“vino centenario, su sabor es dulce, sin empalago; por su densidad empaña el cristal; huele a vieja madera de caoba” (Azorín)
El Instituto Juan Gil-Albert promovió el pasado sábado 16 de octubre la tercera sesión del ciclo ‘Tastarte. Maridaje de vino y cultura alicantinos’ con la Ruta por el mundo del Fondillón en Monóvar, que incluyó una cata de tres vinos –blanco, rosado y tinto- y un fondillón de la Bodega Monóvar.
Esta sesión del ciclo se propuso un recorrido durante la mañana para conocer la experiencia basada en la historia del Fondillón, visita a las bodegas y viñas y una cata degustación guiada por Rafael Poveda, enólogo de Bodegas Monóvar.
La ruta se inició con una recepción en la bodega acompañada de una explicación del entorno, acuíferos, montañas, canteras de mármol. Historia del campo de aviación de la República, laguna de Salinas, Casas del Escritor Azorín, seguida de una visita al viñedo para conocer la Monastrell y degustar los racimos maduros del Fondillón conociendo los sistemas de plantación: vaso o espaldera.
También visita a las instalaciones: zona de elaboración, embotellado, tipos de corcho, sala de toneles, historia de Maisonnave y el vino de Alicante. Fue esencial, por su ritual, la bajada a la Sacristía para realizar la primera cata de Fondillones de 1950 con maridaje de quesos azules y otras viandas. En la Sacristía se encontraban los vinos buenos y era el lugar donde firmaban los acuerdos comerciales que venenciaban por eso el nombre acuñado de venencia
Fue, concentrada, la historia del Fondillón de 4 siglos que se acompañó de una firma en los toneles que se vio bien complementada con la subida a la zona de cata de vinos habitual unida a una explicación del contexto vinícola alicantino.
Señalaba Rafael Poveda que “lo importante es tener vino, luego el ser humano busca la solución concreta en cada región”.
Fue curioso recordar, al menos para un alicantino de la ciudad, que el Fondillón era de los vinos que se elaboraban en la Huerta de Alicante y que alcanzó la mayor fama y renombre. La Huerta comprendía toda la zona desde la salida de Alicante a Valencia, extendiéndose a uno y otro lado del camino, desde su comienzo en Vistahermosa hasta el caserío de la Santa Faz y el pueblo de Sant Joan. Desde Mutxamel, en el norte, hacia Poniente llegando hasta Palamó y Tángel, enlazando en el Este con las tierras de El Campello. Hoy en día se produce en tierras del Valle del Vinalopó, tras el abandono y destrucción al que se sometió a la huerta alicantina a partir de los años 70. En Monóvar, Pinoso, Sax… se produce un Fondillón cuya elaboración y crianza difieren en algunos aspectos de los de la Huerta de Alicante
Tuvimos la oportunidad de conocer, en una rápida clase, los distintos tipos de tapones empleados en la industria. El tapón de rosca de aluminio que es para bebedores solitarios y no para compartir en una cena más íntima. Los nuevos tapones de caña de azúcar más sostenibles y la advertencia sobre los tapones de plástico que son para la conservación de un año.
En los toneles para envejecer se emplea el sistema de la solera que añade el vino nuevo y el Fondillón se queda en el fondo del tonel. Los toneles, que son alicantinos con una capacidad propia de 1732’5 que es la medida tradicional de un 1 cántaro, son de roble americano o canadiense.
En conclusión, fue una grata experiencia cultural y gastronómica que pudimos vivir gracias a esta iniciativa del Instituto Juan Gil-Albert.
Próximo Tastarte
Durante el mes de noviembre se ha organizado el próximo Tastarte en Calp que recogerá la historia de los Riu-rau junto a una degustación de vinos de una pequeña bodega local. La entrada es gratuita, limitada al aforo, previa inscripción, cuando se abra la convocatoria, al correo ifernand@diputacionalicante.es
Comentarios