“Hay que cambiar el mundo con pequeños gestos como caricias”.

Cuando una tiene la oportunidad de acercarse a la fuerza y la inquietud creadora de artistas multidisciplinares como Goya Riera, hay algo inexplicable que se mueve por dentro. Se abre un espacio de intercambio en el que el arte es motor, luz y fuente de felicidad compartida. Así, con un ideario propio y una visión muy particular, el mundo parece estar a sus pies, a nuestros pies, frente a un caleidoscopio que juega desde multitud de ángulos y perfila un concepto de la vida sin límites.

Goya Riera (Alicante) estudió en la escuela de Arte y es titulada en Cerámica como maestra alfarera-ceramista. Además, es cantante de blues y jazz, fotógrafa, escritora y actriz. Estrenó en 2019, como protagonista femenina, Amar en Saturno. En la actualidad imparte cursos de cerámica, desarrolla experiencias artesanas y da forma a su arte en su taller de San Vicente del Raspeig. Esta actividad la compagina con la música a través de diversas formaciones, tales como Los Caprichos de Goya, Goya-The Band y Ma’Goya & Los Blues Notas.

Pronto podremos verla en el Espacio Hernandiano de Elx.

¿Quién es, en este momento, Goya Riera? ¿Cuál es tu filosofía?

Yo estoy en mi casa, mi huerto, disfruto de la luz…  Unas de las cosas que quiero hacer allí son conciertos, clases… quiero convertirlo en un lugar para compartir y ofrecer un espacio. La sinergia que se crea entre personas creativas son increíbles y, además, el arte es terapéutico.

Tenemos que aprender a compartir la ternura. Estamos en un momento en el que está peor vista que el sexo, crea vergüenza. Me preocupa mucho esta desafección a la hora de tocarnos, de mirarnos, de sonreírnos, y que el miedo dificulte el camino hacia esa ternura que es tan necesaria. Desde esta perspectiva, yo me he propuesto convertirme en la mejor persona: humilde, generosa. Tengo que leer mucho, aprender para poder devolver todo lo que la vida me ha dado.  Tengo la oportunidad de ser generadora de muchas cosas. Para mí es un regalo dar.

Una de mis frases favoritas es que hay que cambiar el mundo con pequeños gestos como caricias; que una caricia es más impactante en un momento de necesidad que un cheque o cualquier otra cosa material. Yo no voy de “flower power” y me duele la vida muchas veces, pero ¿qué aporto con el sufrimiento? Yo siempre sonrío, creo mucho en la neurociencia y me cuido por dentro y por fuera, para que mis emociones sean sanas.

Me causa mucho respeto el miedo. Soy feliz porque la improbabilidad de que venga alguien a hacerme daño es tan grande que no quiero vivir con miedo. El miedo te hace no estar atento a lo mejor, te redirecciona hacia esa precaución que no te permite que te pasen cosas buenas. El miedo nos separa.

No me gusta ver que las personas se esconden detrás de máscaras, que están llenas de juicios y prejuicios. Al cubrirse se lo pierden todo.

¿Qué te ha llevado a ser multidisciplinar?

A mí no me importa que una pieza mía se venda o se deje de vender, que me den un premio o me lo dejen de dar. A mí lo que me importa es generar olas, generar bienestar, profundidad, paz, resolver emociones, explicar que la tristeza que me ha llevado a escribir una canción puede transformarse con la creación. Por eso hago muchas cosas y me he propuesto ser multidisciplinar. Sé que no ofrezco la perfección, pero ofrezco lo que tengo. No soy la que mejor canta, pero esta soy yo. Aunque ahora estoy aprendiendo mucha técnica para crecer es importante que veas que esta soy yo. Sin trampa ni cartón.

Háblanos de “Goya & los Blues Notas”

Hace unos meses, a raíz de la pandemia, y después de haber compartido varios años de música junto al guitarrista Miguel Mejuto, apareció Mastur Man, un bluesman del Missippi nacido por azar en Alicante e impulsor de la armónica de blues en España, que ha colaborado y jameado con muchos de los grandes del blues patrio y militado regularmente en diversas formaciones. Ahora formamos un trío inseparable con un repertorio variado de versiones de blues, jazz primitivo y country-folk, así como algunos temas en castellano, propios y ajenos. Además de como trío, continuamos colaborando con otros músicos amigos que nos permiten presentarnos en formato de banda completa.

¿Cómo has afrontado la difícil situación de los artistas en la pandemia?

El confinamiento ha supuesto que las dinámicas fueran diferentes y se fraguaran de una manera concreta. Hay que ver siempre en las dificultades las oportunidades. Este tiempo tan reposado nos ha permitido aprender. Por ejemplo, he aprendido a montar en bici, a tocar la guitarra… También he meditado mucho sobre el arte. ¿Por qué es importante el arte? Durante este periodo he pensado en cómo el dinero ha desvirtuado el arte hasta convertirlo en un mercado. No se puede hacer mercancía de las emociones. El arte es emoción. Cuando el éxito se quiere comparar con el dinero, con el poder económico, estamos ante una falacia. Vincent van Gogh murió sin vender un solo cuadro.

¿Cómo te enfrentas a la producción artística?,¿al hecho de crear?

Existe una conflictividad entre la productividad y la creatividad. Indudablemente todos tenemos que vivir de algo y, cuando eres artista, tienes una responsabilidad. Los artistas somos como crisoles, filtros del mundo. ¿Por qué? Porque tenemos la oportunidad de trascender en cosas que, en principio, pueden parecer superficiales, o de poner el punto de atención en cosas que nos parecen esenciales. Los artistas tocamos los sentimientos, tenemos esa empatía, esa facilidad para conectar con el otro. Y eso, es una responsabilidad. En una sociedad como esta, que pide resultados, te hace entrar en conflicto. Yo no puedo mesurar en dinero ni mi creatividad ni mi arte. No tiene sentido.

