Yo conocí a Beatriz Giovanna en 2014, justo en el momento que publicó su fotopoemario Poesía de Alta Traición en el que participaron grandes fotógrafos como Juan Sanz y Manuel Antonio Velandia. Un proyecto nacido de sus estudios de feminismos y sobre todo de ciudadanía libre donde deconstruir el patriarcado, la desigualdad entre los individuos y la violencia de género y que busca la situación de las mujeres y la de otros grupos vulnerables, de cualquier persona, independientemente de su sexo, género, cuerpo, orientación sexual, expresiones comportamentales sexuales e identidad sexual. Poesía de Alta Traición es un fotopoemario, como señaló Guillermo Cano, donde la fotografía no ilustra la poesía, ni el poema es imagen hablada. Fotografía y poesía se complementan. Esta relación poética con ella, la nuestra, con todo esto, ya empezó bien.
Con motivo del Festival Folclórico Internacional en Homenaje a Colombia realizado en la zona EDUSI de Las Cigarreras el mes de julio tuve oportunidad de estar con Beatriz que participaba en la feria de proyectos y productos del evento con la presentación de su último poemario “Desnuda junto al mar” recientemente publicado.
Su último poemario, que recomiendo, tiene dos grandes capítulos. El primero, poco habitual, en el que se retrata la belleza masculina desde la óptica de una mujer. Están poco acostumbrados los y las creadores a invertir tiempo en este aspecto tan visible que es de género también y por ello creo que esto me parece un gran descubrimiento desde la creación poética. El capítulo dos, es un ejercicio profundo hacia la memoria, los sueños y el arte.
La imagen, parcial, que te puede quedar cuando lees cosas sobre ella, no de ella, la resumo en tres palabras: fragilidad, delicada y tímida. Y esto, en cualquier caso, es parcial. A mi Beatriz me parece además todo lo contrario: una poeta-mujer contundente en sus versos donde recrea lo que a ella le parece esencial e importante. También, yo a ella, la siento muy comprometida, donde hay ámbitos sociales, y también políticos, del que no araña tiempo para reflexionarlos en sus letras y eso me gusta. Y finalmente, una mujer abierta a los diálogos para reflexionar y transformar cosas de nuestras vidas y esto a mi me parece esencial. Por ello, para mi esta poeta se sale de los clichés que parecen esencialmente tópicos femeninos porque está en guardia y esa intensidad a mí me parece muy interesante.
La primera parte del poemario “Desnuda junto al mar” lo resumo en tres palabras: deseo, anhelo y alguna masculinidad ferviente, y pongo ejemplos.
Y hablo deseos que rozan la exigencia,
No quiero que olvides las bocas que has besado,
Quiero que me beses con muchas bocas,
Largo y despacio.
Y hablo deseos, que aspiran a sentirlo todo,
Si digo orgasmo ¿tendré uno?
Y hablo de deseos, escritos con claridad,
El mundo tiene tus pasos
Y yo quiero tu peso.
Los anhelos, que son deseos con más ansia, los encuentro en varios versos que ayudan a construir una cierta magia evocadora:
Yo te veo, Amor, y soy tan feliz
Que de mirarte encuentro el mar y el universo.
———
Esta noche será la de los cuentos prometidos.
Y me encanta descubrir los roces masculinos en sus versos, tan esenciales también, y que vienen a demostrar todas las formas distintas que tenemos de sentir las personas:
Hay un tiempo,
Tan solo un tiempo,
En el que tu barba
Subió por mis rodillas.
Superado el primer reto, si inicias el viaje a la segunda parte del poemario, casi todo se nutre a base de memoria, recuerdo y sueños. Sus versos son un homenaje al recuerdo y retención de los momentos y los hechos, donde la poeta conserva varios objetos domesticados para recordar las cosas y las personas sentidas y se nutre, en ocasiones, de la fantasía para crear o desear sus nuevos sueños.
Este es un espacio poético del libro aparentemente fraguado en el norte o en los nortes, con referencias al Niño cantábrico, en al menos dos ocasiones, la ciudad de Guernica o la colina de Ekeberg, más al norte.
Pero aquí también es inolvidable el amor, con versos como:
Yo he de quererte cuando respire un poema
Y exhale tu nombre en la mañana.
Yo he de escucharte cuando beba agua fresca
En los vasos de la tierra pura y sin marcas.
Lo confirmo, muy recomendable la lectura en tranquilidad de “Desnuda junto al mar”.
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