Nuestra sección «Mujeres que nos escriben», que nació en LoBlanc sin saber qué recorrido tendría, ha cumplido ya un año y tres meses, y lo celebramos en este mes de marzo especialmente dedicado a la mujer. A lo largo de este recorrido hemos tomado contacto con mujeres muy diversas, de diferentes edades, estilos y trayectorias, unidas todas ellas por el gusto y la práctica de la escritura literaria. Agradecemos a todas su colaboración y esperamos seguir descubriendo a nuestros lectores autoras tan originales y exitosas como la que este mes presentamos.
Milagros López-Salvador Díaz o Milagros Salvador, que es como firma sus libros, nació en Madrid en tiempos de posguerra, según ella misma nos cuenta en su presentación. Funcionaria del Cuerpo de Administración del Estado (Nivel A), ha tenido puestos de responsabilidad en Educación y en Relaciones Internacionales.
Ha escrito más de una veintena de libros y parte de su obra se ha traducido al chino, al ruso y al georgiano.
Muy ligada a Hispanoamérica por razones personales y culturales, tiene un Reconocimiento de la Benemérita Escuela Nacional del Cuerpo de Maestros de México, una Distinción de la Sociedad Argentina de Escritores y es Socia de Honor de los Festivales de Teatro Grecolatino, entre otras muchas distinciones. En 2021 se le concedió el Premio Internacional Hipatia de Alejandría.
Actualmente es socia del Ateneo de Madrid, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles y pertenece a Escritores en RED, además de colaborar con otras varias instituciones (Círculo de Bellas Artes, Casino de Madrid, tertulia «La Trastienda»…).
Pero más importante que todo esto, siéndolo mucho, es su condición moral: su sencillez, su generosidad, su alegría, que la convierten en una persona admirada y querida por cuantos la conocen.

Querida Consuelo: te escribo respondiendo a tu solicitud de presentar mi obra literaria y mis últimas publicaciones para tu sección de la revista LoBlanc.
 Antes de nada, me presento. Nací en Madrid,  “tiempo de Acuario, /     febrero silencioso, /  un año de la era de Caín…” como digo en uno de mis poemas, años de la dolorosa posguerra.
Aprendí las primeras letras de la mano de mi padre e hice la enseñanza primaria y bachillerato en el colegio más cercano de mi casa y la licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, lo mismo que más tarde Psicología.
Mis primeros recuerdos con la poesía fueron los de los poemas cortos que acompañaban a los textos de cuentos y los que leíamos en el colegio a la Virgen, y poco más tarde las fábulas y los bellos romances, como el libro Flor nueva de romances viejos que reunió Menéndez Pidal y más tarde las Leyendas de Zorrilla, de los que aún me quedan resonancias en la memoria.
Tengo algún poemilla que escribí en edad muy temprana y que encontré a la muerte de mi madre entre sus papeles y que yo no recordaba.
Durante los años de la universidad me interesó mucho la teoría de la poesía y asistí a algunas clases del poeta y profesor de literatura Carlos Bousoño.
Para mí el hecho de publicar me parecía un atrevimiento, ya que yo unía a los libros nombres como Juan Ramón, Machado o Unamuno… Era demasiado 
Saltando los años, cuando empecé a publicar quise organizar mi futura estructura y me gustó la idea de que mis poemarios siguieran en su título el orden alfabético.
El primero se titula Acrostolio, que lo define el diccionario como “parte saliente de la proa de un barco”, una bella metáfora para adentrarme en el mar de la poesía. El segundo es un poemario de amor titulado Balaje, el rubí morado que tiene muchas connotaciones que me parecieron muy expresivas.
Recientemente, siguiendo el orden, he editado en Argentina el correspondiente a la W. titulado Whatsapps para todos los días del año.
Los temas que abordo en mis poemarios son los clásicos: el amor, la vida y la muerte, además de los relacionados con el mundo grecolatino, al que doy mucha importancia, a nuestro idioma, que es parte de nosotros, el mundo hispano de la otra orilla, del que soy amante ferviente porque también lo siento mío, el tema de la mujer y Madrid… entre otros.
También escribo cuentos y relatos y greguerías, epigramas o sentencias que yo bautizo como parnocikles. Y añado la publicación de estudios sobre diferentes aspectos de la literatura.
Muchas gracias por esta oportunidad de difundir mi obra.
Un abrazo,

Milagros.