Plisssss….. Plasssss….. Plisssss….. Plasssss…..
El péndulo oscilaba lentamente sobre el círculo de mampostería en cuyo borde alguien había colocado un pequeño taco de madera. La varilla que salía por debajo de la pesada esfera metálica pasaba cada vez más cerca del frágil obstáculo.
-Fijaos bien, que ahora viene lo bueno – advirtió el profesor Szilowski a sus alumnos, que fijaban su mirada en el peso oscilante que colgaba de un larguísimo cable por el interior de la torre de Frombork, la ciudad donde vivió y murió Copérnico.
Plisssss….. Plasssss…..
-León Foucault, un físico francés del siglo XIX, demostró mediante este experimento con un péndulo…
Plisssss….. Plasssss…. Plissss ¡TOC! – La varilla del péndulo tropezó al fin con el taco de madera y lo lanzó a los pies de los sorprendidos estudiantes.
– … que la Tierra gira sobre su eje. Porque el sentido del movimiento de un péndulo no cambia de dirección, debido a su propia inercia, así que quien gira es el planeta donde el péndulo está instalado.
Los muchachos y muchachas dejaron escapar una apagada exclamación.
-Pero este péndulo nos puede desvelar otras cosas del Universo, todavía más maravillosas… Fijaos, permaneced en absoluto silencio y tratad de oír el suavísimo murmullo del aire que roza con el péndulo en sus oscilaciones.
Se hizo uno de esos silencios de los que se dice que se podría cortar con un cuchillo.
Plisssss….. Plasssss….. Plisssss…. Plasssss…..
-¿No apreciáis nada de particular en ese sonido casi imperceptible? ¿Diríais que suena igual cuando el péndulo viene hacia nosotros que cuando se aleja?
-El… el sonido parece más agudo cuando se nos acerca y más grave cuando se va… – se atrevió a decir Pawel, que para eso era el empollón de la clase.
-¡Exacto, muy bien! Ese es el Efecto Doppler. Cuando el péndulo se nos acerca, ambos, el sonido y su fuente, van en la misma dirección, mientras que cuando se nos aleja llevan direcciones opuestas, y esto afecta a la longitud y frecuencia de las ondas. De ahí que el sonido resulte más agudo o más grave.
-¿Y eso qué tiene que ver con el Universo? – preguntó con desparpajo la pecosa Natacha.
-Pues verás – le contestó el viejo profesor – Doppler descubrió el efecto que lleva su nombre en el sonido. Pero el físico Fizeau buscó ese mismo principio en la luz y observó que esta también presenta un corrimiento hacia el extremo rojo o azul del espectro según el cuerpo emisor se aleje o se acerque a nosotros…
-¿Y qué…? – persistió la insolente Natacha.
-Pues que este fenómeno, aplicado a la luz de las galaxias, permitió al astrónomo Hubble descubrir que todas se alejan de nosotros en un Universo en expansión y que, vista la velocidad de esta expansión y la distancia actual a las galaxias, nuestro Universo tiene una edad de unos 14.000 millones de años. Y que debió surgir de una enorme explosión inicial: lo que llamamos el Big Bang…
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–¡Qué juego tan estupendo has inventado, hija! – dijo admirado Zeus a Juno, que parecía absorta ante su ordenador – O sea que has hecho creer a estos seres virtuales, que viven en un Universo en expansión… ¿Y se lo creen? ¿No saben que la Tierra es plana y está inmóvil en el centro del Mundo? Eres tremenda, chiquilla. Aunque me dan mucha pena esas pobres personitas imaginarias, que no saben que no existen y que son solo piezas de un juego de los dioses…
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