Elda contará con un monumento destinado a recordar y homenajear a la memoria de las víctimas eldenses en los campos de concentración de la Alemania nazi. La obra, realizada por el artista local Carlos Martínez García, se inaugurará el viernes (12.30 horas) frente a la rotonda de las Fallas de Elda y el Mercado Central, entre las calles Santa Bárbara, Amadeo Vives y 2 de Mayo.

La escultura consta de un bloque de piedra natural de Bateig de unas cuatro o cinco toneladas, a las que se añaden dos miembros del cuerpo humano, una pierna y un pie, en situación de aplastamiento: “La obra representa los trabajos en la cantera de Mauthausen, donde los presos  trabajaban en unas condiciones infrahumanas portando continuamente piedras de granito de 20 kilos”, ha destacado el autor, Carlos Martínez, mostrándose “muy agradecido por poder contribuir a la cultura a través de este espacio urbano en mi ciudad”.

Por su parte, el concejal de Patrimonio Histórico, Amado Navalón, ha indicado que “el homenaje a las víctimas eldenses en los campos de concentración nazis sirve para cumplir un mandato del pleno del Ayuntamiento de Elda, pero además también mandamos un mensaje a través del monumento para no dejar indiferente a nadie”.

 En ese sentido, el arqueólogo municipal de la ciudad, Juan Carlos Marquéz, ha señalado que en la obra se incluirán los nombres de los diez ciudadanos locales de los que hay constancia en diferentes campos de trabajo nazis: “Se ha realizado una investigación muy rigurosa para concretar los nombres de estos eldenses, aunque quizá esta lista se vea ampliada en el futuro, porque pueden aparecer todavía más”, destacando que,  “dos familias de las víctimas todavía viven en Elda y acudirán el viernes a la inauguración”.

Márquez ha detallado la llegada de los eldenses a los campos de concentración: “Son personas que después de la Guerra Civil tuvieron que exiliarse a Francia, donde pasan muchas calamidades y algunos de ellos se alistan en el ejército francés”. Sin embargo, tras el armisticio con los alemanes “son trasladados a los campos de trabajo, ya que el Gobierno español no les reconoció su ciudadanía, pasando a ser prisioneros de guerra apátridas”, ha señalado el arqueólogo municipal.

Al margen del carácter simbólico de homenaje a la memoria de las víctimas, Márquez también ha resaltado la importancia de este monumento “como símbolo de la lucha contra la intolerancia y la violencia, ya que debe ser un espacio que no deje indiferente.