“Delante de mí, el azar / y otros sangrantes pliegues de las líneas. / Las palabras y su juego. / Pero solo fui capaz de ser la paradoja de una huida, / atrapado en la ternura de aquellos juguetes criminales / dispuestos para que un hermoso loco / disparase a mi cabeza / un vértigo de amor y teología…”
José Luis Rico (Cáceres, 1950) de formación autodidacta. Cofundador del grupo ALGAR y codirector de la ya desaparecida revista ALGARIA 0. Miembro del Colectivo Mediterráneo y coordinador del grupo poético Verso a Verso de la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante (UPUA). Ganador de diversos premios de los que, como él dice, “prefiero no hablar, porque ni son relevantes, ni aportan riqueza a mi obra”. Autor de los poemarios Cicatriz de vuelo; Coartada de la mantis; En el jardín de El Bosco; Un espejo de alcohol; Dibujando pájaros de fuego sobre los estanques y Un niño con un reloj a cuestas.
Desde sus comienzos, José Luis Rico siempre ha escrito una poesía filosófica que tiene su arranque en las grandes preguntas existenciales, en lo esencial del ser humano. A través del amor, la muerte y las cuestiones fundamentales de la condición humana, en un ejercicio de autoconocimiento, llega a la universalidad. Sus versos, lejanos de lo particular y lo reducido, abordan los sentimientos y experiencias que cualquiera puede sentir o vivir. Tal y como él mismo dice, “la única manera de conocer la esencia de la existencia es conocerse a sí mismo”.
“Y hablo de mis cosas y entro en el enemigo / lo mismo que un soldado / que abra la puerta de su casa / y aborde la batalla con intención suicida: / no por temor al héroe, / sino por sus preguntas.”
Dice el autor que “el poeta tiene que crear, no solo recrear, crear otros mundos a partir de un sentimiento propio” y para eso es necesario reposar y meditar antes de enfrentarse al papel. Desde esta perspectiva, José Luis reivindica la poesía como obra literaria. Para él, el oficio de escribir no puede reducirse a plasmar sentimientos en el papel, sino que aspectos fundamentales, como la forma, el estilo, la musicalidad, la búsqueda de la palabra exacta…, forman los pilares de toda su obra.
Su expresión artística se reparte entre la pintura, la escritura y su propia voz. Recuerda que desde muy niño, entre sus lecturas, estaba Rabindranath Tagore, con esa lírica y ese mensaje tan impactante para él. De esta manera, su primer poema publicado se llamó “Entre sangre y espuma a los poetas extremeños” y era una explosión verso a verso. Poco a poco, fue templando esa exaltación, fue puliendo las aristas, evolucionando con la propia vida, para llegar a lo que, como hemos dicho, es la piedra angular de su poesía: el conocimiento de uno mismo.
“Cuando todo lo que nos rodea / siente el dolor de lo opaco, / y carece de volumen, y es mudo al sonido / y ciego a la poesía; dale sentido al color, / argumentos a la piedra, / latido a los ecos, honestidad a la pluma. / Que el mundo, así, comprenda / que a pesar de sus sombras, y a través de tus / manos, / la vida se abre paso entre el silencio… / Y resucita.”
En su último poemario, “Un niño con un reloj a cuestas” (Ed. Eléctrico Romance, Colección El puente de los espejos), José Luis Rico hace un ejercicio para llegar a la médula del poema, sin perder la contundencia y la coherencia con todos los aspectos fundamentales de su discurso. Palabras que son como un destello para el lector y que gozan de la claridad necesaria para ofrecernos su mensaje sin perder la fuerza interna que caracteriza su estilo.
Como “fragmentos de una esfera”, cada elemento que compone su vida se replantea como totalidad, con conciencia de fugacidad y la limitación del tiempo que se acaba; con esa conmoción de enfrentarse a las verdades y a la pasión de un amor que nos sostiene, a pesar de hacernos frágiles.
“Tú has sido / -contra todo pronóstico de la carne / y el tiempo- / el tablón marítimo y la tierra firme / de mi último naufragio.”
Con “trazos sobre un muro gris”, nos sorprende desde la absoluta brevedad y nos lleva, con ciertas pinceladas de ironía, a una colección que baila entre el aforismo y la propia reflexión. Una inmediatez que capta la imagen o el instante para transformarlo en pensamiento que se fragua en el silencio.
“Qué delicado y bellísimo el jarrón de Bohemia / o de Murano. Y sin embargo, / cómo oprime las raíces de la orquídea.”
José Luis Rico es un cazador de sombras que lleva a sus espaldas más de doscientos recitales, que su pintura es en esencia poesía, que transmite la calidez y la fuerza del humanismo hasta sus últimas consecuencias, comprometido con la cultura, y poeta exclusivamente por su vocación de pensar. Para ver a un niño con un reloj a cuestas, debemos lanzarnos a su lectura.
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