¿Consideras que el acto creador es recíproco entre artista y público?

Una de las misiones más trascendentales del artista es ser un generador de olas. La obra es tuya hasta que la presentas. Cuando realmente nace el arte es cuando genera una ola, una curiosidad, una profundidad, una emoción. Somos un hilo conductor, y ese hilo no nos pertenece. Creo absolutamente en la inspiración. El receptor se conecta a lo que el artista recoge.

Una obra de arte es tan trascendente por toda la emoción que le rodea. El proceso creativo es vital y el público es soberano. Aunque el artista no lo sepa, hay ideas en su obra que se descubren al contacto con el público. A veces, ni siquiera los creadores somos conscientes de todo el universo que hay alrededor de nuestra creación; se nos pierden piezas.

¿La creatividad es un proceso que evoluciona con la vida?

La creatividad se aprende cuando uno confía en sí mismo. No es una ciencia exacta, no se puede mesurar, y eso es lo que hace que parezca desdibujada. No tiene nada de esotérica, es absolutamente real. Yo incentivo a mis alumnos. Siempre les hago mucho hincapié en esto cuando empiezan: primero copian, luego se sueltan. Se ponen a dibujar y a moldear y se va revelando su personalidad en la creación; saben cómo no quieren que sea o qué cosas no caben en su escultura, en su escritura, en su pintura… Ese es el principio que te lleva a indagar, a jugar.

¿El elemento creativo te elige a ti?

Yo encontré el barro de muy jovencita. Ahora escribo, canto… El barro fue el primero. Yo entré en la cerámica de una manera muy curiosa. Mis padres eran muy dados a incentivar lo que nosotros llevábamos dentro, querían crearnos una pasión y nos llevaban a hacer actividades extraescolares. A mí me llevaron a ballet, judo, … no le veía sentido a nada. Entonces surgió el ir a pintar a casa de una señora y coincidió que, a la vez que yo iba a pintar, iba un alfarero de Agost a darle clases de alfarería. Era el señor Pepe. Ella me dijo si no me importaba pintar a la vez que moldeaba. Yo aprendí en un torno de madera grande, que casi no llegaba a la rueda con el pie. Cuando toqué el barro y empecé a modelar, a ver las cocciones, me apasioné.

Eres muy activa en redes sociales. Destacaría, por ejemplo, la serie de fotografías “Te doy mis ojos” o tu frase “Hagámoslo bonito”, … ¿Qué sentimientos hay detrás de esas interacciones?

Mi vida ha sido muy compleja y difícil. Siempre repito que las dificultades generan oportunidades. En un momento tengo que comenzar de cero por muchas razones, la vida se me rompe y es ahí donde me doy la oportunidad de empezar. Me apoyo mucho en las redes sociales y, tras romper casi todos los vínculos, intento aportar las cosas que a mí me parecen importantes. Empiezo a escribir mis pequeñas reflexiones, a “dar mis ojos”. Reconocer que soy débil y frágil me hace enormemente fuerte. Aprendo a compartir desde esa honestidad. Estoy aquí y tiendo la mano a cualquiera que me necesite. Y empiezan a surgir manos. Es maravilloso.

Yo he sentido, desde la humildad total, que mi vida ya ha tenido sentido porque he tocado la fibra de alguien. Transmitir inspiración y profundidad en las cosas de la vida da sentido a las cosas. Esa es la finalidad última del arte.

¿En qué consiste enseñar a otros?

Me parece que hay que trascender, que al arte hay que darle la importancia que tiene. Tenemos que ser muy conscientes de que lo que estamos haciendo es muy importante, ser muy responsables y crear sinergias y hacer cosas nuevas, buscar. Tiraremos de veinte hilos y habrá dos que crearán olas maravillosas. Compartir implementa la creatividad. Colaboro con mis alumnos en horizontal, nunca desde arriba; aportando mis conocimientos, pero respetándolos como creadores. Me implico en su proyecto, los reafirmo en su creatividad. Lo que me hace sentir tan bien es ver como ellos crecen. Cada clase de cerámica es más que una clase de cerámica. Es una terapia de vida. Nuestra misión es hacer permeable algo de lo que estamos mostrando.

¿Qué buscas en la creación? ¿Cuáles son tus pilares?

Me preocupa mucho que la gente sea capaz de mirar, de admirar, pero no de conectar. Para mí es muy importante entender que el mundo somos todos. Los espacios, las cosas no se pueden separar y los seres humanos nos tenemos que coger de la mano para salir adelante, aportando cada uno lo que tiene, olvidándonos de los egos… Hay que compartir, que abrazar, que mirar, que tocar; hay que arriesgarse y confundirse, pedir perdón… Al final, todo es búsqueda, crecimiento. Quiero que mi mensaje llegue mejor al público, que se emocione.

Podremos verte en directo el próximo 4 de junio, a las 20h., dentro del ciclo “Creadoras. Mujeres a cielo descubierto”, en el Espacio Hernandiano de Elx. ¿Qué nos vas a ofrecer?

Además de contaros muchas cosas sobre mí, para esta ocasión hemos preparado un pequeño concierto acústico en el que tocaremos blues del Delta y, como primicia, estrenaremos una versión del poema “Menos tu vientre” de Miguel Hernández.