza y variedad artística del cementerio es la de los panteones exentos, auténticas microarquitecturas donde los diversos artistas tuvieron una considerable libertad creativa, siendo evidente una evolución en los estilos artísticos desde el eclecticismo, que será el de mayor difusión, hasta llegar a los historicismos, al modernismo de corte nouveau en menor medida y, finalmente, a ejemplos de art déco y racionalismo.
Hace unos días se celebró la Semana Europea de los Cementerios programando los días 1 y 2 de junio distintas vistas guiadas; la primera de ellas una ruta guiada nocturna y la segunda de domingo por la mañana. Como es habitual, estos itinerarios fueron realizados por los historiadores locales Lluis Vidal y Elisa Beneyto.
Visitar su ciudad dormida permite descubrir diferentes espacio singulares como el recinto del clero y religiosas, el cementerio civil, la parcela de militares, las galerías subterráneas, creo que ejemplo único en España, los hipogeos, el cenotafio, la zanja distinguida, osarios y las fosas comunes…
Adentrarse en el cementerio desvela cuáles son los panteones que esconden a las más ilustres familias industriales, los más simples enterramientos en tierra con una cruz de madera o donde descansan aquellas humildes familias proletarias de la Revolución Industrial.
Se puede plantear, por tanto, como una ruta monumental de un Museo al aire libre que los alicantinos y alicantinas debemos descubrir, entre otras, como la tumba de Agustin Albors Blanes, conocido como El pelletes. Fue Diputado a Cortes y Alcalde la ciudad que fue quien proclamó la Primera República Española en Alcoy. Cuando en julio la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) declaró la huelga general , Albors trató de negociar con los huelguistas infructuosamente, reuniéndose con sus cabecillas en el ayuntamiento, sin éxito. Se hicieron algunos disparos contra los manifestantes que lo rodeaban. Estos, en respuesta, asaltaron e incendiaron el edificio y asesinaron a Albors y su lápida señala “muerto en su puesto al ocurrir los sucesos de julio de 1873 en los que sus ensangrentados y mutilados restos” se encuentran en el Cementerio.
También los restos simbólicos en el cenotafio del cantautor alcoyano Ovidi Montllor que acabaron junto a los de ‘Teresa la loca’, la protagonista de una de sus canciones más conocidas. Ovidi se encuentra en el panteón de alcoyanos ilustres, cerca del pionero del deporte, Eduardo Latorre, aunque realmente es un espacio de reconocimiento y homenaje que no ha crecido con el tiempo de manera singular.
Cabe destacar por su belleza y originalidad el situado junto a la entrada y que podemos ver en la fotografía principal de este artículo. Se trata del Panteón familiar de Agustín Gisbert (1903): obra de Vicente Pascual, José Cort Meita como ingeniero, Fernando Cabrera Cantó como pintor y Lorenzo Ridaura Gosálbez como escultor.
Cabe recordar que el cementerio de Alcoy ya ha recibido varios galardones por su valor patrimonial y arquitectónico y el pasado octubre obtuvo el premio como mejor historia documentada en el concurso de Cementerios de España, que organiza la revista «Adiós Cultural»
La variedad de vegetación también aporta un modelo iconográfico en todo el recinto. Mientras que en la parte católica ha predominado el uso de los cipreses y la vegetación de hoja perenne, en otras zonas, en cambio, nos encontramos ante una vegetación más propia de un jardín melancólico, de un cementerio anglosajón.
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