Cuando me enteré hace unos meses que la Generalitat Valenciana iba a poner en marcha un «Distrito digital» en Alicante mi alegría fue doble.

Por una parte, vi como en nuestra terreta se comenzaba a tomar en serio la digitalización económica y social; pude vivir en primera persona como una gran ciudad como Barcelona y un sector importante como el editorial impulsaban esta transformación, de la que quise formar parte lanzando un libro «La odisea del libro, la transición digital» (Editorial Diéresis). Ahora esta ola de cambio llegaba a Alicante.

Por otra parte, valoré muy positivamente que la iniciativa partiera de la Generalitat Valenciana, a la que se acusa en ocasiones con razón y otras sin ella, de marginar a Alicante. Desde Valencia se nos proponía una apuesta, un plan de futuro.

Las comarcas de Alicante, creo, tienen una historia económica, una manera de ser, que nos predispone especialmente hacia una industria inmaterial como es la digital. Me explico: nuestra provincia fue de las primeras de España en especializarse en vender lo inmaterial: el sol y el buen clima. También desarrollamos múltiples industrias careciendo de materias primas y de las fuentes de energía necesarias. Además hemos sabido poner en marcha una potente agroexportanción siendo un territorio con muy pocos recursos hídricos.

Alicante es una tierra de emprendedores de lo inmaterial y por eso el sector digital es tan afín a nuestra idiosincrasia a mi modo de ver.

El reto está planteando pues. ¿Qué necesitamos para llegar a buen puerto, para conseguir el desarrollo efectivo de este sector clave para la economía del siglo XXI?: ante todo consenso.

Los partidos y líderes políticos deben dejar a tras el cortoplacismo y apostar por planes plurianuales para implementar la transformación digital de Alicante.

Existe un ministerio de agenda digital con el que se debe colaborar, hay que coordinar a la Generalitat, a la Diputación y a los ayuntamientos. Independientemente de cómo denominemos el asunto (Alicante Futura, Distrito digital), todos debemos remar en la misma dirección.

La implementación de este sector de la nueva economía puede asimismo generar numerosas sinergias:

-Puede servir para alcanzar un mayor grado de coordinación entre las ciudades de Elche y Alicante. Esta alianza vital para el desarrollo de nuestras comarcas puede comerzar con la planificación conjunta del distrito digital de la capital y la zona tecnológica del parque industrial de Elche. La ambiciosa y acertada apuesta por la bicapitalidad de nuestra provincia sugerida desde la Diputación podría bien comenzar a tomar cuerpo con iniciativas como esta

-La apuesta por lo digital ha de servir para vertebrar nuestra provincia de norte a sur. Por hablar únicamente de universidades debería tejerse un plan que uniera esfuerzos desde la Universidad Politécnica de Alcoy (con su importante apuesta por el I+d+i) hasta la Universidad Miguel Hernández de Orihuela

-Se debe constituir un polo de empresas centradas en la economía digital. No se trata únicamente de atraer a compañías foráneos para que se instalen en Alicante. Se deberían crear foros donde pudieran colaborar empresas autóctonas con las recién llegadas, sumando tanto a PYMES como a empresas de mayor envergadura. Iniciativas como la impulsada por Andrés Pedreño, Alicantec, opino que van en la buena dirección y la creación del distrito digital debería potenciarlas enormemente

-Pero no se trata únicamente de crear empleo y fomentar la economía; la digitalización ha de entenderse de manera más global y transversal. La creación de un polo digital en Alicante puede partir de la economía pero debe extenderse la digitalización a la sociedad alicantina en su conjunto

La educación en competencias digitales, la llamada alfabetización digital, supondrá la creación de una ciudadanía más crítica y emponderada, que será más capaz de impulsar el progreso de nuestra terreta en todos los sentidos. Menciono algunos ejemplos de aquello que se podría hacer: incrementar el porcentajes de PYMES con página web y que exporten vía internet, realizar talleres de alfabetización digital en nuestros 141 municipios o introducir en los centros educativos talleres para que todos nuestros niños y adolescentes sepan programar

Voy concluyendo ya. La sociedad de nuestro siglo va a ser cada vez más digital: nuestros modos de vida, nuestra economía, nuestra forma de relacionarnos. La globalización no espera y los retos son enormes si no queremos quedarnos atrás.

La disyuntiva a la que se enfrenta Alicante es clara:

¿Atraeremos simplemente algunas empresas y crearemos ruido mediático en un año electoral para que, dentro de diez años, quede poco o nada del distrito digital como ya ocurrió con la Ciudad de la Luz y la creación de un polo en Alicante dedicado al cine? O…

¿Seremos capaces de aprovechar la apuesta del distrito digital para trazar y ejecutar un plan que nos permita a largo plazo modernizar nuestra economía y nuestra sociedad y crear un consenso político y ciudadano que nos permita avanzar con una idea clara de aquello que queremos que sea el territorio alicantino en el siglo XXI?…¡De todos depende!, construyamos día a día nuestro horizonte alicantino-digital.

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