Francisco Mas-Magro es un médico que escribe quien atribuye su afición por la literatura a su madre y a su padre, incluso a su abuelo -médico relevante de Alicante- es a quienes responsabiliza  de su profesión de médico gerontólogo a la que le ha dedicado su tiempo y su vida intensamente.

El primer libro que escribió fue una petición del párroco de Nuestra señora de Gracia, con motivo del aniversario de la restauración de la iglesia: “Historia y presencia de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Gracia” (2001). Años después, en 2016, siguió profundizando en su trabajo de investigación publicando “Notas para una historia del Real Convento e Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de la orden del seráfico padre San Francisco de regular observancia de Alicante.

Por encargo del Ayuntamiento de Crevillent fue en 2018 cuando publico la biografía de su abuelo: “Francisco Mas y Magro (1879-1958). Padre de la mastología española”. Recientemente elaboró una nueva biografía de un pintor alicantino como fue “Luis Casteig Torregrosa. Memoria de un pintor olvidado” (2017).

Creador del grupo cultural alicantino LASSER en la época de finales de los años 60 que llevó a cabo un programa monográfico de literatura en Radio Popular y una revista oral de la poesía. Una época en el que en Alicante culturalmente existían dos grupos culturales enfrentados como fue el de los hernandianos y el grupo Forn de Vidre. La actividad de este grupo permaneció viva hasta 1973.

Pregunta: Ahora una antología poética “Glosa de lo cotidiano” Una obra después de 50 años.

Respuesta: “Glosa de lo cotidiano” es una antología de mi vida. De cuando inicié en 1969 mi trabajo poético en Granada, cuando estudiaba en esta ciudad, hasta los últimos poemas de 2018. Cincuenta años que recojo en un maletín la vida vivida y sentida para ahora abrir una nueva etapa creativa donde tengo las cosas más claras.

P: Glosa por aclaración o por composición poética

R: Ciertamente quería aclararme, Glosa a mí, sobre mi vida. Una obra también de colores como el grupo de poemas que llamo Amariillo y que recoge mi estancia en el Sahara. Es mi sentimiento y experiencia en aquel momento que hice el servicio militar donde tuve que estar porque la policía de la época me hizo la Ficha Roja informe que cuando me enteré de lo que alegaba sobre mí solo decía correctamente que era poeta y lo demás estuvo inventado. Otro grupo de poemas lo he llamado Azul y se lo dedico a mi mujer que tiene los ojos de este color.

P: Entonces en ¿qué tipo de poesía te sitúas?

R: Es una poesía muy cercana a la de la generación de los 50, de la posmodernidad. Una poesía libre cuyos cánones son el ritmo, la imagen gráfica y simbólica. Escribir poesía es como pintar.  Primero haces un borrador, lo guardas y luego, pincelada a pincelada, cierras la obra para que luego penetre. Tienes que estar continuamente revisando tu creación dándole el espacio-tiempo suficiente para darla por definitiva.

P: ¿Cuáles son los temas, las preocupaciones en tu poesía?

R: En esta antología son todo inquietudes personales, dudas y reflexiones. A veces es más evidente el amor, el abandono, la soledad o el dedicado a mi padre. Son cosas que no se pueden contar pero si lo puede escribir mediante la poesía. El poemario no tiene un orden cronológico dado que empieza con el poema Canto Rosa a Sophie MIlman que se hizo en 2018 y después el orden es a gusto. La Elegía, que es el último poema, también es de los recientes.

P: El poeta que presentó tu antología, Antonio Gracia, hizo prácticamente una tesis de tu poesía. ¿Te relaciones literariamente con otros-otras poetas?

R: Antonio Gracia es un poeta muy exigente y fui afortunado dado que aceptó ser él quien presentará mi obra y eso no es fácil. Por otro lado, Consuelo Jiménez Cisneros, quien realizó el prólogo es una mujer que conocí cuando era una niña que de hecho recibió  un premio literario del del grupo Lasser que yo coordinaba. .

Mantengo una relación con poetas actuales de esta última etapa, aunque no es mi obsesión. ´

Felix Pillet Capdepón, catedratico de Geografia Humana en la Universidad de Castilla La Mancha tras la lectura de su antología señaló que su poesía se encuentra dentro de la estética culturalista que caracterizó a la generación del 27 y a sus herederos los novísimos. En la primera parte, tras unos poemas que se encuentran dentro de lo mencionado, aparecen poemas que alegran la lectura como Elegía a Antoñita y La cuarta soledad, pues al intimismo, a las revelaciones de lo vivido y el amor, se une la pasión, la cercanía». Le recuerda a los poetas Walt Whitman y León Felipe por su poesía río o de acumulación, que demuestra que sabe mantener el hilo poético, a lo largo de distintas páginas.