“Te levantas temprano, / tan temprano que aún la noche / conserva sus dominios. / Avanzas a tientas por la casa / desprendido de todas las certezas. // Te castiga tu conciencia / con la exhibición de tus derrotas. // Eres reclamo de huérfano / y necesidad de alzamiento. / Qué hostil paisaje sin serenidad”.
Buscar la fuente de la propia escritura, de los motivos que te llevan a emprender una ruta y no otra, provoca que en ocasiones se sienta la necesidad de revisitar publicaciones y reincidir en la poesía primera. Dar vida, de nuevo, a los versos que con los años se quedan ajenos y recapacitar sobre la propia obra con un espíritu abierto a cambios, pero sin variar la esencia que los inspiró. De esta manera nace Intemperie(Ed. Sapere Aude, colección Ad-versum; 2021), un título que aúna dos libros y que pueden leerse de manera unitaria o por separado, según el criterio que adopte el lector.
Abre el volumen Solumbre, un poemario totalmente descatalogado, escrito y publicado en 1993. En 2019, José Luis Zerón Huguet comenzó a reformarlo con fines de reedición pero, al final, la propia revisión ha provocado otro libro nuevo, que se sustenta bajo el esqueleto del primero y que mantiene la identidad estilística y de contenido del original.
“Parece arrogante el ojo en su incansable obstinación, / pero su incandescencia / corroe los cimientos de la opacidad, / inaugura guaridas, / crea vínculos entre los vivos y los muertos / y en el más acá acaricia un más allá. / El ojo se arrastra en el subsuelo, ilumina / espacios sitiados por el pavor, / siembra en la quietud semillas de vuelo / y se siente reptil y pájaro y larva, y puebla / lo desalojado y transita, altivo y amoroso, / la espesura de lo visto”.
Entre la luz y la oscuridad nace un estado de incertidumbre, un fuego avivado por las palabras que quema por dentro. Las preguntas provocan el hecho de escribir, de la expresión íntima y honda que quiere alcanzar alguna respuesta. Los poemas nos tocan el alma y toman forma de naturaleza, de abstracción que nos mueve y nos asombra sin descanso. A través de los versos, gestados por primera vez hace casi treinta años, el autor se transforma y da fe de que en su poética nada se escapa al pensamiento. Todo lo que no es palpable se convierte en símbolo y nos acoge en la emoción y en la fuerza del silencio.
“Busco, allí donde noche y luz se unen / en alfaguara, / donde la ola del ramaje / propaga un fuego verde. / Busco donde la claridad / es un idioma antiguo, / donde la savia enseña / a respirar de un modo nuevo, / allí, demasiado / cerca y lejos, / en otro lugar donde los colores / se entregan sumisos a la mirada”.
La belleza queda atrapada en cada expresión, en el corazón que se identifica con los elementos para ofrecer la pureza como parte del mensaje. La conciencia duda de la realidad y las miradas sueñan, se abandonan para sentir la vida con más fuerza. Surgen las preguntas, los espejismos y las simas que se tornan enunciado y conclusión en este libro. Desde esta perspectiva, la memoria y el instante se abrazan en un discurso que pide luz a los sentidos.
“Somos el estallido de la luz que se extingue, / somos párpados ávidamente abiertos / en las alturas donde la lumbre se expande vertical / hacia donde ninguna semilla palpita / y todavía un susurro se eleva / entre las raíces negras / y reclaman el acontecimiento, / y todavía un ansia / habita en las frondas del sacrificio”.
El vértigo y la serenidad, segundo libro de Intemperie, recoge poemas publicados entre 1997 y 2017 en revistas literarias, blogs, antologías…, a los que el autor ha añadido recientemente algún inédito. Ya bajo el título, se reflejan los conceptos que podrían definir la poética de Zerón Huguet. Con su lectura nos daremos cuenta de la unicidad en las temáticas de fondo y en todas las cuestiones fundamentales que, desde la primera a la última publicación, han acompañado al poeta. La importancia del nombrar, de la extrañeza, de la contemplación del milagro y el sentir cósmico de la vida y la muerte son eslabones de una misma cadena, matices de su voz particular y certera.
“Cuando se agrietan los puentes / siento miedo porque nada alumbra el futuro / y no es fácil evitar la tentación del fango. // Anda, ven y prende el fuego / para que el sueño arda en el frío, / mujer en guerra con la muerte. // Todo es afán sin rumbo. / ¿Dónde nos detendremos? / ¿A qué esforzarnos tanto? / Sí, Ada, sobrevivir / es vivir todas las muertes”.
El tiempo pasa, nos limita y nos hace vulnerables en el camino hacia lo irremediable. La poesía es una grieta por la que huir del dolor, por donde penetrar para saberse vivo y reflexionar sobre la existencia y el propio universo. Así, desnudo y libre de cualquier certidumbre, siendo “a la vez gusano y mariposa”, José Luis Zerón nos conmueve en Intemperie y nos deja mirar “intramuros” para llegar a la conclusión de que “no hay refugio en los páramos de la duda”. Sintamos cada poema. Leamos.
José Luis Zerón Huguet (Orihuela, 1965) fue miembro fundador y codirector de la revista literaria Empireuma. Desarrolla una actividad cultural diversa. Autor de los libros de poemas Solumbre (1993), Frondas (1999), El vuelo en la jaula (2004), Ante el umbral (2009), Las llamas de los suburbios (2010), Sin lugar seguro (2013), De exilios y moradas (2016), Perplejidades y rarezas (2017), Espacio transitorio (2018) y Intemperie (2021). Está incluido en varias antologías, entre ellas: Los nuevos poetas (1994), Alimentando lluvias (2001), Pájaros raíces (2010) y Antología actual de la poesía española. Ha obtenido varios galardones literarios y en mayo de 2006 viajó a Rumanía invitado por el Ministerio de Cultura español y el Instituto Cervantes de Bucarest, donde participó, como director de la revista Empireuma, en un encuentro de revistas literarias españolas y rumanas en el Centro Cultural de Bucarest y en la Universidad Esteban el Grande de Suceava.
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