Esta semana descubrimos a una poeta alicantina de adopción, Estefanía Toro, que es redactora y comunicadora social y madre de dos niñas. Ha publicado los poemarios Indelebles en el tiempo (2017), Me regalo puntos suspensivos (2018), Presentes de un porvenir (2022) y trabaja en la que será su primera novela. Nació también una noche mágica, la de Reyes y en Madrid.
Este mes de febrero ha salido a la venta su tercer libro publicado de mano de Hilatura Editorial. Presentes de un porvenir es el diario de una historia atemporal vivida a destiempo. De un presente con miedo al pasado y el ansia enferma de un futuro que no se alcanza con las manos. De esa distancia que duele, de la responsabilidad que acecha constante. De un minutero que avanza inexorable.
¿Qué es el presente sino un compendio de instantes?
¿Cuántos minutos caben en un abrazo que no queremos que acabe? ¿Cómo se mide el tiempo, por todo lo que ya no vuelve o por aquello que está por llegar? La incertidumbre del futuro es lo que produce la nostalgia del pasado.
Davile Matellán en el prólogo cuenta muchas cosas de Estefanía Toro: “Esto que ahora tienes entre tus manos no es solo un libro, es una cápsula del tiempo, una botella de cristal con un gran mensaje dentro, un botón de rewind dorado que manejar a tu antojo, una bella nave espacial que implosiona en mil pedazos justo antes de alunizar”. Y además. Davile, nos recrea en una incertidumbe previa a la lectura y nos pone en aviso: “Nadie tiene la respuesta a las preguntas importantes, pero aquí hay respuestas a preguntas, una caricia en la mejilla y un destello auténtico. Pasen y lean. Y afilen las ganas. Nadie va a salir de aquí igual que entró”.
Es un libro con advertencias y la autora nos hace otra: “Presentes de un porvenir, dice, es la historia del año en el que aprendí a jugar con las horas… hasta parar el reloj” y que “El amor llega a nuestra vida y se convierten en un mágico momento dentro de otro momento que, quizá, no sea el más oportuno”.
Decía David Foster Wallace que “todas las historias de amor son historias de fantasmas. Hay que tener cuidado con las historias, porque hay que vivirlas en el momento adecuado. De lo contrario, se pudren en el cajón o, peor aún, en nuestras cabezas”.
Si quieres conocer a Estefanía Toro y sobre todo a su poesía que viene con ella, te invitamos a que asistas al evento poético Emotional Art II del próximo 26 de febrero que se realizará en el Centro Cultural Las Cigarreras. Ella recitará a partir de las 20 horas.
Leer un primer poema: 08:30
Aquella mañana encontré las botas atadas. Te recordaba difuso,
quitándomelas con torpeza mientras improvisabas un pijama, poco después de sujetarme el pelo mientras vomitaba.
Un Jack Daniel’s con dos hielos, mezclas diversas con sabor a canela, y al mismo garito
donde a la chica de ayer le cantó Antonio Vega… fueron a morir mis penas.
Éramos almas libres, liberadas, como los gatos.
La gente nos miraba desde fuera, como los gatos.
Nosotros, más profundo, como los gatos.
Sabedores de algo desconocido para los demás, como los gatos.
Fue la luz,
los fotogramas, tu olor,
mi ronroneo,
como dos gatos callejeros.
Podría hablar del mareo, del frenesí,
del desconcierto. Reducirlo todo a palabras, a mirarme dormida,
a tus caricias en mi pelo.
Podría reducirlo todo a la piel, pero no puedo…
Esta mañana he atado sola mis botas. Necesito otro Espidifen
Te echo —terriblemente— de menos
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