Alrededor de 400 hombres y mujeres, guardas forestales y el ingeniero de Montes Francisco Mira i Botella (1862-1944) serán homenajeados y recordados de forma permanente desde el pasado sábado cuando sea inaugurada  la Casa-Museo  que acoge una muestra dedicada a los protagonistas del proceso de  fijación  del sistema dunar de Guardamar que comenzó a finales del siglo XIX, y que salvó al municipio de quedar sepultado  bajo las arenas. Y ello  tras finalizar el proyecto de rehabilitación y musealización de la antigua casa-forestal construida  en 1906 situada en pleno centro urbano.

El homenaje tendrá una especial significación ya que los nombres y apellidos de todos los vecinos de la localidad que participaron en las tareas forestales bajo la dirección de Mira I Botella han sido recogidos en un amplio panel que forma parte de la muestra expositiva. “Todo el pueblo se volcó en contener el avance de las dunas cuyas arenas ya comenzaban a invadir las calles del nuevo casco urbano, tras su nueva ubicación y tras abandonar la antigua ciudadela-castillo destruido por los terremotos de 1829”. indica la concejala de Patrimonio Histórico, Pilar Gay. “La lucha fue titánica, el esfuerzo importante, más aún si tenemos en cuenta  los medios que se contaban entonces para realizar tal actuación. De ahí este homenaje que vamos a realizar para que quede para siempre en la memoria de todos” apunta Pilar Gay.

Reseñar que la actuación en la casa-museo fue adjudicada por el Ayuntamiento de Guardamar a la empresa Patrimonio Inteligente por un importe de 291.169 euros el pasado año gracias a una inversión del propio ayuntamiento y de la Generalitat Valenciana a través de los fondos Feder.

De forma muy didáctica a lo largo de las distintas salas interiores y de los dos patios del inmueble se muestra todo el proceso medioambiental de corrección hídrico-forestal. Para ello se utilizan fotografías de gran valor documental, muchas de ellas realizadas por el propio Mira i Botella, dibujos, paneles explicativos, y proyecciones audiovisuales. También se exponen uniformes, vehículos y otros objetos  relacionados con las funciones de la guardería forestal así como objetos  personales  del ingeniero como la linterna mágica marca Krupp-Ememan para la proyección de diapositivas, su cámara fotográfica Thorton-Pickard, bolsa de viajes, gafas de sol, tintero y secante, plano o libros entre otros muchos. Y ello sin olvidar  las estancias que acogen su dormitorio y escritorio.

Destacar por otro lado que en la remodelación de los patios interiores y resto de dependencias han sido eliminados la mayor parte de los elementos constructivos modernos para realzar la originalidad y valor  histórico del inmueble.

Por medio de uno de estos patios se accederá desde ahora al museo. En su interior ha sido recreada una duna que  muestra como fueron repobladas las dunas utilizando cañas y tablestacas clavadas en las arenas para detener su avance. A su lado macetas  con los  distintos tipos de plantas empleados. Todo ello está minuciosamente explicado por una serie de paneles alusivos a las diferentes fases de los trabajos que consiguieron paralizar la movilidad de las dunas.

La labor desarrollada bajo la dirección del  Ingeniero de Montes de prolongó durante décadas. En total fueron plantados 600.000 árboles, fueron abiertos ocho kilómetros de caminos entre las dunas, se construyeron pozos para el riego de las distintas especies, y su mantenimiento fue continuó para garantizar los objetivos.