“Sí, evidentemente, la luz del Mediterráneo nos llena y nos inspira, como a Sorolla”. Ricardo García Terol, artista alicantino que expone hasta el 12 de mayo en la Sala de Exposiciones de los bajos del Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig,   contesta así a nuestra pregunta sobre la luminosidad de sus cuadros, que recuerda en algún sentido a los del maestro valenciano, al que declara admirar.  En su ya larga trayectoria artística contempla numerosas exposiciones personales y colectivas en Alicante y algunos premios. Pero lo importante, recalca, no es ese currículo sino la obra. Que , sin duda, sorprende por su visión del paisaje al que aplica diversas técnicas y estilo impresionista. Se diría que contempla las colinas, la orografía y la deslumbrante entorno campestre que rodea su San Vicente y los alrededores, con especial mención a la costa alicantina, con una mirada melancólica, lírica, que no desdeña el dibujo-para el cual también está dotado -pero para fijarse en los contornos, las formas que estructuran un paisaje que parece más mental que realista y que Ricardo va configurando a punta de pincel.   El artista confiesa que apenas gasta estos utensilios, debido a la delicadeza con que acaricia con ellos las telas.
Otro cantar son sus acuarelas, en las que la sutileza de los trazos da ligereza y  vuelo a esos paisajes que previamente ha anotado en su inseparable libreta de esbozos Moleskine. Entre esas acuarelas, hay una que destaca por el sujeto retratado: un can maltratado, que García Terol  vio en una foto de periódico, y que le impresionó tanto que no se resistió a plasmar su mirada. El espectador también se sentirá sobrecogido por ella, porque el pincel del artista tiene esa particularidad: expresa emociones que van desde el interior hacia fuera, desde el corazón al ojo y de allí al pincel. El resto es luz, magia, sencilla y compleja a la vez. Pasen y vean.